martes, 9 de octubre de 2018

Las tramas civiles y el 18 de julio en Málaga (Cap. 2)


Artículo de Antonio Nadal


INTRODUCCIÓN

Una cada vez más detenida investigación sobre el Golpe de Estado dado el 18 de Julio contra la República española, nos conduce a aquello que los mismos actores habían reiterado y que cierta historiografía había, conscientemente, mal interpretado: que la acción de los rebeldes era cosa de ellos mismos, los militares:

“La reconstrucción de España sobre nuevas bases “hemos de iniciarla exclusivamente los militares, nos corresponde por derecho propio, porque ese es el anhelo nacional, porque tenemos un concepto exacto de nuestro país”(I).

Dos, entre otros, son los elementos que habrían de definirse, al menos en la coyuntura más próxima y por tanto más objetiva para demostrar tal aseveración, A) El origen inmediato del golpe militar en cierto “modelo” de Estado, B) Qué entendemos por “trama civil” y su concreción histórica. Preguntas y posibles respuestas imbricadas en la evolución del Régimen Republicano (1931-1936).

Vilar cuando se interroga sobre qué es “un pronunciamiento” en la Hª de España, lo que le interesa de este: “…es el hábito mental, la exceptación, el anhelo espontáneos, que impulsan a los militares a intervenir políticamente y a ciertos civiles a esperar su intervención”. Analiza, Vilar, la convicción de la “misión política”, el “deber de intervenir”, por parte del ejército, en 1936, en un tipo de pronunciamiento que “ha tenido lugar después de una politización de masas que no había tenido jamás equivalente ni en 1868”.

Nos hallamos, pues, con situaciones objetivas y subjetivas específicas: el anhelo social, el intervencionismo militar y al mismo tiempo con el ascenso, sin precedentes, de las masas a “la política”.

Ello -que aun citando a Vilar- es una idea común entre ya una larga serie de historiadores no ligados al régimen anterior, nos va a permitir establecer una hipótesis de trabajos sobre el cual girará nuestro análisis: la existencia, aquí la certera frase de Vilar, de una primera cualitativa y cuantitativamente “trama civil”, que denominaríamos Bloque Social de Apoyo no operativo (al menos inmediatamente), pero en el que se fundamenta socialmente el ejército.

Centenares de testimonios existen sobre el deseo, anhelo, de una intervención militar durante todo el periodo republicano. Trama, que se convirtió en feroz donde triunfó el alzamiento, que fue violentamente represaliada en los lugares leales a la República y que pudo llegar a colaborar, con limitaciones, como “quintacolumnistas” del franquismo.

Esta “trama” debe distinguirse, de un núcleo civil más reducido y definido políticamente, que llamaremos “Trama Civil Operativa” y que tanto en las “Directivas” de Mola como en el mecanismo golpista se van a significar de forma distinta y directa.

Volvamos a la primera. En el debate y preparación del alzamiento dicho grupo, aunque sociológicamente es más amplio, puede identificarse políticamente con los partidos de la derecha “clásica”: Bloque Nacional, CEDA, en personajes como Calvo Sotelo o Gil Robles. Dichos políticos, no se mostraban de acuerdo, en fechas cruciales, ni en las bases del nuevo régimen ni en el papel de las fuerzas armadas, aunque a todos ellos, y como muestra más de su importancia, “les unía un común denominador: la afirmación de la necesidad de la fuerza militar, o más cabalmente, la fuerza del ejército en la reacción contra la Segunda República.

¿Pero servía esta derecha a los militares golpistas en 1936?, ¿Por qué son rechazados de los planes más decisivos?, ¿Qué impulsaba a este sector del ejército a actuar, por sí mismos, en tan vasta operación? Varios son los argumentos que pudieran utilizarse como respuesta. Ante todo, ser conscientes de la necesidad absoluta que la derecha tiene de ellos, los militares. Por otra parte, y ello afecta más directamente a nuestro trabajo y entiendo más trascendente la desconfianza “historia” del ejército a la capacidad de reacción y entrega de esta “derecha”. El ejemplo significativo y que debe tomarse como punto de referencia indiscutible son las “MEMORIAS” de Mola, quien desde el privilegiado punto de observación de la realidad española, la DGS, describe con irritación la incapacidad de aquellos políticos para frenar “la revolución”, que conduce a la República. Sus “Memorias” están llenas de alusiones irónicas y duras:

“El Conde de Romanones, el Marqués de Alhucemas, Alba y Villanueva, se reunieron en Hendaya para sentar el criterio de que las elecciones municipales debían preceder a los diputados a Cortes, criterio que hicieron prevalecer los dos primeros al constituirse el Gabinete Aznar, y ¡así salió ello!… si me fuera permitido lanzaría la iniciativa de que la república rindiese un homenaje de gratitud a estos dos ilustres políticos españoles que tanto contribuyeron a su advenimiento. Lo digo sin ironía”.

