viernes, 8 de abril de 2016

No quieren


Artículo de Eduardo Maestre

Usted, señora; usted, caballero; usted, joven sin trabajo pero con expectativas de conseguirlo, podrían vivir no mejor, sino mucho mejor. Al menos, tendrían las oportunidades que ahora les faltan. Porque la diferencia entre un país con futuro y un país condenado a no tenerlo no se fundamenta en cuantas multinacionales hayan aposentado allí sus reales; ni en que se aten los perros con longanizas serranas a las puertas de las tabernas. No. Lo que diferencia a uno de otro país es el número de oportunidades que la organización social de dicho país ofrece a sus habitantes. Y aquéllas, sin duda, vienen determinadas por un factor esencial: si hay o no hay verdadera libertad política; si hay, o no, democracia.

Paradójicamente, un preso puede sentirse por primera vez libre al poco tiempo de entrar en prisión; una ejecutiva altamente competitiva puede sentirse libre, curiosamente, cuando tiene a su primer hijo. Es decir: la libertad del individuo es una sensación; una percepción personal. Pero la libertad política no atiende a sentimientos ni a intuiciones; es un hecho objetivo, cuantificable: hay libertad política, o no hay; hay más, o hay menos; incluso es susceptible de medirse. Y en España, abnegados españoles que leéis El Demócrata Liberal, no hay libertad política. Y no la hay porque quienes detentan el Poder -desde hace aproximadamente 77 años- no quieren.

“Cómo?” –dirán ustedes. “Cómo que 77 años?” –añadirán, estupefactos. Y yo les responderé “en efecto: desde hace setenta y siete años”. Concretamente, desde 1939, el año en que acabó la Guerra Civil española con el aplastante triunfo de los que se levantaron en armas contra el Gobierno de entonces. Las tropas llamadas nacionales, término que ha generado una confusión permanente en la cabeza de todos los nacionalistas actuales y de la casi totalidad del resto de los políticos españoles de hoy, ganaron esa crudísima guerra civil e implantaron en toda España un Gobierno militar, tecnócrata, de acciones contundentes; un Gobierno liberador para algunos y represor para muchos; un Gobierno empeñado en restaurar un viejo orden difuso en el que se entremezclaban un miedo reverencial a la Iglesia Católica junto a un concepto casi naif de lo que significa realmente el progreso; un Gobierno manu militari, que, además, parecía sufrir una pasión incontrolable por reconstruir las estructuras que aquellos dirigentes consideraban esenciales para que una nación saliera adelante.

Desde ese 1939 en el que se daba fin oficialmente a la guerra hasta el año 1975, en que el dictador Francisco Franco murió entre tubos y sondas y curas y ministros de color gris marengo, a los españoles les ocurrió el Franquismo, que fueron casi cuarenta años dedicados a sobrevivir a una posguerra terrible, a un aislamiento internacional inducido y a una realidad europea y norteamericana que pugnaba por entrar en España de modo imparable.

Al morir el dictador, se abrió un periodo esperanzador en el que se pudo haber instaurado en España la Democracia, pero los agentes políticos que estaban en el ajo del Poder tardofranquista no lo permitieron. No sólo eso, sino que lograron sumar a sus planes a todos esos jóvenes y viejos políticos que esperaban tras los Pirineos la llegada de la verdadera libertad, y que, pese a constatar que no iba a ser lo que debía ser, aceptaron sin embargo las condiciones contractuales que se les presentaron en forma de Proceso Constituyente, pariendo entre unos cuantos elegidos una especie de Ley Fundamental que hoy todos llamamos, ingenuamente, Constitución Española del 78.

Claro: comparando lo que había habido con lo que estaba a punto de llegar, a los españoles de esos años nos pareció que al fin llegaba la Democracia con mayúsculas! Yo mismo, sin ir más lejos, que en el 78 contaba con 16 años recién cumplidos, notaba que algo había cambiado en el aire! Y, sobre todo, en los años siguientes constaté que disfrutábamos de una libertad sin precedentes. Por mi juventud y mi desconocimiento de la Política no me percaté, hasta muchos años después, de que algo no iba bien en nuestro sistema electoral, en nuestra forma de hacer Política, en nuestra visión cosmológica de la democracia. Particularmente, en la época tremenda de la Gran Corrupción, que fue la de los dos últimos y largos Gobiernos de Felipe González, yo seguía a diario y sin excepción todos los programas de radio, los periódicos y los telediarios, pero no veía que a todos aquellos chorizos y sinvergüenzas les llegara su castigo! Siendo, además, músico y andaluz, constataba cómo a otros artistas les llegaban desde la Administración andaluza cuantiosas subvenciones y giras de conciertos de manera claramente irregular! Y comencé a modificar drásticamente mi visión acerca de la Justicia y de la gestión del dinero público en España.

