lunes, 19 de octubre de 2015

Sin despeinarse...


                            Raisa, La Habana (profesora). Fuente Yusnaby Pérez, Cuba @Yusnaby Twitter.com
Artículo de Carolina Rodríguez-Cariño


Lo que va ocurriendo este año en el Caribe no deja indiferente a nadie, y por supuesto menos aún a los cubanos quienes estos últimos días han visto desfilar en las calles de La Habana nada más y nada menos que a Mick Jagger. Algo que en otras épocas era impensable. Un artista fuera del contexto sociocomunista poco o nada tenía que buscar en la zona de los Castro. Previamente Rihana, como otros artistas, llegó a la capital caribeña para hacerse fotos en diversas calles, como si se tratara de un parque temático, que quizás lo es.

Por otro lado, posterior a la polémica visita Papal, no por sí misma sino por la represión ocurrida durante ésta, tuvimos la imagen del dictador Raúl Castro en la ONU, con un discurso donde reafirmaba su postura para con sus políticas llevadas a cabo durante más de cincuenta años en Cuba. Las cosas poco han cambiado, siguen los presos políticos, los desaparecidos, la gente que sale al mar, a esas 70 millas que les separan de USA. Pero justamente este verano ocurrió una acción sin precedentes, USA reabrió su embajada en La Habana. No ha habido condiciones, Raúl Castro ha repetido hasta la saciedad que su régimen es intocable, que Cuba seguirá gobernada como hasta ahora. Sin embargo, el Nobel de la Paz, Obama, busca el aplauso fácil, quedar en la historia como el presidente que reinició las relaciones con Cuba. Y me pregunto, ¿a qué precio? En agosto de este año, la bandera de 50 estrellas se izó de nuevo. Demasiados sentimientos encontrados. Demasiadas muertes. Demasiada frustración. Demasiados Orlando Zapata, Guillermo Fariñas, Las Damas de Blanco, Oswaldo Payá, Harold Cepero… Demasiadas incógnitas y continúa el atronador silencio cómplice internacional.

                         Raúl Castro con Obama

Los acontecimientos se suceden a una velocidad que poco nos permite distinguir realmente el cómo puede afectar nuestro entorno, pero todo va cambiando. Entretanto, se viene a mi memoria algo que me ocurrió el verano pasado, lo publiqué en mi Blog personal en su momento y deseo compartir con vosotros:

Esta semana, en medio del "bochorno" de este verano catalán, el correr de un tren a otro, escuché una conversación entre cuatro amigas, una contaba mientras las otras tres le miraban con el interés de la novedad e imbuidas en su completa ignorancia de este mundo en el que vivimos. La historia iba de un viaje a Cuba, pero a la Cuba actual, si, esa la de la tarjeta de racionamiento, donde un profesional o trabajador cualquiera no tiene para llegar ni a mediados de mes y tiene que "rebuscarse" la vida vendiendo cosas fuera de "su casa", esa Cuba  donde se impide a niños mayores de siete años consumir leche, el gobierno lo prohíbe. 

Escuchaba la conversación, e iba entrando en mi pasado reciente, esas ocasiones en las que ayudaba a hacer maletas, cuando buscaba en mi "closet" (armario) ropa, que aunque le estuviera usando sabía que había quienes le necesitaban más, en aquella mi otra patria adquirida.

Pero vamos a la historia, porque podría resultar fantástica si no es por esas acotaciones que la misma chica hacía a sus interlocutoras... Iba mencionando las diferentes ciudades donde estuvieron, alcancé escuchar Santa Clara, Santiago, La Habana, sin dejar la playa fetiche del turista, no del cubano claro, Varadero. Mencionaba las comidas, el arroz con frijoles, que ellas llamaban moros con cristianos, conocido como congrí en mi familia cubana.

Y cómo no, estaba el plátano, "que lo comen de todas las maneras", la carne de pescado y pollo "que era lo más común", aunque también podían comer de cerdo y de "vaca", pero acotaba, ésta solo la puede comer el turista, no el cubano. Además decía, "es que no hay para todos... y la verdad es que si no hay para todos no me suena tan mal que no la haya para nadie, creo que es lo justo", otra preguntó de inmediato, "pero, ¿los del gobierno?", y responde... "supongo que ellos sí", lo decía tranquilamente ¡sin despeinarse!!!

En ese instante, por suerte para ellas, habíamos llegado al destino final, donde todos salíamos del tren, porque mi sangre caliente, mi Caribe, mi mestizaje ardía en forma exponencial, y mucho más que el calor de las 3 de la tarde, sentía que la rabia ante semejante conversación, tan aséptica, tan insólita, tan llena de ignorancia, de esa posición fácil de quien va a disfrutar felizmente de una isla que le es "ajena" a los propios, mientras se les ofrece en bandeja de plata a los extraños.

