miércoles, 3 de agosto de 2016

Ráfagas de actualidad


Artículo de Luis Marín Sicilia


“Me atrevo con un pronóstico: Rajoy comparecerá en el Congreso, pero no para solicitar la confianza sino para poner en marcha la disolución de las Cortes con arreglo al artículo 115 de la Constitución, fijando fecha para las siguientes elecciones”

“Las instituciones catalanas, que deben su reconocimiento a la propia Constitución, están pasando en su desafío de la desobediencia al desacato y a la rebelión, por lo que es imprescindible aplicar, de modo fulminante, la legalidad quebrantada”

“Por mucho que los neófitos de la progresía se empeñen, es la inversión privada la que genera riqueza y empleo, y atraer a la misma necesita de importantes dosis de confianza, previsión y seguridad que solo se consiguen con un gobierno estable”

“Si la moral es el "conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social", hay que ser muy precavido sobre qué se puede esperar de esta gente [los podemitas] que ya fueron irreverentes con los twits odiosos y racistas de Zapata o con los padrenuestros ofensivos de los de Colau”

Una ciudadanía harta de la actual clase política se dispone a pasar sus vacaciones agosteñas, esperando de quienes cobran para ello que antepongan, de una vez, los intereses generales del país y de los españoles a los partidistas. Mientras ello sucede, o no, estas son algunas cuestiones que plantea el ferragosto recién inaugurado.


La formación del nuevo gobierno

Entre ayer y hoy se puede atisbar si hay posibilidad de entendimiento entre los partidos constitucionalistas, a la luz de los encuentros de Rajoy con Sánchez y con Rivera. Descartada la gran coalición de los tres, la única forma de garantizar un gobierno estable es con la entrada de Ciudadanos, más allá del mero pacto de legislatura que haría extremadamente débil a un gobierno exclusivo del PP. Y este es el gran reto de Rivera, porque puede apuntarse el tanto de haber puesto en marcha el gobierno reformista y regenerador que tanto viene reclamando.

Son momentos de compromiso y responsabilidad, y tenía razón Rajoy cuando decía, al aceptar el encargo regio, que era la hora del diálogo y de la búsqueda de puntos de encuentro, a cuyo fin estaba abierto a las sugerencias que les hicieran sus interlocutores. La insistencia de que debe ir a la investidura, cuando aún no se había iniciado el diálogo, es tanto como pretender cruzar el puente antes de haberse encontrado el río. Como bien dijo Ignacio Camacho asistimos a un auténtico "mobbing político" sobre Rajoy, con el único fin de la oposición de alancearlo en una investidura fallida: una auténtica cacería emprendida por los llamados al diálogo contra el designado real para liderarlo, interesados aquellos más en el debate que en la investidura.

Lo importante es que aquí se va a retratar todo el mundo, que Rajoy irá sin duda al Congreso, bien para presentar el programa de gobierno sometido a la investidura o bien, por no contar con los apoyos suficientes, para decirle a sus señorías que no puede formar gobierno y que, por tanto, no solicita la confianza de la Cámara. Nadie puede ser obligado a un imposible y todos los derechos, incluso el de la candidatura, son renunciables en términos jurídicos. Eso sí; lo que quedará claro es el nivel de compromiso de cada uno con la gobernabilidad del país.

Miles de inversores esperan la formación de un gobierno fuerte y estable capaz de generar confianza y seguridad. Rajoy, por otra parte, necesita un par de años para consolidar la refundación del PP que se iniciará con el congreso nacional del partido una vez formado gobierno. Y ahí se vislumbrara la renovación de liderazgos y la posibilidad de su apartamiento, sin presiones externas y sin vetos inapropiados. Mientras, el nuevo Gobierno acometerá los enormes retos, internos y externos, del momento. Y los demás partidos, especialmente el PSOE, se ocuparán de actualizar sus políticas y la renovación ideológica de sus programas a la vista de nuestros compromisos con la Unión Europea.

Esto último sería lo razonable si C's se decide a jugar el papel liberal y reformista que le corresponde teóricamente, pactando un apoyo a la investidura a cambio de importantes reformas regeneradoras. 170 diputados a favor facilitaría la abstención del PSOE proclamada por barones importantes. Incluso Rajoy aceptaría formar gobierno amparado por sus 137 diputados, si C's y PSOE se abstienen. De no ser así me atrevo con un pronóstico: Rajoy comparecerá en el Congreso, pero no para solicitar la confianza sino para poner en marcha la disolución de las Cortes con arreglo al artículo 115 de la Constitución, fijando fecha para las siguientes elecciones.