No era, en consecuencia, posible confiar de nuevo en esta caduca “clase política”, en momentos en que el imperativo era militar, la decisión definitiva y las consecuencias lindaban entre la vida y la muerte. Creo pues, que la experiencia de Mola en una coyuntura determinante de la Historia próxima de España, pudo ser el elemento clave en la actitud de mantener a estos sectores, lejos de los acontecimientos definitivos.

Pero en 1936, el ofrecimiento de nuevas fuerzas políticas, que desde 1933 venían dando pruebas fehacientes de su carácter “paramilitar: FE, carlistas…, exigían un planteamiento táctico en que estos sirvieran de cobertura y apoyo a los ejércitos. La participación civil fue desigual, pero “la trama civil operativa”, sirvió positivamente en regiones del Norte, fue escasa en los grandes núcleos urbanos e irregular, aunque implacable en zonas rurales, donde triunfó “el movimiento”, pequeños pueblos, solos o con la Guardia Civil sublevada. Con todo no se puede magnificar su intervención: “A pesar de su importancia creciente en los meses que siguieron a las elecciones y en la marcha de la guerra civil, la falange no puede ser considerada como una factor determinante. La oligarquía, los tradicionalistas, los monárquicos, los conservadores esperaban del ejército la salvación”.

La Cronología histórica de las Tramas Civiles

El caso de Málaga concuerda con dos de las tesis sostenidas por varios historiadores: A) “El Advenimiento de la República, se consideraba, en realidad, como un hecho revolucionario, y en sus precedentes, al menos, insurreccional”, dicho insurreccionalismo tendría precedentes en la década anterior; B) “por lo que su presencia da a los orígenes de la Guerra Civil una perspectiva histórica mucho más inteligible”.

Hemos, en consecuencia, de ubicar los orígenes de las tramas civiles en “el anhelo”, “la expectativa”, que el advenimiento de la Revolución Española provocó. Desde las masas populares, detonante de la revolución, el punto de partida es lo que llamamos la ruptura del Estado de la Restauración. Para la derecha, la República y el estudio de las Elecciones Municipales lo confirma, fue el triunfo de “el caos”, “el comunismo”, “la anarquía”. El restablecimiento de las estructuras sociales anteriores a la República, permaneció inalterable en los “momentáneamente perdedores”, como si el nuevo régimen fuese una etapa transitoria, debiéndose encontrar los métodos más rápidos para cerrarla. Pero, paralelamente la defensa de las expectativas y esperanzas despertadas por el periodo republicano estaban profundamente arraigadas. La revolución y contrarrevolución velaban sus armas.

La República en Málaga. Las “tramas” en marcha.

1930 asiste a una fulgurante reactivación del movimiento obrero. Dos grandes huelgas “políticas” (generales) se producen en esta coyuntura previa a la proclamación de la República. La tensión entre patronos y obreros, acumulada en casi un siglo, es un preludio de la que libertar republicana no hará sino sacar a la luz y la guerra acelerar. Prueba de ello es que los dirigentes patronales, Pettersen y Vázquez, a quienes se achacan las posiciones más duras durante el conflicto, serán asesinados” en el período Julio-Febrero.

¿Qué tipo de burguesía sostiene la oposición durante estos seis años?: con la excepción de la antes “todopoderosa” Casa Larios, hoy venida a menos, convertido, el Marqués, en el prototipo de “cacique urbano”, la mayor parte de comercios e industrias, como hemos señalado, son de base agroalimentaria, teniendo en cuenta que otras empresas, como las químicas, tienen su sede fuera de Málaga.

Mercedes Fórmica, buena conocedora del ambiente “Caleta-Limonar”, los califica así:
“Más que duros propietarios, eran indiferentes señores pobres. Había en ellos más inconsciencia que maldad, más pereza que egoísmo. Gentes que no sabiendo defender lo suyo se aferraban a un fácil paraíso que les cerraba los ojos y le impedía ver”.

Clasificación que si bien no responde a ningún criterio o rigor sociológico nos ofrece la imagen de una burguesía en decadencia, muy característica de un sistema económico inestable, con más “orgullo” que dinero. Dicha burguesía, sin embargo, había adquirido durante un siglo, una definida y sólida “conciencia de clase”, acrecentada por un escaso número de “familias”, que unidas matrimonialmente entre ellas, forman un entramado amplio aunque limitado en realidad y con un sistema de ideas-actitudes muy cohesionado.

