viernes, 27 de marzo de 2015

El efecto "Calimero".


Queridos mortales:

Primer artículo post electoral. Como os comenté la semana pasada me tocó en gracia ir de primera vocal en una mesa, ¡qué suerte! Como soy una persona positiva, decidí tomármelo como una experiencia mas que me iba a permitir vivir en primera persona unas elecciones. ¿Qué he sacado en claro, aparte del resurgir de mi callo de escritora que no veía desde quinto de carrera? Que no hacen falta encuestas a pie de urna; es suficiente con observar el comportamiento de los apoderados para hacer un primer vaticinio de los resultados:

Apoderado del PP : El único que apuntó uno a uno toooooooodos los números de orden censal de tooooooooodos los votantes que pasaron por la mesa. “En quien fe no me guardó no pondré la mía yo”.

Apoderado de Ciudadanos: Perfectamente conjuntado con los colores corporativos, sonrisa al viento. “Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería”.

Apoderado de PSOE: A pesar de estar en un colegio donde, claramente, iban a sacar menos votos que otros partidos, tranquilidad y sonrisa socarrona. ”Quien buenos cimientos tiene, tranquilo va, tranquilo viene”.

Apoderado de IU: Al hombre ya le daba lo mismo todo, se sentaba, se reía. “Sucumbir a lo inevitable es rendirse a lo evidente”.

Apoderado del Partido Andalucista: “Al ausente, por muerto le da la gente”.

Apoderados varios, acreditados y no acreditados, en grupos, pululantes y sospechosos de Podemos: todos con los colores corporativos, trasegando las papeletas; un montoncico que traigo, otro que me llevo; quito de aquí un poco y lo pongo allí con un misterio que ni la prensa afín al régimen escondiendo los trapicheos susaniles.” Con gente de “alpargates” no te trates

¡Qué rico es el refranero español, queridos mortales! A cada cual le da lo suyo.

¿Y en estos días postelectorales? Pues mucho desilusionado porque, y este refrán me lo aplico, “De ilusiones vive el tonto de los cojones”. Y, en el fondo de nuestro corazoncito anticorrupción pensábamos, ilusos, que la gente castigaría a los ladrones. Pero aquí la gente es “la hente”, “la hente de Esta Presidenta”.

¿ Habéis oído hablar de la Memoria Genética? Hay diversos estudios que demuestran que las experiencias que tenemos y que nos marcan en nuestra vida pueden modificar químicamente nuestros genes, de manera que nuestros descendientes heredarán esa memoria. ¡¡Coño, la manida y adulterada Memoria Histérica!!

¿Y qué lleva en sus genes la “Hente de Esta Presidenta”? El miedo cerval a caer en las garras de los señoritos de la derecha y muchas correrías por la Sierra Morena asaltando caminos……. Esa sería la respuesta fácil. Pero, ¿en qué momento han mutado los genes de los demás andaluces?

Voy a exponer mi caso, mi memoria genética es un batiburrillo bastante gracioso:

Tengo un 50% de almeriense por parte de mi padre, guardo memoria genética de mi abuelo emigrando a Cuba a recoger algodón. De Cuba, hombre valiente, pasó a Chicago en plena ley seca a trabajar en la construcción (mi abuelo leía las novelitas de vaqueros en inglés). De Chicago volvió a Almería, vivió la Guerra Civil en zona roja, plenamente convencido, lo que no impidió que escondiera al cura de su pueblo de las manos asesinas de la locura del momento. Trabajó en el mármol y en la tierra seca de su pueblo. Mi padre emigró a Alemania para pagarse la carrera de maestro en Madrid.

Mi otro 50% es “de allende Despeñaperros”: de Cuenca y de Guadalajara. De zona azul y abuelo Guardia Civil; de mi abuela escondiendo a mi madre y a mis tíos de los maquis. De mi madre, más madrileña que un chotis.

Yo nací en Madrid, me crié en la Mancha, estudié entre Madrid y Granada, me casé en Sevilla con marido de 50% memoria genética cordobesa. Medio rojo y medio azul, igual que yo... del rojo y el azul sale un color pardo sin nombre, pero es lo que somos.

Y toda esa mezcla llevan mis hijos en sus genes. Son almerienses, cubanos, americanos de chicago, alemanes, conquenses, alcarreños, madrileños, manchegos, granaínos, cordobeses y sevillanos. Llevarán la memoria roja y azul, pero, sobre todo, son rojigualdas. Porque España es eso, queridos lectores. España es nuestra historia, que siempre llevaremos en nuestra Memoria Genética, y que hace de nosotros lo que somos.

Pero esa misma memoria se puede usar de dos formas:

De la forma que quieren algunos que sea su “hente”, anquilosada en el rencor y en el miedo; o aprendiendo de la historia y creando la nuestra propia. 
¿Qué memoria genética vamos a dejar a nuestros hijos si nos dedicamos a revivir la de nuestros padres y abuelos como si esto fuera “El Día de la Marmota”?

Yo no reniego de mi país ni de Andalucía. Me enorgullece tener mi Memoria Genética labrada tan duramente. No voy a caer en lo que he bautizado como “El Efecto Calimero”, que está llevando a muchos conocidos míos al pesimismo y a renegar de su tierra. Es verdad, como diría Calimero, que “Esto es una injustísssssia”, pero yo no me voy a esconder debajo del cascarón sumida en mi tristeza: prefiero echarle huevos y montar el pollo; a ver si así se rebela el gallinero.




3 comentarios:

  1. Si este gallinero no se rebela cuando la zorra se come las gallinas una tras otra a la chita callando, ¿cuando se va a rebelar?
    Andalucía.... bonito gallinero.

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  2. Si este gallinero no se rebela cuando la zorra se come las gallinas una tras otra a la chita callando, ¿cuando se va a rebelar?
    Andalucía.... bonito gallinero.

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  3. Me encanta tu artículo, Higea. Yo tampooco pienso rendirme

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