viernes, 13 de febrero de 2015

De copas con Higea: El Génesis del Caos

Queridos mortales:

Las Urgencias están colapsadas, llevamos toda la semana leyendo sobre ello. Yo quiero ir más allá (no al Mas Allá, ese ya lo conozco), quiero ir al origen, al génesis, al nacimiento del colapso.
¿Por qué están las salas de urgencias como el Camarote de los Hermanos Marx, pero con miasmas flotando por doquier? (Perdón por lo de Marx, sé que están los ánimos soliviantados con los We Can-tamañanas)
Y el origen está en los médicos de cabecera , o mejor llamados, médicos-tras-la-mesa ( Doctor-upon-table). Y no porque los pobres causen este desaguisado, sino porque trabajan bajo unas circunstancias, propiciadas por la querida Junta y Revuelta, que nos llevan al caos. (SASSSSS, en tó la boca)
Voy a desarrollar una serie de puntos que son los que los pobres médicos sufren en su día a día:
  1. El galeno de turno tiene un horario de 8 a 3 en su consulta. Esto son 7 horas, 480 minutos. Vamos a quitar 30 para un café con mollete de jamón (donde se ponga este desayuno que se quite el pestiño de Ambrosía que llevo comiendo toda mi existencia). Así nos quedan 450 minutos de consulta. En días tranquilos un médico tiene una media de 50 pacientes en su lista, sin contar con que aparezca alguna urgencia, que también tiene que atender. Así que tenemos  9 minutos por paciente, con mucha suerte.
De este modo cuando el paciente entra en la consulta lo primero que hace el médico es preguntar “¿Qué le ocurre?”, aquí todos les contamos nuestros síntomas, pero yo imagino que el pobre quiere saberlo de verdad. “¡¡Señor paciente, deme por todos los dioses su diagnóstico y así ahorramos tiempo!!”. Aquí yo, como buena fan de House me tengo que contener, porque lo que me apetece es responderle “¿¿Lupus, neurosarcoma, Guillem Barret, Epstein Barrrrrrrrr??”, así como en una de las sesiones del malhumorado House con sus esbirros.


  1. Ahora llega lo bueno, hay que diagnosticar a toda prisa….Y GASTANDO POQUITO. Porque ¡¡OJO!!, el médico del SASSSS tiene restringido su presupuesto mensual en analíticas, radiografías, etc. Que de aquí a nada unas placas van a ser de esas enmarcadas con la leyenda “AL PACIENTE POR SU PACIENCIA DE PARTE DE SU MÉDICO SUFRIENTE”.
Susánida debería pensarse el proponer a las facultades de medicina la asignatura “Imposición de manos y oráculo como método de diagnóstico”, Con Rappel de profesor de prácticas.
Bien, el buen doctor emite su diagnóstico lo mejor que puede, porque, a pesar de sus pésimas condiciones de trabajo son profesionales preparados. Ahora tiene que meter todos esos datos en el programa Diraya, si funciona esa mañana. El Diraya es un auténtico forúnculo en el trasero de la clase médica, farragoso, farragoso, farragoso .
Recuerdo que todo esto dentro de los 9 minutejos.

  1. Nuestro querido doctor emite una receta. Receta un fármaco. Peeeeeeero, no el que él, como profesional de la medicina, considera mejor para su paciente, sino el que el Diraya ( Malhaya sea el Diraya) le deja. Esto es, los que la Junta y Revuelta tiene a bien financiar (Os remito, queridos mortales a mi artículo sobre Bollywood). Es más, emite una receta y una oración a las alturas rogando porque el fármaco Caca de la Vaca Sagrada del Ganges esté en falta en la farmacia, ya que, de este modo, su paciente recibirá un remedio de calidad para sus males.

  1. El paciente-paciente se va con un gran rebote (Un bote, dos botes, el que se rebote que no la vote) de la consulta.
El paciente-ya-impaciente piensa que su médico casi ni le ha mirado, que, además, no le ha mandado ninguna prueba ( aunque no la necesite, porque a su vecina, que se queja de vicio, su médico la quiere más, que le ha mandado unas placas y una medicina carisísima)
El paciente-ya-furibundo decide entonces……….TACHÁAAAAAAAAAAAAAN ¡¡¡¡IRSE A URGENCIAS!!!!. Si, señor, Urgencias es la solución, allí hacen las ansiadas placas seguro, y una analítica.

Y en urgencias el paciente-ya-pasmado se encuentra el Camarote de los Hermanos Marx (perdón de nuevo por lo de Marx, no es el Marx de los We Can-sinos).

Y esto, queridos mortales, es otra historia……………CONTINUARÁ



2 comentarios:

  1. Me encanta tu estilo. Me gustaría saber más sobre los muertos en las salas de espera de las urgencias, si algo así pasara en Madrid ya nos sabríamos de memoria los nombres y apellidos de esos mártires asesinados por la derecha.

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  2. Realmente el problema existe, es como dices y no es otro que la gestión.
    Digo eso por que cuando uno anda un poquito y además de andar observa, termina descubriendo que hay quien no solo hace un buen guiso. Encima recoge la cocina, friega los baños, hace la cama recoge la colada, pone la siguiente, saca el lavavajillas del día anterior, baja por el pan, se toma una cerveza a las doce y para más inri hasta se echa una siesta.
    Paralelamente, hay quien se pone a freír unas patatas y un par de huevos y termina mojando pan duro en una yema cuajada acompañada de palitroques de tubérculos y con la vitro puerca total. No digamos ya el resto de la casa.
    Pues bien. En el SAS, pasa lo segundo. Pasa que tienen agobiados a los profesionales que por ende dedican más interés a sus segundos trabajos en clínicas privadas. Y tan seguros están estos políticos, que si se agota el tiempo de espera para una operación, puedes pasarle la factura siempre y cuando no te opere un cirujano que trabaje para ellos. Y claro!!! No los hay, o son muy escasos.
    Pasa que en cualquier urgencias del SAS, antes de que te vea un especialista te revisan diez no se qué, contando con el guardia de seguridad. Pero he llegado a pensar que a estos de la junta lo que les conviene es que en todas sus oficinas no falte el personal. Les gusta vernos esperar que nos atiendan y haciéndonos volver una y otra vez para que parezca que se hace más de lo que se hace.
    Y pasa que cualquier clínica privada o concertada, ofrece un mejor servicio con mejor asistencia, más humanidad, mejores tiempos, menos normas, más eficiencia y sin amontonarnos. Eso sí. También con la mitad de personal y por ende menos costes.
    No me imagino yo a doña Susana pariendo en el Macarena junto a diez parturientas y compartiendo habitación con otras dos mujeres con sus bebes, sus maridos, sus suegros, sus hermanas y sus cuñados. Así con su bata del SAS, enseñando tetas sin privacidad alguna. Bueno!, Si la imagino pero seguro que no la vemos en esa tesitura.
    Jajaja! Me río porque me acuerdo de la teoría del montón de tierra. Esa que cuenta como un camión descarga su material en la puerta de una obra y que hay que meter dentro antes de terminar la jornada.
    Si ponen a cuatro peones con sus palas y sus carretillas calculan el tiempo y tardan lo mismo que si pones a dos, uno con la pala y otro con el carrillo. Eso sí, los dos trabajan a buen ritmo sin matarse y los cuatro se escaquean por turnos. 4 peones por 6 horas = 24 h. 2 peones por 6 horas 12 horas. rendimiento???? El mismo. Coste??????. El doble.
    Eso es el SAS. Una muy mala gestión y unos muy buenos médicos.

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