miércoles, 11 de noviembre de 2015

Una zanahoria carísima

Artículo de Eduardo Maestre

De todos es sabido que los partidos políticos españoles utilizan eslóganes y lanzan ofertas como si fueran supermercados de barrio; su objetivo –a nadie se le oculta!- es conseguir votos en las elecciones. Como sea; pero conseguir votos. Quiero decir: no es que expresen una estructura ideológica con mayor o menor profundidad (somos socialdemócratas; somos liberales; somos comunistas; somos indefinidos-centristas-liberales-guapísimos…), sino que, aprovechando la actualidad, se entretienen en disparar con escopeta de plomillos a pájaros no identificados; por el hecho de que los pobres animales acaban de salir volando de un matorral. Y lo que es peor: les disparan sin saber si están cazando un faisán, una avutarda o una paloma torcaz.


Así, encontramos oportunistas, cazadores furtivos en todos los partidos; quizás, el epítome del fenómeno  cazador-apostado-tras-una-piedra-que-dispara-contra-cualquier-pájaro-que-alce-el-vuelo es Pedro Sánchez, que igualmente vende antimilitarismo que eutanasia infantil; que es capaz de sacar en un mitin un banderón de España a sus espaldas del mismo modo que se niega a aplicar el Artículo 155 en defensa de la unidad nacional. Está, podríamos decir, a favor de estar en contra. Pedro Sánchez es un verdadero caos! Pero, y pese a decir un dislate cada vez que le ponen un micrófono ante su cara de Massimo Dutti, no dista mucho, en inconsistencia, del resto de candidatos a presidir este Gobierno sin Democracia, este Estado sin Nación que es hoy España.

Esto lo sufren los españoles aparentemente sin resentirse demasiado de ello; lo soportan; pueden encajarlo con una leve pesadumbre pasajera. Sin embargo, los ciudadanos verdaderamente sensibles al asunto lo llevamos regular; regular, tirando a mal. Especialmente, cuando es un asunto de importancia trascendental para todos; un asunto capital, como es el de la inminente secesión de Cataluña. Y yo…

Yo he tenido una visión! He visto algo con extraña lucidez! Con la claridad con la que suelen mostrarse las profecías hebreas, aunque he echado en falta que ocurriera en la falda de algún monte cercano al Israel bíblico! Pero no importa, porque lo que he visto es la jugada maestra que está preparando Mariano Rajoy junto a su equipo de estrategia electoral. He contemplado, como una zarza monclovita ardiente, a los grandes jugadores que sostienen el aparato electoral del Partido Popular; los he visto calculando con gran precisión los tiempos que hay entre las elecciones catalanas y las generales. Me ha parecido contemplarlos en sus despachos, pese a la distorsión que supone ver entre la bruma de las visiones arcanas; fumando, tomando copas y escribiendo mucho en folios no reciclados. He creído vislumbrar, en los salones enmoquetados de la Moncloa o donde quiera que se reúnan estos jugadores para echar sus dados, a un chamán enchaquetado; alguien a quien éstos de la política de partidos le atribuyen dos dedos de frente; una especie de hechicero vestido de Armani haciendo cábalas, echando unos huesos sobre un pentáculo pintado en el suelo con la imagen de Fraga Iribarne y salmodiando una zoroástrica sucesión de acontecimientos. Y luego lo he visto, tras el paroxismo que requiere todo vudú, comunicándoselo a los suyos de esta misma manera:

A) Planteamiento:

1) celebración de elecciones en Cataluña
2) triunfo separatista; 
3) elección del President de la Generalitat
4) declaración unilateral de independencia.

B) Nudo:

5) pistoletazo de salida para la suspensión de la Autonomía catalana; 
6) grito en el cielo de los separatistas; 
7) revueltas callejeras en toda Cataluña; 
8) aplicación del estado de excepción; 
9) detención de los golpistas y sublevados.