Escribo estas líneas y no puedo dar crédito a cómo contuve mi voz y no les hice callar a esa panda de idiotas que van a "dar" dólares y euros a un régimen represor, asesino, torturador, que tiene preso en medio de las aguas del Caribe a una población que a pesar de todo, sigue alzando su voz de protesta. Donde los presos políticos ya ni se cuentan, los desaparecidos pasan a ser un verbo en pasado: existieron, y permanecen en la memoria de los suyos.

Retumba en mi mente aquello de esa justicia que si no hay para todos... pues! Pero, vamos que si tienes una enfermedad, si les corresponde una ración de carne, o leche, o huevos. ¿Seguro estuvo en Cuba? La de verdad, la del día a día... porque que recuerde te mueres de mengua, y de la enfermedad también, que carne no hay para la población, esté o no enferma. ¿Seguro fue al Caribe?

Cuando llegué a casa, me recosté junto a mi hijo quien adormitaba entre este calor mediterráneo, le abracé suavemente y pensaba en su gente, en esa familia cercana y lejana que no tiene comida, ni medicamentos, no tiene derecho a protestar ni libertades, sin respeto alguno por sus DDHH. Recordé las miles de veces que hemos dicho que hasta que no caiga ese régimen no iremos a Cuba, para no dar dinero a los Castro y su gente. Que no contribuiremos con un centavo, nada para esos asesinos... sí, somos herederos de "gusanos", y a mucha honra.

Cómo puede haber personas tan cretinas que, mientras en sus casas les espera un buen plato de comida, o pueden escoger entre qué carne llevar a la mesa, estén convencidas que está bien que otros pasen sufrimientos con una dictadura eterna, ¡De más de CINCUENTA Y CINCO AÑOS!

Viene a mi mente los 15 años de dictadura chavista en mi Venezuela natal, el pacto que hizo Hugo Chávez con Fidel Castro, regalando el petróleo de los venezolanos. El pacto comercial donde todo lo que se compra para mi tierra es "tramitado" a través de La Isla. La usurpación de los cargos públicos por cubanos en Venezuela. Y qué decir de nuestros médicos, excelentemente formados que les cuesta cumplir con el "año de rural" o la residencia, obligatorio para ejercer y proseguir con los cursos de especialidad, porque las plazas han sido ocupadas por "supuestos médicos cubanos", quienes no tienen problemas en recetar aspirinas para una gripe o un cáncer. No, la mayoría de ellos no son médicos sino activistas que deben actuar como agentes de adoctrinamiento. Y vaya si lo han hecho, llevan 15 años en ello.

Quizás muchos crean que es una leyenda urbana que las votaciones en mi Venezuela actual son manejadas por un software desde La Habana. Soy de las sabe que esto es una triste realidad y no una "simple leyenda", eternizándose en el poder.

Recuerdo la conversación y a la vez las colas por comida, medicamentos, champú, jabón, desodorante y demás insumos de primera necesidad que los venezolanos han de hacer. Y no es por culpa solo de la ineptitud del gobierno de Maduro, ésto es parte de esa terrible herencia chavista que lleno de miseria al país, y ha echado fuera de su propia tierra a muchos que nunca soñamos que algún día ocurriría. Sí, colas de horas debiendo comprar sólo uno o dos productos por persona ¿una cartilla de racionamiento? si, también la hay, ¿presos políticos? ¡Desde hace años! y un genocidio en todos los sentidos.

Creo que no podré olvidar la charla y menos aún la actitud de las cuatro ignorantes, quienes sin duda alguna, son capaces de apoyar a unos que han recibido dádivas de gobiernos dictatoriales sin despeinarse, quienes repiten las mismas palabras aquellas en 1992, y hoy en 2014, "por ahora, los objetivos no han sido cumplidos", diferentes protagonistas, distintos lugares, semejantes ideas. Vivencias terribles que resuenan en mi memoria, la de los míos, la pasada, la reciente. 

No dejo de advertir a quienes me dicen que irán a Cuba, pero vamos, que de turistas, como si nada, mi cara, mi voz, mis gestos no pueden ocultar la indignación que me producen quienes actúan "asépticamente", si... ¡sin despeinarse!


http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Carolina%20Rodr%C3%ADguez-Cari%C3%B1o

2 comentarios:

  1. Me ha emocionado tu relato, porque soy español y llevo a América en el corazón, pero Cuba me duele especialmente porque soy consciente del apoyo que siempre ha tenido el Régimen de Fidel Castro por parte de toda la izquierda española, la melancólica y la radical, sólo la derecha española hacia defendido siempre la verdad frente a la sarta de mentiras de la dictadura cubana, a pesar de ser una derecha arrasada por la propaganda de izquierdas. Me avergüenza la ignorancia del pueblo español. Y que decir de Obama, otro tonto útil.

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    1. quienes tenemos nexos directos con Cuba y también con Venezuela, como es mi caso, viviendo en España, siento un deber mostrar aunque sea con mis palabras la realidad de lo que viven los míos al otro lado del Atlántico.
      mil gracias por leerme

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