domingo, 15 de mayo de 2016

Fernando Múgica y los periodistas de nuevo cuño


Artículo de Rafa G. García Cosío

Con periodistas de nuevo cuño no me refiero a los flamantes plumillas que empiezan en una redacción. No tengo nada contra ellos. Yo mismo fui uno de ellos alguna vez! Me refiero a los nuevos periodistas en esta era loca de la información en la que cada día hay un novedoso soporte con nuevos y sedicentes comunicadores. Pero, qué es el periodismo? Primero habría que responder a esa pregunta.

La primera definición de periodismo que da la RAE es la siguiente: 'Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico de la información en cualquiera de sus formas y variedades'.

Pero... qué es información? También la primera definición de esta palabra ofrecida en la RAE es la 'acción y efecto de informar'.

No les llama algo la atención? No falta claramente algo? No da la impresión, con este par de definiciones, de que cualquiera de los 7.000 millones de habitantes en la Tierra podría ser periodista sin saberlo?

Verán, cuando estudiaba Periodismo en la Complutense, se nos repitió hasta la saciedad el concepto de interés público. Sí, el periodismo puede tener toda la captación de información, todo el tratamiento, todas las fotos y toda la literatura que uno quiera echarle, pero necesariamente tiene que tener el interés público por delante, un concepto completamente olvidado por la RAE.

Digo esto porque últimamente siento gran rechazo por la actitud de lo que yo llamo periodistas de nuevo cuño, aquellos que, cámara en mano, no se van por ahí a narrar algo de interés público, sino a hacerse reportajes de sí mismos. Hace algunos meses, una persona (a la que suelo apreciar mucho, pese a lo que van a leer) se fue durante un mes por trabajo a Indonesia, y creó un grupo de Wassap ex profeso para contarnos a las pobres hormiguitas congeladas de este hormiguero llamado Alemania lo bien que se lo pasaba la cigarra del trópico. La amiga no solo nos condenó a ver fotos diarias de su vida indonesia (montada en moto, de visita en un templo, en un barco, comiendo, dando clases de alemán...), sino que su marido se encargó de poner firmes a las hormiguitas del grupo haciéndoles saber que el grupo era unidireccional. Es decir, que solo su mujer podía comunicar cosas, mientras los demás debían responder en privado.

Hace mucho menos, una persona (a la que no aprecio tanto) hizo algo parecido. Creó en Facebook una página dedicada a un viaje en moto por Europa del Este que le llevará cinco meses, y nos invitó a todos a seguir dicha página. Cómo explicarles...? Como buena alemana que es, pasó las cuatro semanas antes de partir contándonos a diario noticias sobre los minuciosos preparativos: el sillín extra que había adquirido, el primer rodaje, la compra de los guantes, el primer lavado de la moto, una foto de la guía de viajes, etc. Todo bullshit, vamos. 

Permítanme que comparta con ustedes mi regla de oro como humilde periodista desde hace, al menos, unos cuatro años, que es cuando empecé a viajar a lo bestia. Lo principal es mantenerse uno al margen y dar voz a aquellos que no la tienen. Suena a tópico, pero la realidad es que no se cumple, al menos en nuestro país. Desde hace cuatro años, mi presencia en las fotos que cuelgo (generalmente en Facebook, donde tengo todos los álbumes) es mínima. Tampoco me gusta fotografiar paisajes, pues eso ya nos lo da Google. Lo mejor (y más difícil) es fotografiar a personas. Y se puede fotografiar con una cámara o con la pluma. Como cuando, en este mismo periódico, dejé escrito hace meses que el mayor sueño de cualquiera de los jóvenes iraníes con los que hablé en Persia era estudiar en Estados Unidos o Europa. El mayor para la clara mayoría, se lo aseguro.

Digo que no se cumple lo de dar voz a los demás porque, realmente, en España no se cumple. Así de simple. Les voy a dar un ejemplo muy claro. Si preguntan ustedes a cualquiera por la calle sobre la utilidad de las Comunidades Autónomas, estarán de acuerdo conmigo en que la mayoría (si tiene una opinión propia, cosa cada vez más rara en España) quiere o bien eliminarlas o bien redimensionarlas, como mínimo. Sin embargo, las CCAA son un tema tabú en nuestros medios de comunicación. Son intocables, como aquellos que las manejan. Pese a que es tan claro como el agua que las CCAA aguantan la mayor parte del gasto del país, jamás entran en el debate de los recortes.

Me encanta El Demócrata Liberal porque, siguiendo las dos definiciones de la RAE para periodismo e información -además del componente de interés público archimencionado en la Complutense- no veo otro medio en Andalucía con ideas tan frescas, colaboradores tan comprometidos y valientes e informaciones tan relevantes para el interés general o el sentido común, que es el menos común de los sentidos en nuestro país.


Un homenaje a Fernando Múgica

Les cuento todo este rollo porque esta semana ha muerto Fernando Múgica, un grandísimo ejemplo de lo que en mi opinión debería ser un periodista: Un tío que esté en todos lados, pero discreto. Fíjense si era discreto que he visto su cara por primera vez en la noticia de su obituario. Devorador de periódicos como soy, había visto millones de veces su nombre en fotos de El Mundo hechas en los rincones más miserables y atomarporculo del planeta, pero nunca su cara. 

Ahora sé que no me equivoqué con mi regla de oro. Y me alegro de haber reconocido a otro ídolo al que seguir. En septiembre vienen Etiopía, Kenia, Uganda y Ruanda. No se separen de mis noticias, pero tampoco esperen saber nada de mí!



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