C) Desenlace:

10) designación de un Gobierno autonómico de transición; 
11) elecciones generales tras la demostración de autoridad, y, finalmente, 
12) nueva y refulgente mayoría absoluta del PP.

Porque, no les quepa duda: si la sucesión de acontecimientos es ésta que acabo de exponer (más o menos; con mayor o menor abundancia de acción), el PP, con Rajoy al frente y sable en mano, se presentaría ante los votantes como el salvador de la Patria; como el yunque de golpistas; como la alegoría de la Auctoritas. Sus votantes, extraviados durante estos últimos cuatro años ante la deriva claramente socialdemócrata que el Gabinete marianesco tomó desde que vimos que la herencia recibida no sólo era económica, sino también ideológica y política, le perdonarán sus inercias zapateriles y su errática política social, volviendo a votarle como si levantaran en hombros a un héroe: el libertador de las Españas!

Incluso los indecisos, que hasta este momento brindan por ver al yerno perfecto, Albert Rivera, sentándose en la Moncloa, se lo pensarán antes de votar a un guaperas de clara tendencia buenista pero al que, en realidad, le queda aún todo por demostrar; sobre todo, teniendo la posibilidad de votar por quien, para esas fechas navideñas, pasará por ser nada menos que el héroe, el estadista que habrá reunificado España!

Otros, que acaso hubieran votado al socialismo descafeinado, insípido e incoloro de Pdro Snchz por no saber bien a qué carta quedarse, y quizás hartos de tanta indefinición nacional, podrían contemplar a Mariano Rajoy, ese gallego exangüe, como un nuevo Bismarck y votarle: al fin y al cabo, dirán, es un socialdemócrata, como nosotros!

Esto podría ocurrir perfectamente: siempre y cuando se dieran los pasos enumerados arriba, y en ese orden. Me juego el cuello a que este panorama de tensión anestesiada, de calma tensa que precede a la tormenta está perfectamente urdido y estudiado por el entorno de la cúpula pepera. La jugada es magistral. Sobre todo, si les sale bien. 

Pero… Y si falla algo? Y si se les está escapando algo de las manos? Y si los Tribunales, de los que se espera que se ciñan a la aplicación de las Leyes, salen por los cerros de Úbeda? De los Tribunales españoles, especialmente de los de alta instancia, no podemos fiarnos! Recuerden quién puso en la calle a los etarras asesinos, a los violadores múltiples y a tantos otros delincuentes recientemente. Acuérdense de quién liberó al huelemierda de De Juana Chaos. O piensen quiénes han sido los que dieron carta blanca a los etarras para que formaran su partido y se instalaran en las Instituciones, a costa de nuestros impuestos, sin exigirles renunciar a la violencia ni condenar los atentados de ETA. Recuérdenlo. Estamos apañados, los españoles, si fiamos nuestro destino en las resoluciones de los Tribunales basadas en la Ley!

Aunque lo que de verdad me preocupa es lo que sigue: si, declarada la independencia desde el balcón de la Generalitat, las algaradas van más allá de unos simples actos vandálicos que afecten al mobiliario urbano de Lérida y Gerona, qué hacemos? Y si los mossos d’esquadra tienen algo preparado junto a esos militares catalanes que ya se manifestaron en su momento como proclives a la independencia? Qué piensa hacer el Gobierno? Qué va a hacer el catatónico que lo preside?

Que los separatistas son minoría se demostró en las recientes elecciones catalanas, pero a un 48% de los votantes no se le puede llamar un grupúsculo residual. Y si aplicamos el principio de la Navaja de Ockham y nos atenemos a la demostración de fuerza y organización que hasta ahora ha caracterizado a los separatistas -en todos sus actos de estética parafascista- frente al caos y la parálisis habitual del Gobierno de Rajoy, lo más lógico es que una insurrección popular perfectamente organizada estuviera a punto de estallarle en las manos al Gobierno español. Como también pertenece al universo de la Lógica que dicho estallido, caso de darse, fuera superior a cualquier eventualidad que imagináramos o para la que estemos preparados. Es decir: que con disolver a los GAC, como han hecho hace unos días, no es suficiente; porque podría haber un levantamiento popular. Piénsenlo.

