lunes, 25 de junio de 2018

Los idus de Susana


Artículo de Antonio Barreda



La llegada de Sánchez a la Moncloa marca el principio del fin del Susanato en Andalucía. La mínima oposición que tenía se ha encumbrado con Pedro Sánchez hasta las más altas cotas de las magistraturas andaluzas. Ha empezado el marcaje y el hostigamiento del ejército susanista desde el poder central. Ya nada será igual desde la moción de censura, aunque Susana quiera transmitir el falso mensaje de unidad y se enroque en su discurso de la gestora, que no se puede gobernar con tan pocos diputados.

Susana ya no tiene quien la mime, quien la acune en San Telmo. Los discípulos pasean por los jardines del poder esperando a saber quién gana para dar el paso al frente. Las provincias se mueven entre el sabor de Triana y el de Pedro. La quietud andaluza ha sido rota en una siesta en la que todos dormían al lado de la Khaleesi. Ahora nadie conoce a nadie en la lucha del poder. Todos esperan el primer movimiento y la primera piedra antes de hablar y de posicionarse.

Vuelven a Andalucía los tiempos de Carlos Sanjuan y de Guerra. Y por si acaso, en San Telmo está contratado el hijo de Guerra, de Coordinador nada más y nada menos, alejado del común de los mortales que tiene que opositar si quiere ocupar una plaza en la Junta de Andalucía. Tristes son los caminos en Andalucía desde los lejanos tiempos de la restauración, donde el sur quedó huérfano de padre y de madre para los hijos del pueblo y los nuevos señoritos pasean su poder hasta las gañanías de la sierra.

El poder del sur se le atraganta a Susana. Tras la primarias los afiliados le dieron un claro no. No es no. Entendió en mensaje. Lo que no entiende es que los andaluces también dicen no. No a todo. Pero refugiada en el parlamento no escucha el lamento de su pueblo. Un pueblo que perdió su autonomía el mismo día 28 de febrero que cerraron las urnas y empezaron a tapiar la libertad en toda Andalucía. El sueño de la autonomía quedó enterrado bajo la losa de un dictadura parlamentaria eterna.

El partido lo es todo. Lo da todo. Y el partido le dijo ya que no. Desde entonces las vestales anuncian días aciagos para la señora del Sur. Días donde los Horacios se acercan con sus espadas nocturnas para vengar todas las cuentas pendientes que quedan desde la expulsión del trono de Pedro tras el comité de la vergüenza. Las horas de los ajustes de cuentas pasan rápidas en el reloj del Psoe de Andalucía, ese que ahora marca las horas donde el Boe acerca a todos los enemigos de Susana. La larga fila de soldados que se acercan a despeñaperros marca el destino de la dama del sur.

Nada es lo que parece tras los muros de su palacio. Nadie sabe nada desde los ERE de lo que pasa en las consejerías. Todos callan, nadie habla. La lista de los condenados está aun en blanco. Los coches oficiales viajan con miedo al cese por motorola. La noche tras el parlamento es el lugar ideal para conspirar, para ofrecer y desofrecer lealtades y juramentos. Las provincias se quedan quietas en la lontananza de los despachos y todos se miran de reojo por si lo señalan o lo nombran.

Pedro viene a descabalgarla. Viene a quitarle el trono del sur. A desterrarla. Los viejos ritos feudales siguen vigentes en el PSOE desde Suresnes. El homenaje es obligado cuando se sube uno al coche oficial. Es un juramento de lealtad al partido y su secretario general. Por encima de todo. Por encima de todos. Los validos de Susana aun esperan la orden del juramento y de la fidelidad al nuevo amo.  Nadie tiene ya el sueldo garantizado en el drama del Sur. Todos dependen ahora del nuevo César que está en la Moncloa. Y el libro de los agravios está lleno de fechas y de sus nombres.

El aparato de Susana perdió las primarias. Perdió porque gobernaba de espaldas a los suyos, porque no escuchaba el deseo de los suyos, porque estaba sordo a las propuestas de los suyos. Le endogamia se había apoderado de las estructuras de poder y eran siempre los mismos nombres los llamados a gobernar en nuestro nombre, en su propio nombre. Y el escalón del poder cada vez se hacía más grande entre su propio pueblo, el mismo que en las primarias le dijo no. El poder les absorbió tanto que despreciaron a los de su sangre, ya que pretendían gobernarlos desde el más absoluto despotismo, desde el más absoluto desprecio, y la gota ácrata que habita en la sangre de los afiliados hirvió en todas las venas.

Andalucía es ahora la partida de ajedrez entre Sánchez y Díaz. Es un tablero donde Díaz tiene cada vez menos fichas. Los nombres de Pedro rodean sus piezas, lanzan un ataque ordenado, meticuloso, donde las horas pasan como días. Los acólitos no se mueven esperando a su señora, esperando enrocarse en los despachos, esperando la orden que nunca llega. Ahora ya hablan entre las sombras de un sustituto para San Telmo, de un virrey que gobierne en el nombre de Pedro. Vienen los mismos días que vivió Borbolla en Monsalves, encerrado esperando el verdugo. Todos empiezan a tomar conciencia de la agonía de la señora de Triana en San Telmo. Una agonía que puede prolongarse con una sentencia de los ERE a los conde-duque de Chaves y de Griñán. Por eso convocará elecciones anticipadas para evitar su agonía y su caída en desgracia. El último aliento tras las urnas y prepararse para la batalla orgánica que acabará con su efímero reinado.




2 comentarios:

  1. Ojalá lleves razón en lo que dices y que estemos viviendo la recta final de la señora Díaz. Mañana se reúne con Pedro Sánche, ojalá de esa reunión salga su sentencia de muerte política. Esperemos impacientes el adelanto de elecciones y esperemos que los andaluces no olviden .

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  2. Ojalá lleves razon en todo lo que dices y que estemos viviendo los últimos días del reinado de la señora Díaz .Pedro se reúne en breve con ella, espero que el consejo que le dé sea que vaya haciendo la maleta.

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