También me empezó a llamar mucho la atención que en las películas norteamericanas los congresistas (como les llaman ellos) dimitieran por detalles tan absurdos –absurdos para un español, claro!- como haber mentido en un curriculum universitario veinte años atrás de acceder al Congreso de los Estados Unidos! Me parecía asombroso! Viendo lo que se veía en España -políticos robando a manos llenas; altos cargos enchufando a todos sus familiares y enriqueciendo a sus amigos-, me preguntaba por qué en mi país ocurrían estos desmanes y no sólo nadie recibía su merecido, sino que nadie dimitía jamás!

Hoy día, años después de haber tenido la suerte de conocer a personas excepcionales con las que nunca dejo de aprender, he conseguido clarificar bastante la niebla conceptual que me envolvía. Gracias, por ejemplo, a Luis Escribano, he podido abrir los ojos ante la oscura y a la vez cegadora luz del espíritu de la Administración. Porque, amigo lector, la Administración, la función pública en general, contiene entre sus costuras un espíritu que garantiza la libertad del individuo y la igualdad entre los ciudadanos; que funcione dando tumbos no es una consecuencia de lo que la función pública es en sí, sino de las decisiones políticas que provienen de las tumefactas estructuras institucionales que la circundan y la manejan, logrando pervertir hasta la náusea el fin último de la misma, y convirtiéndola en enemiga del ciudadano cuando debería ser luz y guía de éste!

Hombres como Luis me han permitido discernir entre las tormentas y los simples nubarrones que se ciernen sobre el océano de la Política; entender -siquiera sea someramente- los mapas, las cartas de navegación que a un espíritu inquieto le permiten salir indemne del mar de los sargazos que configura la estructura profunda de las Instituciones. Cualquier conversación con él arroja luz sobre los rincones más oscuros del sideral armazón que estructura la Política y aún diría que la filosofía de la Política.

Y junto a Luis Escribano, hombres como Manu Ramos o Paco Bono, con sus interesantísimos programas radiofónicos en Radio Libertad Constituyente, han abierto bajo mis pies un abismo terrorífico; un abismo que, una vez salvado el temor a saltar al vacío, se descubre como un universo de lucidez, un cosmos político que yo sospechaba que existía pero del que desconocía los detalles que lo dotan de estructura. Detrás de estos amigos, auténticos expertos en Política y en Historia de la Política y que en gran medida son referentes para mí, hay una figura gigantesca cuya silueta intelectual y política se recortará sin duda sobre el horizonte de la Historia como la del Coloso, de Goya (cuadro que ahora, por lo visto, han demostrado que no pintó Goya). Esta figura es la de don Antonio García-Trevijano, cuya lucidez y visión global de las estructuras -no sólo políticas, sino históricas, y diría que hasta antropológicas- supera con creces todo lo que yo haya contemplado hasta ahora en el magro panorama intelectual español y creo que occidental. Cualquier intervención suya en cualquier programa es una ráfaga de luz sobre la tiniebla de la actualidad. Trevijano es pura luz, lucidez, claridad.

No diré que un ignorante como yo tenga una visión nítida y perfecta de qué querría para mi país, pues son muchas las lagunas que me acompañan en mi día a día; al fin y al cabo, no soy más que un maestro de pueblo. Pero veo con claridad algunos aspectos que hoy quiero trasladarles a ustedes. Porque, ya que nada podemos hacer desde estas páginas virtuales de El Demócrata Liberal más allá de denunciar los desmanes o poner en orden nuestros anhelos de mejora para nuestra nación y nuestros hijos, muchos de nosotros intentamos, al menos, pellizcar en el antebrazo a nuestros lectores, a los que consideramos algo más que simples españoles; porque nuestros lectores son ciudadanos. Y este pellizco intelectual lo ejercemos con la conciencia de conmover la conciencia de usted. Sí: la de usted.

En España no hay democracia, porque para que la hubiera debería establecerse una clara y contundente separación de Poderes. El Ejecutivo no debería pasar por encima del Legislativo ni confundirse con éste. El Legislativo no tendría que estar sirviendo al Ejecutivo como un perro fiel. El Judicial no debería estar a merced de los nombramientos salidos de los tabernáculos del partido de turno, porque la Justicia no es capaz de juzgar con libertad con las manos atadas a la espalda. Los representantes de los ciudadanos no tendrían que deber obediencia ciega a ningún partido. Los diputados deberían ser elegidos uninominalmente por distritos de entre 100.000 y 150.000 ciudadanos. Deberían ser revocables; es decir: que si no cumplen con su débito al que le ha votado, se sustituye por otro. Y aquí, paz, y en el cielo, Gloria!