Ítem más: y si esta apuesta gubernamental por el gesto enérgico, a pocas semanas de las elecciones generales, se tuerce? Lo que podríamos perder es mucho más de lo que pensamos. En el mejor de los casos, los disturbios llegarían hasta días antes del 20 de diciembre, y si no se resuelven tajantemente, el resultado de las elecciones generales puede ser tan caótico como el que llevó a Zapatero al Poder -en volandas y sin podérselo creer ni él mismo!-, tres días después del terrible atentado de Atocha! Los porcentajes para formar un Gobierno fuerte no serían los que deberían ser. Podríamos encontrarnos un Parlamento atomizado y fragmentado ideológica y emocionalmente; en definitiva: el resultado de un estado de nervios general que inmediatamente se extendería por toda Europa. Lo que le faltaba a esta Europa nuestra, llena de pupas nacionalistas y neofeudales!

Me falta por mencionar un elemento que vendría a complicarlo todo exponencialmente: no les quepa a ustedes duda de que el cuerpo de terroristas y exterroristas vascos, junto al de filoetarras y nacionalistas abertzales de Bildu, más sus cómplices del PNV y los nuevos totalitarios navarros preanexión vasca están ahí, esperando agazapados a ver qué pasa con sus sosias catalanes. Ahí están los vascos, aguardando para calibrar la intensidad y valorar la contundencia con la que podría ser capaz de contestar Mariano. Y éstos no se lo van a pensar mucho si ven debilidad, eh? Que llevan mil muertos a sus espaldas, decenas de miles de familias aterrorizadas, doscientos mil desplazados de su tierra y una gran experiencia en extorsión y asesinatos. Si el débil Gobierno español no machaca con contundencia ejemplar a los separatistas catalanes, es altamente probable que Euskadi (y me atrevo a decir que la Navarra de Uxúe Barkos!) den la campanada antes de las elecciones generales con otra declaración unilateral de independencia. Y no lo duden: las algaradas euskaldunas podrían ser mayores que las de Cataluña. Y, desde luego, mucho más violentas.

Sólo cabe que les recuerde a ustedes que la génesis de las dos guerras mundiales, ambas nacidas en el seno de Europa, fue precisamente a causa de los nacionalismos; la misma causa que desgarró hace 20 años la antigua Yugoslavia y regó esa hermosa zona de Europa con decenas de miles de muertos. Las guerras no se las cree uno hasta que empiezan. Y las guerras, amigo lector, empiezan de repente.

Enfín, no quiero ponerme alarmista. Lo que realmente busco es señalar que hemos llegado a esta situación porque lo ha permitido el Gobierno de Mariano Rajoy. Sin duda. Han tenido tiempo y ocasiones, desde hace tres años, para parar la máquina separatista; para detener a Omnium Cultural en sus veleidades y sus infamias; para dejar de alimentar económicamente los desfiles neofascistas que han puesto en fila a más de un millón de adeptos a Narnia formando uves mayúsculas y banderas cuatribarradas con perfección norcoreana. Han tenido tiempo y recursos, los que llevan tambaleante el Gobierno de nuestro país, para desmontar la Asamblea Nacional Catalana y descabalgar de ella a quien la gobernaba, la entusiasta vitoreadora de la -de momento, imaginaria- república catalana, hoy Presidente del Parlament. Han podido parar todo esto. Han podido detenerlo, y a tiempo: cuando aún era manejable la situación. Pero no lo han querido hacer.

