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domingo, 14 de enero de 2018

Corrupción y abuso en TAP Portugal


Artículo de Rafa G. García de Cosío


Habré tomado cerca de mil vuelos en toda mi vida. No sé si ha sido por suerte, pero nunca he tenido un problema ni retraso grave hasta hace un par de meses. Cosa buena para alguien que cree fundamental reclamar sus derechos como consumidor, pero a quien no le apetece perder el tiempo para ello. En noviembre de 2017, la compañía turcoalemana de bajo coste Sunexpress me puso a prueba. El vuelo se retrasó más de cuatro horas y diez minutos en salir a Fuerteventura desde Stuttgart. Supongo que no me afectó tanto dado que el amigo con el que me encontraba allí llegaba más tarde que yo en otro vuelo desde Dublín. Además, Sunexpress emitió inmediatamente vales de comida en la misma puerta de embarque. No es que 10€ fueran suficientes en un aeropuerto donde la cerveza cuesta 6€, pero oye, menos daba una piedra. El laberinto en el que me metí en Internet para averiguar la manera de reclamar en Alemania resultó ser un auténtico berenjenal, así que me rendí. Qué hace un país como este, Alemania, sin un Rubén Sánchez teutón (ironía ON).

El caso es que un mes más tarde, otra compañía de bandera, TAP Portugal, iba a subir el listón de la incompetencia de manera astronómica. Iba a Sevilla por Navidad en el vuelo TP527 del 23 de diciembre, un vuelo que salió puntual de Stuttgart a las 6 de la manaña. Cuando nos aproximábamos a Lisboa, mi escala hasta Sevilla, el avión dio un giro inesperado y aceleró sin que el capitán ni la tripulación explicaran nada. Me asomé y una azafata se encontraba hablando con dos pasajeros y mencionando la palabra 'niebla'. Cómo es que yo no me había enterado? Me asomé por la ventana y sabe Dios que aquella mañana no había una sola nube en toda Lisboa. Mi madre me lo confirmó por SMS cuando aterrizamos en Oporto, adonde nos desviaron: ''hijo mío, pero si mi móvil dice que en Lisboa hace Sol''.

ESTAMOS EN OPORTO??

Cuando aterrizamos, el capitán dijo por vez primera que nos habíamos desviado por razones metereológicas. Me resultó alucinante comprobar que, efectivamente, nadie nos había avisado del cambio de rumbo en Lisboa, pues una alemana gritó cuando nos encontrábamos rodando hacia el aparcamiento: ''Estamos en Oporto??''. Ahí estábamos y ahí nos quedamos durante más de dos horas sin que las azafatas supieran contestar a ninguna de las siguientes preguntas: ''Cuándo despegamos? nos pueden dar otro vuelo? Hay vuelos desde Oporto? Podemos salir? Qué ocurre en Lisboa?''. Lo único que nos ofrecieron esas dos horas fue un vaso de agua. Mi vuelo de Lisboa a Sevilla iba a perderlo, estaba seguro, y me acerqué a la cabina, donde el amable copiloto me buscó un vuelo en edreams.com de Lisboa a Sevilla, para yo saber si TAP Portugal iba a poder ofrecerme uno. Sí, había uno a las nueve de la noche pero... eso supondría volar con 12 horas de retraso a Sevilla! Estaba flipando, aunque ya el hecho de poder meterme en la cabina y coger el móvil privado de un copiloto ya me parecía suficiente surrealista.

Llegamos a Lisboa y una operaria de TAP Portugal nos mandó a aquellos pasajeros en tránsito al mostrador de la compañía en la terminal. Cuál fue mi sorpresa y desesperación al ver que ante ese mostrador, en el que solo había dos personas, esperaban más de doscientas personas? Me puse a esperar a las 11:30 y acabé obteniendo un billete para las 21:30 de la noche dos horas y media después. En ese tiempo ocurrieron varias cosas interesantes. En primer lugar, el alemán que tenía detrás de mí y que volaba a Brasil, vestido para la ocasión con sombrero de cocodrilo Dandee y luciendo una mochila con la estelada catalana cosida junto a otras banderas de países soberanos, le dijo a su hija ''estos Südländer (hace falta traducir?), ven niebla y se creen que es una tormenta de nieve''. Reconozco que, aunque el comentario me jodió bastante aquel día, hoy no me queda otra que darle la razón. Si nos creemos, eso sí, la versión de TAP Portugal de que el motivo era la niebla. Porque me sigue pareciendo algo muy sospechoso. A continuación, entre dos y tres señoritas salieron de la nube de gente que esperaba en la cola incierta y paralizada para asistir a los pasajeros ''con niños'' y poder facilitarles un check-in más rápido.



Sé que usted, querido lector con niños, no va a mostrar nada de empatía hacia mí por esta observación, pero confío en que me entiendan aquellos que no tienen niños o al menos aquellos que, teniéndolos, evitan viajar con ellos. De los más de doscientos pasajeros que esperaban en la cola, créanme que el 80% eran miembros de una familia con niños. Por cierto, cuatro de estos niños se pusieron a jugar al fútbol en medio de la terminal sin que nadie dijera nada, y eso que el balón daba constantemente en la pared, haciendo un ruido nada agradable y por supuesto nada bueno para el estrés que muchos teníamos encima. En un momento dado, un pelotazo al techo hizo que una placa se desplomara y éste es el resultado que pude fotografiar:



Me molestó particularmente la prioridad que se concedió a una familia de holandeses que viajaba de vacaciones a Cabo Verde con una hija de al menos 18 años, y a la que la operaria de TAP Portugal consideró ''niña'', cuando yo cuestioné esa forma de dar prioridad para un caso tan subjetivo.

En torno a las 14:00 de la tarde, aún sin ningún vale de comida, un operario de TAP Portugal recorrió la fila y me salvó de ese suplicio como si fuera un ángel cuando pronunció mi nombre y el de otros pasajeros que venían de Stuttgart. Otros se quedaron varados hasta el día siguiente, pero yo conseguí un asiento en el pequeño avión de hélice que va de Lisboa a Sevilla. Durante todo el día, TAP no me pagó ni una sola comida en el aeropuerto. Aún hoy espero una respuesta del servicio de reclamaciones, de donde sospecho que no vendrá ni una sola disculpa. Saben ustedes por qué?

Pues porque esto que les he explicado es un caso clarísimo de corrupción y abuso por parte de TAP Portugal. En un 23 de diciembre (fecha en la que reconozco que no volveré a viajar nunca más por Europa), todas las compañías saben que la demanda de vuelos es alta. Y cómo acomodar esta alta demanda? Pues desviando vuelos y haciendo esperar a la gente para que viajen luego en otros vuelos con menos pasajeros (quién quiere llegar a su casa a las 12 de la noche la víspera de Nochebuena, pudiendo llegar a las 11:30 de la mañana por un buen precio?).

Espero que TAP Portugal sea investigada, y si no se da contestación a mi queja, daré más detalles del proceso en este diario.



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