sábado, 31 de diciembre de 2016

Nuevos nobles en la Corte


Artículo de Manuel Ramos


De todas las informaciones referentes a la falta de educación del dirigente de Podemos que se ha referido a Aljaraque de forma despectiva (“un pueblo perdido de Huelva”) lo que a mi me ha llamado la atención no es la pelea interna de un partido que se desmorona. Me ha llamado la atención el cargo que el señor Rafael Mayoral, largo de palabras, ostenta en la formación estatal: “secretario de Relaciones con la Sociedad Civil”. Ahí es nada.
La política posmoderna que sufrimos, alejada completamente de la realidad pero muy cercana al dinero público, se autodenomina con los calificativos más enrevesados y abstrusos para que nadie sepa exactamente a en qué sumidero se va el dinero. Podemos, como partido que quiere vender la novedad (“nueva política”, la han llamado) tiende a ponerse los nombres más coloridos del panorama partidocrático actual. Si uno va a la información que presentan sobre sus cargos podrá encontrarse con títulos que emulan viejas divisas nobiliarias. Algunos superan en longitud el nombre de cofradías de Semana Santa: “Secretaría de Relaciones Internacionales y coordinación de la delegación en el Parlamento Europeo”, “Secretaría de Plurinacionalidad y Políticas Públicas para el Cambio”, “Secretaría de Rescate Ciudadano y vicecoordinación de Programa”, “Secretaría de Acción Institucional y Políticas Anticorrupción”... etc.
Cada título nobiliario de estos (porque son unos privilegiados del régimen como lo eran los nobles en el Antiguo Régimen) tiene un jugoso análisis político. Lo bueno que tienen estos arribistas del consenso es que se les ve de forma mucho más clara y descarnada lo que el PP o el PSOE ha sabido disimular hasta hace unos años. Son unos tiranos estirados que roban del erario público sin consecuencia penal ni política y, a veces, se les escapa un comentario delator, contumaz. Pero pronto los corifeos del partido se apresuran a disimular con cánticos de volumen más elevado que el de los demás, con la esperanza de que no se oigan voces discordantes.
Lo que no pueden disimular porque está a la luz del día y ellos se enorgullecen de mostrarlo, son sus títulos nobiliarios. Repito que el tal Rafael Mayoral es “secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y vicecoordinador de Programa”. Está dejando meridianamente claro que necesitan a un departamento dentro de la organización que es Podemos para relacionarse con la sociedad civil. Por lógica, ellos NO son sociedad civil. Ellos se relacionan con la sociedad civil, pero no forman parte de ella. Pero no sólo Podemos. Ya digo que a ellos se les escapa más veces la verdad, son inexpertos aún. Todos los partidos que hay en España son estatales, no son de la sociedad civil. No están ni financiados ni soportados por el esfuerzo voluntario de los ciudadanos sino que son empresas que, organizadas ellas como puedan y entiendan, se arrogan la representación en bloque de unas ideas (así, en abstracto) sin tener que dar cuenta ni de esas ideas ni del dinero que se meten todos los días en los bolsillos. Un dinero que nos obligan a darles.
Con razón Mayoral habla con ese desprecio natural de “un pueblo perdido de Huelva”. Se le ha notado demasiado la elevación nobiliaria desde la que habla. Ya Adolfo Suárez, que en paz descanse, leía los discursos que le escribía Fernando Ónega “desde el respeto”, “desde la honestidad”. Expresiones que muestran una superioridad y elevación y que marcan distancias con la persona a la que se le habla. En vez de ese enunciado, la persona que maneja bien el lenguaje dice “con respeto”, “con honestidad”, poniendo la honestidad y el respeto al lado de la persona y no se encarama en dichas palabras para parecer una estatua subida en su pedestal.
Los vocablos son muy importantes en la política porque son reflejo de la acción, no al revés. Si Mayoral comete el error de decir lo que dijo es porque no vale para un cargo que tiene que hablar en público ya que no tiene contención. No contiene lo que lleva dentro de sí: el desprecio, la superioridad moral, el privilegio social. Precisamente todo aquello que la propaganda del partido intenta vender como el enemigo de sus partidarios. Se queda en eso, en propaganda. La realidad es que en este régimen el partido político lo es todo. Está por encima de las leyes (aforados), por encima de la policía (ellos controlan la coerción), por encima de la cultura (ellos subvencionan lo que les parece), por encima de la educación (ellos controlan los planes de estudio), por encima de la sanidad pública (todos contratan planes privados), por encima de la economía del ciudadano medio (los sueldos que cobran no los pagaría una empresa ni loca a estos incompetentes)... y así podría enumerar cientos de privilegios. Lo repito, son los nobles de nuestros tiempos.
Y nos lo recuerdan en sus títulos nobiliarios. Ellos son y siguen siendo “la casta”, esa palabra que ya no se escucha. Podemos no es sociedad civil, necesita una secretaría para relacionarse con ella y el encargado de esta labor muestra el mayor desprecio por el pueblo español. Los españoles no tenemos representantes pero financiamos, y bien que lo hacemos, a estos nobles que siguen restregándonos sus privilegios todos los días porque, además, dicen que es la democracia. Menos mal que sabemos que aún no hay democracia y que un día una mayoría de españoles lo sabrá y acabaremos con este Antiguo Régimen que ya ha durado demasiado. Por fin podremos tener representantes que, en un caso como el del señor Mayoral, significaría la fulminante destitución si no antes la renuncia por responsabilidad política ante tamaña desvergüenza.



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