Y no han querido porque han calculado el timming, que dicen los norteamericanos; la temporalización, que dicen los guays; la sucesión de acontecimientos, que diría un historiógrafo. Han establecido unos parámetros cronológicos, calendario en mano, y las cabezas pensantes del equipo electoral del PP han creído calcular lo que iba a ocurrir, y en qué orden. Hecho el cuadrante, han decidido que pasar por los salvadores de la unidad nacional podría ser, a su vez, la epifanía que necesita el partido, tan castigado en las encuestas. Han pensado que utilizar esta terrible situación, permitiendo que llegara al límite, podría llevarlos a una nueva y fulgurante mayoría absoluta. Y así han actuado: con total convencimiento!

Pero, claro: utilizar la lucha por la unidad de España como una zanahoria electoral que se pone ante las narices de los votantes, aparte del hecho subliminal de llamarnos burros, es de una irresponsabilidad política sin precedentes. Porque no es lo mismo prometer, con el objetivo de ganar las elecciones, un sueldo Nescafé para toda la vida a los parados que rechacen todos los empleos que se les oferten, que jugar con la locura de unos separatistas iluminados para presentarse después como los salvadores in extremis de la Nación española. Porque un juego de este calibre supone una grave irresponsabilidad y una absoluta falta de respeto a los ciudadanos y a la soberanía de éstos! 

Aunque la jugada les saliera bien, todo el Gobierno de Rajoy debería ser procesado tras sofocar –si lo consiguen!- los incendios secesionistas. Deberían, todos ellos, ser procesados como lo son los conductores que se meten, contramano y a sabiendas, en una autopista; procesados y juzgados por gobernación temeraria; con el Presidente a la cabeza, en el banquillo de los acusados.

Procesados, sí! Porque nos han llevado a todos a un punto tal de tensión que, si no manejan ahora con perfección de cirugía láser esta situación que ellos han permitido y casi diría que alentado, y por las veleidades del azar se les escapa de las manos, podría ocurrir que nos encontrásemos todos ante una experiencia insoportable y de consecuencias imprevisibles. Porque, de cometer algún error y perder el control del asunto, cosa más que habitual entre Rajoy y los suyos, nos pueden meter a todos en una situación que ya no sería dramática, sino trágica: podrían llevarnos a una guerra civil. Y entonces, la zanahoria puesta ante los ojos del votante nos reventaría en la cara como un escaparate de cristales antiguos.


…Sería una zanahoria carísima.




2 comentarios:

  1. En definitiva que si el Pp aplica la estratégia electoral y culmina aplicando el 155 antes del 20D, lo hace mal, pero de contínuo tambien concluyes que si no lo hace aún puede ser peor. En esta texitura¿ con cual de las dos perpestivas nos quedamos? . La diatriba que supones sólo nos puede llevar a la conclusión de que Rajoy puede ser malo si aplica uno de los dos supuestos que expones, pero es imposible que al mismo tiempo le condenemos por los dos al mismo tiempo, como haces en tu artículo.

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  2. Eres un crack Eduardo, como siempre y lo que dices tiene sentido. Somos indecisos, osea personas que piensan y que no se casan con nadie a la hora de votar, porque no comemos de ningún partido ni nos identificamos con ningunas siglas. Yo cometí el error de hacerme simpatizante de Ciudadanos sin saber quién era realmente, hasta que los que vivimos en Andalucía hemos visto el infierno de la verdad, es un partido socialista controlado por gente que ha militado hasta el último minuto en el PSOE. Después de ese desengaño he pensado en lo malo conocido, el PP de Mariano Rajoy, pero cada vez me hago más veces la misma pregunta, ¿merece mi voto? También he pensado en otras opciones casi desconocidas como Voy, pero tienen problemas hasta para reunir las firmas necesarias para poder presentarse. Me queda UPYD, que sí pone querellas de verdad y no se queda en palabritas, y su candidato a la presidencia, que no es Rosa Díez, sí tiene talla intelectual. Igual mañana me levanto pensando otra cosa, pero hoy mi voto es para UPYD.

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