Las elecciones deberían ser a dos vueltas. Presidenciales. De este modo, los partidos nacionalistas y otros rebuznos extremistas quedarían recluidos allí de donde jamás debieron salir: de sus guetos. Los partidos jamás deberían estar financiados por el Estado; como los sindicatos y otras yerbas. Un partido financiado por el Estado es un partido estatal, lo cual es un oxímoron en sí mismo, salvo que hablemos de Corea del Norte o Venezuela.

Franco colocó a Juan Carlos como rey de España saltándose a la torera dos pequeños detalles: que España era ya una república, y que, caso de haber seguido siendo una monarquía, Juan, el padre de nuestro rey emérito es quien debería haber sido rey. Pero el general dispuso otra cosa, y Juan Carlos aceptó. Y luego, en una carambola compleja, los partidos que técnicamente estaban en el exilio -todos ellos socialdemócratas o comunistas-, con tal de pillar el Poder cuanto antes, no supieron o no quisieron esperar hasta configurar una Constitución verdaderamente digna. Con estas prisas y remilgos, fijaron los cimientos para que en España no hubiera auténtica representatividad ciudadana, sustituyendo lo que nos vendieron como Democracia por una oligarquía de partidos que hoy muchos reconocemos como lo que es: una partidocracia.

Para que ustedes y yo disfrutemos de verdadera libertad política y democrática, éstos que hoy se reúnen para hacernos perder el tiempo a todos (PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, IU, ERC, Bildu, etc.) deberían hacerse el harakiri político y abrir un Proceso Constituyente tras el que se garantizara que no íbamos a sufrir más agravios comparativos entre las regiones españolas con supuestos hechos diferenciales o territorios históricos (como si Extremadura no tuviera Historia!); que nuestros representantes iban a ser elegidos por distritos; que el Estado español no volverá a financiar partidos ni sindicatos; etc.

Y esto no va a ocurrir. Porque lo más probable es que poco a poco desapareciera el hemorrágico sistema de las Autonomías, insostenible económica, social y culturalmente desde su creación gracias a la Ley Fundamental del 78 (eso que conocemos como Constitución, pero que no lo es). Coño! Que son 400.000 políticos ganando sus buenos sueldos mensualmente! Que son muchos los partidos, sindicatos, asesores y cuñados polimorfos sustentados con nuestros impuestos y nuestro trabajo! Alguno de ustedes piensa que esto se va a venir abajo motu proprio? No. De ninguna manera. No lo van a permitir.

Pero podría hacerse! Podríamos dar la vuelta a la situación y disfrutar más con nuestro dinero, con nuestras familias, con nuestro entorno, con nuestra Historia! España podría arrancarse de encima la costra nacionalista y la mugre de corrupción inherente a todos los sistemas partidocráticos! Nuestros impuestos valdrían mucho más, porque habría que mantener a muchos menos vividores! Y nuestros esfuerzos diarios por salir adelante se verían recompensados al no encontrar tanta burocracia inexplicable y tantos frenos inauditos a cualquier impulso emprendedor!

Sin embargo, olvídense ustedes de ver esto. No va a ocurrir. No, de momento. Y no por cuestiones de imposibilidad de aplicación, no, sino porque nuestros políticos no serán demócratas, pero desde luego tampoco son imbéciles! Ellos saben perfectamente qué movimientos coordinados habría que empezar a dar para traer a España la libertad ciudadana verdadera. Pero no lo van a hacer. Ni siquiera quieren hablar del tema! Así que usted, señora; usted, caballero; usted, joven sin trabajo pero con expectativas de conseguirlo, aunque por ley y por derecho podrían vivir no mejor, sino mucho mejor, descarten tal posibilidad; porque en España no va a haber, de momento, democracia con mayúsculas; porque el dinero que permitiría tener pensiones dignas, oportunidades de trabajo, de investigación, de desarrollo y que permitiría dibujar sin dudas una nación con proyección de futuro, esos cientos de miles de millones de euros al año que -un año más- no vamos a catar, van a ser empleados día a día, semana a semana y año a año en mantener esta megaestructura administrativo-político-social fundamentada en los pilares ciclópeos del franquismo, desarrollada en el ámbito del antifranquismo (que no es más que el envés de la dictadura) y que, aunque hace ya décadas que hace aguas por todas partes, les están vendiendo a ustedes (a mí, ya, no!) como una situación política normal.

Desengáñense: de momento, y parece que durante mucho tiempo, no va a ocurrir ningún evento cósmico que ilumine a nuestros políticos y abran un proceso que reviente irreversiblemente esta situación edematosa y esclerotizante. Y no va a ocurrir por una sencilla cuestión: porque no quieren.



4 comentarios:

  1. Tenemos que trabajar en nuestros círculos, a favor de la abstención activa. Unica manera digna de acabar con este régimen corrupto y partidocrático.

