martes, 30 de mayo de 2017

… Y todavía no lo han conseguido

Artículo de Luis Marín Sicilia




“El conocimiento del proyecto legal de desconexión ha provocado una reacción sin fisuras de los defensores del orden constitucional que han advertido, empezando por el Gobierno, que tal falacia no se llevará a cabo”

“No extraña que en Cataluña haya surgido una plataforma antiindependentista defensora de que Tabarnia se separe de Cataluña si ésta se independizara, para seguir en España”

“El hecho de que hasta ahora el Estado haya mantenido la calma con más equilibrio, sin perder la compostura ante las provocaciones que le han planteado, le ha cargado de razón y debe justificar que su actuación será contundente cuando el desafuero sea un hecho y no una amenaza”

"España es la nación más fuerte del mundo porque los españoles llevan siglos queriendo destruirla y todavía no lo han conseguido"


¿Por qué los españoles tenemos que cuestionarnos cada cierto tiempo nuestra propia existencia? ¿Por qué siempre se hace en periodos de una cierta crisis económica y social? ¿Por qué siempre se apela a sentimientos más o menos románticos y se prescinde de la racionalidad? Estas y otras muchas preguntas podríamos hacernos ante el desafío catalán que ha llegado a un punto que no admite más ambigüedades ni dobles intenciones.

El conocimiento del proyecto legal de desconexión, que es un ejemplo paradigmático de la falta de respeto a la ley y a la democracia, ha provocado una reacción sin fisuras de los defensores del orden constitucional que han advertido, empezando por el Gobierno, que tal falacia no se llevará a cabo. Que ante tal postura de firmeza el perverso Pujol hable de un "país amenazado" al que se pretende "disolver", muestra el convencimiento por su parte de que han llegado demasiado lejos, quizás entre otras cosas, para evitar que él y los suyos rindieran cuentas ante la justicia por sus enriquecimientos ilícitos.

Sabido es que el derecho de autodeterminación (que los sediciosos catalanes disfrazan con el eufemismo de un inexistente "derecho a decidir") solo es reconocido por la ONU para países colonizados o aquellos en que no se respeten los Derechos Humanos. La secesión de un Estado, y más si se pretende de forma unilateral, es perseguida por todas las constituciones democráticas del mundo. En EE.UU., un país tres siglos más joven que España, el intento secesionista provocó una cruenta contienda civil ya que la unión de sus estados está proclamada como permanente e inviolable.

El ventajismo al que recurren siempre los secesionistas lo denunció con claridad el presidente americano Lincoln cuando precisó que "si la secesión es un derecho, ¿por qué no lo recogen en sus constituciones los estados sediciosos?". Precisamente hubo estados americanos como el de Virginia, en el que se produjo lo que llamaríamos "secesión de la secesión", ya que la parte occidental "se separó" del resto confederado para mantenerse fiel a la Unión. Y es que cuando se abre una espita se abre para todos.

No extraña, por ello, que en Cataluña haya surgido una plataforma antiindependentista defensora de que Tabarnia se separe de Cataluña si ésta se independizara, para seguir en España. Tabarnia es una región que comprende, según sus promotores, zonas de Tarragona y Barcelona y su área de influencia. Los  promotores de la plataforma, alegan en defensa de su identidad, entre otras cosas, razones económicas, culturales e históricas.

Tabarnia, según sus impulsores, pretende recuperar una autonomía que ya tuvo con el Condado de Barcelona, a diferencia del resto de Cataluña que se regía por señoríos feudales. Señalan su carácter cosmopolita por oposición al rural, aducen que aportan el 87 % de los ingresos de la Generalitat y reciben el 59 %, son plurilingües y mayoritariamente constitucionalistas y calculan que su separación de Cataluña los haría un 28 % más ricos. Por ello dicen que "prefieren una Barcelona fuera de Cataluña que una Barcelona fuera de España".

¿Son lógicas las demandas de Tabarnia? Desde la lógica legal y constitucional, en absoluto. Pero son totalmente válidas desde los postulados de los separatistas. Y aducen los mismos criterios que estos utilizan para justificar la ruptura con España, con argumentos lingüísticos, políticos, históricos y, sobre todo, al igual que hacen los sediciosos, de tipo económico.

En cualquier caso el daño hecho por los sediciosos a la convivencia es innegable. Que un personaje como Pablo Iglesias sea el único líder nacional que se salte la soberanía de todos los españoles, defendiendo un referéndum unilateral como una movilización legítima, debe alertarnos porque este es el mismo individuo que "explicó" al chavismo como hacer caso omiso a la Asamblea soberana del pueblo venezolano y a las manifestaciones de ese pueblo en reclamación de sus derechos. La especialidad de estos populistas es provocar frustraciones colectivas aunque, como ocurre en Cataluña, impliquen ahondar la brecha afectiva con el resto de España y dividan a los catalanes.

Hay cosas con las que no se debe jugar, y el tema catalán ha pasado del surrealismo al riesgo evidente de tensión social. No es la primera vez que esto ocurre, y no será tampoco la primera vez que el Estado de derecho impondrá su prevalencia ante los sediciosos. El hecho de que hasta ahora el Estado haya mantenido la calma con más equilibrio, sin perder la compostura ante las provocaciones que le han planteado, le ha cargado de razón y debe justificar que su actuación será contundente cuando el desafuero sea un hecho y no una amenaza.

Un país con más de cinco siglos de historia no se destruye así porque así. Este "jugueteo" que algunos se traen para burlar la soberanía nacional, es decir, la voluntad del conjunto de españoles, debe acabar imponiendo sin ambigüedades la ley que a todos nos obliga. Volver a la fragmentación de los cantones de la Primera República sería la consecuencia de abrir una espita con ese "oportunista" derecho a decidir. También entonces se quería construir la España federal "de abajo-arriba", o sea, desde el pueblo como dirían separatistas y podemitas, que por algo son compañeros de viaje. Aquella proliferación de "cantones-estados" y la confrontación entre radicales y federales terminó con una República que duró menos de dos años sin ni siquiera dotarse de una Constitución.

Con el  "¡viva Cartagena!" se simboliza el ridículo al que se puede llegar cuando los políticos se entregan a la demagogia y al buenismo, y debe de alertarnos ante tanto vendedor de humos que hoy prolifera sin pudor, poniendo en riesgo la convivencia de todos los ciudadanos, especialmente en Cataluña. Por fortuna, como dijo el canciller Otto bon Bismarck, a la sazón primer ministro de Prusia en 1863, "España es la nación más fuerte del mundo porque los españoles llevan siglos queriendo destruirla y todavía no lo han conseguido".


http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Luis%20Mar%C3%ADn%20Sicilia

1 comentario:

  1. Yo hace mucho tiempo que formo parte de esta plataforma y la verdad es que es una vergüenza los ataques que recibimos. Yo no me atrevo ni a comentarlo por miedo a represalias.

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