lunes, 20 de julio de 2015

Algo personal

Artículo de Sergio Calle Llorens

A mí me gusta coincidir con todo el mundo siempre y cuando la coincidencia pueda producirse sobre cualidades probadas. Se me hace difícil, y por razones evidentes, converger con Víctor Manuel en cualquiera de sus querencias políticas. Y es que el marido de Ana Belén cantó odas a Franco para convertirse después en miembro del clan de la ceja. Hoy, en cambio, demanda una coalición de izquierdas para desalojar al "enemigo" de la Moncloa. De todo ello se deducen dos cosas; la primera es que al asturiano le gusta mucho el poder. La segunda es que Don Víctor siempre apoya la opción política equivocada. Por lo tanto, que él señale la necesidad de crear una plataforma de unión de las siniestras debe de ser motivo suficiente para no hacerle ni puñetero caso. Vistos sus antecedentes habría que preguntarse: ¿quién le ha dado permiso para abrir la boca?

El caso de Miguel Ríos es muy diferente porque siempre ha ido disfrazado de capullo. Nada que objetar a las ideas políticas del granadino. Sin embargo, me gustaría saber por qué quien se declara defensor de lo público es capaz de agachar la cabeza ante el cierre de quirófanos en los hospitales del sur, su sur. Que yo sepa al bueno de Miguel jamás se le ha oído protestar por el asunto de los ERE fraudulentos, ni siquiera por el robo en los cursos de formación. Él, que quede muy clarito, ha callado como una puta todos y cada uno de los casos de latrocinio institucionalizado cometidos por el gobierno regional. Esa institución hecha a la imagen y semejanza del bandolero Tempranillo. Tal vez sea la medalla de Andalucía que le concedieron los mismos que nos condenan a ser ciudadanos de tercera categoría; es decir el PSOE- A, la que le empuja a mirar para otro lado pero, como saben, en determinadas épocas hay silencios que silban como balas.

Tanto Miguel Ríos como Víctor Manuel deberían, como todos los integrantes del último manifiesto político empapado en una vulgaridad perogrullesca, pedir perdón por haber apoyado a Rodríguez Zapatero- el carajote de León- el responsable de haber conducido a España a una crisis sin precedentes. También debería disculparse María Barranco cuyas actuaciones -lo siento paisana- están destinadas precisamente al barranco de la historia del cine, o esa Pilar Bardem, que a tenor a los años que lleva en las manifestaciones, fue al colegio con Nefertiti. Unas excusas valdrían porque se equivocaron entonces y vuelven a errar ahora.

A todos estos artistas que quedan muy bien en los informativos de La Secta Noticias, habría que decirles a la cara que estamos esperando a que alcen la voz ante la cloaca andaluza. Les aclaro que aquí la gente muere esperando en las listas de espera porque están dirigidas por unas tontas. Así que hoy, en la declinación ideal de la tarde mediterránea, es un buen momento para afirmar que para ellos, sesudos firmantes de plataformas políticas, la vida de un perro supuestamente infectado por el ébola vale más que la de cualquier sureño. Algo similar le ocurre al gobierno de la república bananera de Andalucía que gasta más, ay señor, en la conservación del Lince ibérico que en sanidad. A consecuencia de todo ello, he decidido no volver a consumir ningún producto cultural donde ellos puedan ganar dos euros porque, como decía Joan Manuel Serrat: "entre esos tipos y yo hay algo personal".






2 comentarios:

  1. Sergio, eres insuperable en tus artículos, pero tienes un defecto. Siempre nos quedamos con GANAS DE MÁS. Siempre se nos hacen muy cortos tus artículos. Hoy, por ejemplo, se te quedaron en el tintero los cientos de "cejudos" acompañantes a los mencionados, muchos de ellos "paniaguados" que se venden para conseguir sus pequeñas cuotas de papeluchos en las películas subvencionadas de cuyas migajas malviven. Animo Sergio, sigue con tus soplos de aire fresco que nos alegran nuestro despertar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Francisco; Bueno intento ser una pequeña gota en mitad de este inmenso océano de corrupción y papanatismo que nos rodea. Un fuerte abrazo.

      Eliminar