    ResponderEliminar
  2. Estimado Eduardo, soy yo el que te tiene que agradecer que, junto con Luis y todos los que lo hacen posible con su esfuerzo semanal, siga adelante sin cuartel las publicaciones de "El demócrata liberal". Aunque a veces pueda asomar una brizna de desesperación, nuestra pasión por la libertad no depende de ellos ("No quieren") sino de nuestra manera de entender la política y la ciudadanía: la libertad política colectiva. Esto es, la democracia. Aunque nos tiemblen las piernas, es importante dar pasos, el camino no está trazado pero es importante saber dónde están los puntos cardinales. Mientras, es un placer caminar contigo.

    ResponderEliminar
  3. En España NO hay democracia por que hay socialismo, un socialismo que es continuación del Franquismo, todos sus líderes e ideólogos y corruptisimos jefes como el Mafioso Polanco o Cebrian y la mayoría de la cúpula de la banda criminal PSOE etc. venían de ahí, del totalitarismo y crearon algo mucho mas totalitario aun, la sobreadministracion inútil, “servicios” estatales obligatorios, imposición fiscal confiscatoria y negadora de la propiedad privada, las tv propagandisticas que nos obligan a pagar, la regulacion criminal de todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y el control de los mismos mediante la corrupta “prensa” sociata, también pagada con nuestro dinero, que dicta lo que es políticamente correcto y la creación de un estado de parasitos y subvencionados que les garantizan los votos a costa de robar a los que si que trabajan, han creado una dictadura socialista donde los ciudadanos tienen muchísima menos libertad individual y económica de la que tenían en los últimos 20 años de Franco. Donde los medios y el aparato publico de instrucción, que NO educación, se dedican a idiotizar y adoctrinar a los jóvenes para tener futuros "votontos" que sumar a los votos que ya tienen de los parasitos de lo publico mientras los rectores se construyen chalets con mi dinero, la subvención de empresas supuestamente privadas con lo que nos roban, creando la ficción de país democrático cuando son empresas paraestatales, etc. Pero el mal,tanto en España como en el resto del mundo, solo tiene un nombre, y lo ha tenido en los últimos 100 años y es SOCIALSMO. Una terrible ideología, mezcla de secta y mafia y totalmente incompatible con la libertad que ha arruinado paises y destruido millones de vidas durante 100 años a lo largo del mundo, y que sigue haciendolo en unos sitios descarada y sin tapujos como puede ser Corea del Norte o Cuba y en otros disimulada con diferentes trajes. Sin socialismo en España seriamos un país prospero ya que las personas hacen mucho mejor uso de su dinero que el estado ladrón, decente sin que la mentira sea al seña de identidad de todo el que vive de lo publico, sin nazionalismos parasitarios y totalitarios que son sus cómplices, ni ETA habría existido mas de unos meses no olvidemos que esa banda mata a personas para imponer el socialismo. Que los jóvenes se autoconviertan en rebaño y vidas vacías afirmando que lo que les gustaría es ser funcionarios es una vergüenza para cualquier país, en las pocas democracias aun algo decentes que quedan puedes estar toda tu vida sin conocer a un funcionario o empleado o subvencionado publico, en España ni una hora. El problema tiene solo un nombre por mucho que lo quieran disfrazar, hoy todos los políticos, y todos los partidos de España son eso, MAFIAS que quieren seguirnos imponiendo el socialismo y matando nuestra libertad. El socialismo moderado No existe y el socialismo bueno No existe por mucho que se disfrace de moderado o que algunos idiotas sueñen con el, no existio jamas. por que la sola idea es una aberración liberticida y esta terminando con Europa. Aunque los sociatas gestionaran bien y no robasen (cosa que es imposible y no ha ocurrido jamas por que el robo y la estupidez junto con la mentira están implícitas en esa ideología) el socialismo seguiría siendo algo nefasto para el ser humano, que nos convierte en rebaño pastoreado por lo mas inútil corrupto y criminal del país. Y es lo que hay. asi que por supuesto soy firme partidario de abstenerse cuando la opcion es votar entre diferentes partidos socialistas que me van a robar igualmente mi dinero y mi libertad, eso no es una democracia es la dictadura perfecta. La esperanza es que los libres y productivos cada vez emigramos mas lejos y llegara un momento en que los parasitos sociatas no tendrán suficiente gente trabajadora de la que vivir y volverán a su vieja costumbre de devorarse y matarse entre ellos, lo que, por cierto a lo largo de la historia, ha sido la única cosa buena que los socialistas han sido capaces de hacer por la humanidad.


    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado el artículo. Describe casi mi propia experiencia, yo también he empezado a ver con claridad gracias a Antonio García Trevijano y sigo con mucho interés a Paco Bono. Me he adherido al MCRC y espero ver algún día el fin de esta oligarquía de partidos estatales.

    ResponderEliminar