La cuestión soberanista catalana

Ante el desafío soberanista catalán es llegada la hora de dar cumplimiento a la Constitución Española, cuyo preámbulo dice que "la Nación española proclama su voluntad de consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular".

Las instituciones catalanas, que deben su reconocimiento a la propia Constitución, están pasando en su desafío de la desobediencia al desacato y a la rebelión, por lo que es imprescindible aplicar, de modo fulminante, la legalidad quebrantada. Quizá sea ésta una de las razones más perentorias para constituir un gobierno fuerte y estable que restablezca el orden constitucional en aquel territorio.

Al ritmo que ha impuesto el desafío cada vez está más cerca la aplicación del artículo 155 de la Constitución, el cual, con un gobierno fuerte, debiera reformarse con arreglo al artículo 167, para dotarlo de medidas coercitivas más concretas que las actuales, en términos similares a los de los artículos 28.1 y 37.1 de la Constitución alemana, los cuales facultan al Gobierno federal para intervenir al Estado que desobedezca principios básicos constitucionales y restituir el orden, mediante el cumplimiento de sus obligaciones.

Tal reforma necesita el apoyo de las tres quintas partes del Congreso y del Senado, la cual ostentan sobradamente las tres fuerzas constitucionalistas. Y si se sometiera a referéndum la reforma, por reclamarlo así una décima parte de diputados o de senadores, el pueblo español se pronunciaría con la contundencia que el reto merece. Lo que no cabe por más tiempo es el desafío chulesco a las instituciones por parte de los separatistas catalanes.


Los retos externos

La consolidación de la recuperación económica y nuestros compromisos internacionales precisan de una situación de estabilidad que dé confianza a los inversores y a las instituciones europeas. Antes del primero de Octubre deben estar ultimados los presupuestos para su remisión a la Unión Europea, previa la aprobación del techo de gasto, fundamental para el control del déficit al 3,1 % en 2017, bajo sanción de 5.000 millones de euros, que este año nos han sido perdonados, en reconocimiento a los sacrificios del pueblo español. De no ser así, además quedarían congelados importantes fondos estructurales de enorme importancia para nuestra economía.

La presencia de España en el G-20, a celebrar en China a principios de Septiembre, debiera serlo con un Gobierno electo y no en funciones, para dar imagen de rigor y seriedad. Porque, por mucho que los neófitos de la progresía se empeñen, es la inversión privada la que genera riqueza y empleo, y atraer a la misma necesita de importantes dosis de confianza, previsión y seguridad que solo se consiguen con un gobierno estable.

La aprobación del presupuesto, cuya prórroga por falta de gobierno congelaría sueldos y pensiones, la transposición de 19 directivas comunitarias pendientes de desarrollo, algunas muy beneficiosas para el ciudadano medio, así como la asunción de compromisos firmes ante la situación de incertidumbre que el terrorismo y los movimientos migratorios ilegales están provocando en nuestro entorno, hacen más perentoria la formación de un Gobierno con amplia base parlamentaria.


La ejemplaridad moral de Podemos

La imposición de sanciones por la Universidad Complutense a Monedero por los honorarios percibidos irregularmente, el fraude a la Seguridad Social de Echenique, las becas irregulares de Errejón y las referencias machistas y degradables de Iglesias a la periodista Mariló Montero, han puesto de manifiesto la levedad ética de estos personajes, cuyo líder califica de "ejemplo moral" a la conducta de Echenique por pagar reiteradamente salarios en negro. Si la moral es el "conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social", hay que ser muy precavido sobre qué se puede esperar de esta gente que ya fueron irreverentes con los twits odiosos y racistas de Zapata o con los padrenuestros ofensivos de los de Colau.

A raíz de saberse las presiones que sufrieron varios medios informativos para tapar ciertos escarceos de Pablo Iglesias con una ex alumna, llamada Dina Bousselham, que se llevó como asistenta al Parlamento Europeo, la periodista Cristina Seguí, bajo el título de "Podemos ser un harén", publicó un artículo en el que se dibuja la catadura del autoproclamado macho alfa y de las féminas que le rodean.

Con total desenfado Cristina Seguí dice que "las féminas conservadoras Tania Sánchez, Rita Maestre, Irene Montero y demás políticas podemitas... como premio por ser ‘la novia de’ o ‘la ex obediente’ aceptan unos puestos de salida en las listas para ocupar un despachito público en lugar de un pisito de querida pagado por un ‘carca’ en el Paseo de la Castellana".

Así las cosas, y considerado el concepto ético de estos personajes, no es de extrañar que las instituciones gobernadas por estos "nuevos políticos" se hayan inundado de novias, compañeros, parejas y demás especímenes de esta coyunda tan moral y ejemplarizante como los "pagos en negro" de los echeniques de turno.




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