martes, 20 de diciembre de 2016

Otro fraude: el de las movilizaciones sindicales


Artículo de Paco Romero

“El gran problema de los sindicatos es que ya nadie cree su discurso”

“Lo vistan como lo vistan, son las deudas, los reintegros pendientes de subvenciones fraudulentas y la falta de cash, lo que les lleva a la calle”



Anteayer, tras decenas de meses de silencio, casi de sesteo, “tomaron” de nuevo la calle los sindicatos dizque mayoritarios.

¿Qué se exigía? Nada de concreción, lo de siempre: la derogación de los aspectos de la reforma laboral del 2012 que consideran más lesivos para los trabajadores, una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 800 euros, la repatriación de los miles de españoles, principalmente jóvenes, que han tenido que emigrar en busca de trabajo durante la crisis, un impulso de las prestaciones sociales especialmente centradas en la revalorización de las pensiones y, ya puestos, medidas eficaces contra la pobreza energética que evite la interrupción del suministro de electricidad o de gas “a personas con escasos recursos económicos”. ¿Quién podría negarse a ello? ¿Dónde hay que firmar? Cosa bien distinta es explicar y convencer a la opinión pública, en una economía de recursos limitados, de dónde sacar para financiar el monto económico que tales medidas suponen.

Preveían alcanzar una asistencia -en todo caso de seis cifras- que se vendería, porque así sería, como rotundo éxito, como respaldo generalizado de sus pretensiones. Lo cierto es que las cifras facilitadas por los organizadores -20.000 según sus propias fuentes, 3.000 según la policía- evidencian su incapacidad para movilizar a los trabajadores.

El gran problema de los sindicatos es que ya nadie cree su discurso. Su imagen ha caído en picado desde que desaparecieron de la escena los históricos Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, verdaderos artífices del sindicalismo español del último tercio del siglo XX, durante mucho tiempo trabajadores en sus puestos durante 8 horas y que empleaban las 16 restantes para solucionar los trances de sus afiliados.

Lo vistan como lo vistan, son las deudas, los reintegros pendientes de subvenciones fraudulentas y la falta de cash, lo que les lleva a la calle, una financiación que debe reducirse por ley a las aportaciones de sus afiliados para continuar desempeñando un papel digno lejano de éste al que ha quedado reducido. 


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