lunes, 26 de enero de 2015

Quiero conocer y (no) votar a la sustituta de Susana Díaz


Susana Díaz se ha salido con la suya y ha logrado convocar elecciones (Moreno Bonilla ya ha dicho en Onda Cero que habrá elecciones en la fecha, se acabó el sueño). Aún a falta de confirmación vía urna, tiene toda la pinta de que la actual Presidente de la Junta de Andalucía va a ganarlas. Ya veremos si con mayoría absoluta (poco probable) o sin ella. Pero esto, a Susana Díaz, le importa un bledo. Si realmente le importara, se inventaría un plan económico (no tiene por qué ser real, basta con el excelente equipo de marketing del partido) para levantar Andalucía, pelearía por cada céntimo del Plan Juncker y aprovecharía cada minuto de legislatura para beneficiarse de la temblorosa recuperación española.

Pues no. Desde Leipzig, a más de 2500 kilómetros de donde se encuentra ubicada en estos momentos la señora Díaz, se veía su intención de convocar elecciones. Pero, y qué hará después? Se irá a Madrid, se presentará a las primarias, se merendará a Pedro Sánchez con patatas fritas (a mí Pedro Sánchez me parece un cadáver ahora mismo, y yo de él me apartaría lo antes posible, viendo los antecedentes de los discrepantes andaluces) y se presentará a las próximas elecciones generales. A partir de ahí, a competir con la recuperación del PP y con la renovación vía marxismo de Podemos, y que sea lo que Dios quiera. Y Susana Díaz, con toda la maquinaria mediática de la izquierda detrás, puede ganar. En menos de un año, no estaríamos (no) votando a Susana Díaz como candidata a la Junta de Andalucía, sino como candidata a Presidenta del Gobierno. Gane o no, Susana Díaz acabará en Madrid. De acuerdo, esto es "pura especulación". Pero casualmente todos estamos especulando lo mismo.

Y qué pasa con los andaluces? Susana Díaz nombrará a un sustituto o sustituta, y él o ella seguirá a lo suyo. O tal vez hayan primarias, y de esas primarias se elija a un sustituto. Para el PSOE, y para la candidatura a la Junta de Andalucía. Como nuestra democracia no está basada en elegir a candidatos sino a partidos, éstos hacen lo que les da la gana. Así, los andaluces nos encontraríamos como Presidenta de la Junta de Andalucía a una persona a la que no conocíamos, a la que no podíamos investigar debidamente y a la que no hemos votado.

En un sistema democrático basado en la delegación de partidos puede parecer, en aras de la estabilidad, incluso razonable que el Presidente pueda dimitir y que el Parlamento de la Comunidad vote a un nuevo candidato. Una vez. Este caso podría entenderse (vamos a ser generosos y no diremos que dichos casos se derivarían de una obligación legislativa previa, o incapacidad sobrevenida del Presidente por muerte o enfermedad) para el caso de Susana Díaz. El problema está en que esta no es la primera vez.

La misma Susana Díaz no fue votada por los andaluces cuando llegó a convertirse en Presidente de la Junta de Andalucía. Por qué? Pues porque su antecesor en el cargo, José Antonio Griñán, intuyó que podría ser investigado por el caso de los EREs, y necesitaba protegerse bajo la cuasiinmunidad otorgada por el Senado.

En un esfuerzo de extraordinaria generosidad (acompañada de unas cuantas cervezas a ritmo de "va, otra"), podríamos aceptar este segundo caso de sustitución del Presidente de la Junta de Andalucía sin que hubiese sido estudiado previamente por los ciudadanos y la opinión pública. Pero es que el mismo José Antonio Griñán tampoco llegó a su cargo mediante la libre elección de los ciudadanos, sino del Parlamento andaluz (democracia delegada en partidos) tras la "dimisión" de su predecesor, Manuel Chaves, para ocupar el cargo de Vicepresidente del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (y porque los datos de paro empezaban a acercarse al 30% de paro, que una cosa es que sea una cifra de paro normal en Andalucía y otra que puedas venderlo).

Es decir, tras la mudanza de Susana Díaz a Madrid, volvería a darse el caso de que sería el Parlamento andaluz, y no los ciudadanos, quien elija al candidato, que puede ser cualquier ciudadano menos Susana Díaz, que es el rostro que habría vendido el PSOE en las elecciones. Y que tendría otros tres años y pico para utilizar los medios de que dispone la Junta de Andalucía (Canal Sur, medios amigos, periodistas serviles, administración paralela obediente) para hacerse popular y mantener los mecanismos por los que la gente cree que el PSOE de Andalucía es una institución que les ayuda en sus vidas. Esto supone una inmensa ventaja para el sucesor de Susana Díaz. Y ya pueden venir Moreno Bonilla, Margareth Thatcher, Ronald Reagan, Barack Obama, Angela Merkel o Winston Churchill, que el sucesor de Susana Díaz no se irá. Ni con ácido sulfúrico. Como no se fue Griñán a pesar de tener una economía devastada.

Que los tres últimos candidatos (a falta de confirmarse esta teoría) del partido gobernante en Andalucía hayan sido elegidos por el Parlamento y no por los ciudadanos de forma directa es actualmente legal y democrático. Y una auténtica tomadura de pelo a los andaluces. Que consentimos. Todavía.

Sólo hay una forma de acabar con esto. No votar a un partido que tolera y obedece a un candidato a la Junta de Andalucía que no hemos votado directamente los ciudadanos. O acaso usted aceptaría que un modelo como éste lo aplicase el partido que a usted no le gusta? Le parece bien que el PP haga esto en Valencia o en Madrid? Lo digo porque supone la misma tomadura de pelo y provoca el mismo bochorno. Al menos a mí.

Disfruten de "lo votado".

Postdata. Ya puestos con la política ficción, me pido como sucesora de Susana Díaz a Bibiana Aído. Seguiríamos siendo los parias de Europa, pero al menos nos echábamos unas risas.




3 comentarios:

  1. Aunque no sea el objeto expreso del artículo, la idea de que los diputados no representan a los ciudadanos porque en realidad son delegados de los partidos me parece esencial, qué pena que sea tan difícil divulgar estas obviedades por la complicidad de la mayor parte de los medios de comunicación con el régimen de la carta otorgada de 1978. Como dijo Richard Ford hablando de nuestro país, "tierra por la que Dios hizo tanto y los hombres tan poco".

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  2. Aunque no sea el objeto expreso del artículo, la idea de que los diputados no representan a los ciudadanos porque en realidad son delegados de los partidos me parece esencial, qué pena que sea tan difícil divulgar estas obviedades por la complicidad de la mayor parte de los medios de comunicación con el régimen de la carta otorgada de 1978. Como dijo Richard Ford hablando de nuestro país, "tierra por la que Dios hizo tanto y los hombres tan poco".

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  3. Hola, Emilio. El tema del sistema democrático es complicado. En buena medida depende del buen o del mal uso que hagan los participantes de él.

    No sé qué puedo decirte de los medios. Salvo que al menos la red es libre para ver lo que uno quiera.

    Un saludo desde Leipzig.

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