viernes, 10 de julio de 2015

Ser andaluz

Artículo de Sergio Calle Llorens

En los últimos 25 años no hay serie de televisión que se precie donde no aparezca un andaluz descerebrado. Además esos guionistas dejan para lo peor la personalidad de los personajes femeninos. Féminas que son presentadas como zotes y con una fiebre uterina que echa tanto fuego como el infierno de Dante. Es evidente que no hay que ser licenciado en óptica para ver que Canal Sur ha jugado un papel fundamental en el apuntalamiento de esa imagen de andaluz medio. Ya saben, pobre pero estúpidamente feliz y siempre entregado a las pasiones más bajas. Nada como la

RTVA para continuar el Nodo Franquista en el que los andaluces son el hazmerreír de aquellos nacidos más allá de Despeñaperros.

He de reconocer que el patriotismo andaluz no es lo mío y que, lejos de molestarme por las series, el asunto me divierte sobremanera. Empero, el asunto no es lo que el resto de españoles piense sobre los andaluces sino, faltaría más, lo que los andaluces piensan de sí mismos. Supongo que habrá tantas opiniones como sureños.

La pregunta del millón es la siguiente; ¿qué significa ser andaluz hoy? Si respondemos la cuestión usando los principios culturales de Canal Sur, podríamos concluir que la condición de andaluces debe ser atribuida a todos aquellos que les gusten las romerías, las sevillanas, los toros, el humor de los Morancos, los carnavales, las monerías del Mocito Feliz y las ferias que no sean de muestras claro. Es ese tipo de borregos a los que les encanta salir en la caja tonta haciéndose los listos y hablando con onomatopeyas para describir sucesos varios; - yo estaba con mi mujer en el salón cuando escuche un boom y luego un bang- No obstante, he de hacer constar que he conocido a miles de personas que no responden al prototipo de andaluz zumbado. Así que la cuestión del ser andaluz debe ser estudiada desde otra perspectiva. Un ángulo que nos permita, y en la medida de los posible, entender el alma andaluza.

Si tratamos de responder a la cuestión usando criterios identitarios, la cosa se complica aún más; podríamos afirmar que uno de la Malagueta es menos andaluz que uno de Triana pero, obviamente, podría ser justamente lo contrario. Por lo tanto, debemos encontrar ese santo grial que explique lo andaluz como concepto inamovible. Y eso no tiene que ver ni con la identidad, ni con las querencias de un pueblo sino por su adscripción a una forma de entender la vida basada en el robo, el cuento y los desfalcos varios. Por ello, ser andaluz es básicamente hoy ser socialista o apoyar a la secta del capullo.

Solo siendo socialistas hoy se puede ser andaluz. Al menos andaluz del régimen. Ese ser abyecto y descerebrado que dice defender la educación pública pero no le importa que los jefes del partido manden a sus vástagos a colegios privados. Ese individuo empecinado que admite cualquier robo si éste es cometido por el PSOE andaluz. Ese engendro que no merece ser llamado ciudadano.

Sí, ser andaluz es ser socialista y solo así se entiende que la Junta se quiera hacer cargo de la deuda del ayuntamiento de Marbella al estar ya el PSOE en el gobierno. Solo de esta manera se comprende que Susana Díaz vaya a conceder al ayuntamiento de Sevilla todo lo que le negaba al anterior alcalde del Partido Popular. En conclusión, todos aquellos que no votamos al partido del régimen o participamos en su red clientelar corrupta no podemos ser nunca andaluces. Y todos los no andaluces unidos debemos luchar por quitar de una vez ese trapo verdiblanco de la vista y, de paso, crear un penal estilo Sing Sing donde mandar a esta pandilla de cuatreros de una vez por todas. Allí haremos trabajar a los andaluces de sol a sol mientras les obligamos a oír, no encuentro otra mejor forma de tortura, la programación de Canal Sur desde su primera edición hasta la última.



2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Desgraciadamente lo que expongo en este artículo es la pura verdad o se parece mucho a ella. Un saludo

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