Las elecciones municipales de Abril de 1931, van a poner fin a la hegemonía de estos grupos, que van a ser “arrinconados” en sus barrios residenciales, tras una dura confrontación. La estrepitosa derrota ilumina una situación que la derecha no podía creer tras largas etapas de dominio político. La relación de votos emitidos es elocuente:

    • Conjunción Republicano-Socialista: 75%.
    • Coalición Monárquica: 18,6%.

Una breve recopilación documental ayudará a comprender los posicionamientos de la derecha. Las elecciones las afrontan a través de incesantes llamadas: “la desmembración de la patria”, “la lucha contra el catolicismo”, “la instauración del comunismo”, de “el paraíso soviético”. La República sería “el terror”, “la negación del ejército”, “el separatismo “… De uno de los cuatro periódicos conservadores, “El Diario de Málaga” hemos extraído algunos textos, meramente indicativos de la multitud de editoriales, programas electorales de la Coalición Monárquica.

Los monárquicos dicen extraer de “El Socialista”: “Luchamos por la República, que es para nosotros un escalón. En cuanto la haya, iremos al comunismo”. El nuevo régimen sería, también, fruto de una conspiración: “una España desgobernada, sumida en la anarquía no les conviene ni a los rífenos y que la ola roja imperaría lo hemos podido apreciar por los hechos acaecidos y los documentos hallados”. El catolicismo entra en liza, para la Acción Católica: “Cooperar con la propia conducta o con la propia abstención… se reduciría casi a traición para con la religión y con la patria”.

De los candidatos presentados por la Coalición Monárquica, en torno al 60%, aparecen muertos ellos o familiares directos en la represión republicana (Julio a Febrero”, de 1936-37).

De mayor gravedad, de extrema tensión, serán los sucesos de Mayo de 1931, con la quema de Iglesias y Conventos. La proclamación de la República había desatado una aguda excitación social. Actos simbólicos en unos casos de destrucción en otros, se sucedieron. El rótulo de la Calle del marqués de Larios fue arrancada, su estatua, que presidía el centro de Málaga es arrojada al mar, incidentes frente a la casa del Ex-ministro Estrada, cambios de otros nombres de calles. De más trascendencia fue la solicitud del concejal comunista, Andrés Rodríguez, al Ayuntamiento que se pidiera al Gobierno la expulsión de España de las Órdenes Religiosas, lo que fue aprobado con el voto favorable de todos los grupos republicanos. La reacción fue inmediata, la minoría monárquica se retiró de la corporación ante el ataque a “la religión” y a la Guardia Civil.

La formidable movilización popular, en verdad, no solo llenaba de espanto a la derecha, sino que hacía temer un desbordamiento social, entre 50 y 60.000 personas asistieron este año a la manifestación del 1º de Mayo, mientras la CNT convocaba 20.000…

Los acontecimientos se precipitaron y el 11 y 12 de Mayo, las Iglesias y Conventos de Málaga ardía al igual que el periódico “La Unión Mercantil” y algún almacén. Sucesos gravísimos que abrieron, aún más, la sima de las diferencias. F. Lluch, F. Valls reconoce que tras los citados hechos, diversas personas, ya pensaron en la necesidad de “autoorganizarse” para hacer frente a estos “desmanes”.

Las elecciones de 1933, a diferencia del resto de España, supusieron un triunfo para la izquierda, diríamos aún más para la izquierda “con agravantes”, al resultar vencedor en las mismas el FUÁ, Frente Único Antifascista, alianza de republicanos de izquierda, socialistas y comunistas. Como resultado de este obtuvo un acta el único diputado del PCE que hubo en España hasta las Elecciones del Frente Popular y puede considerarse, el FUÁ, la primera experiencia de unidad de la izquierda antes del VII Congreso de la Internacional Comunista.

Las fuerzas de derechas se habían expresado con la misma claridad pero con más virulencia que en 1931. F.E. era todavía un grupo incipiente, por lo que hemos de detenernos en Acción Popular, no solo por la importancia del partido en sí mismo sino también por ser de este grupo el “enlace civil” del Capital Huelin. Discursos, proclamas, menos que programas, aparecen numerosísimos. Hemos destacado solo algunos que nos parecen más significativos, los relativos al “jefe” y a su concepción del “Sufragio Universal”.

“Señores afiliados y simpatizantes de Acción Popular, tenemos un jefe enviado por Dios, porque bien podemos decir como en el Evangelio: “fuit homo missus a deo”, ya que es indudable que hay en Gil Robles algo superior, algo extraordinario que no se ve pero que se adivina, algo imponderable, ese algo que los hombres no sabemos apreciar pero que los cristianos admitimos como un toque del dedo de Dios”.

“Adversarios, Acción Popular va a la lucha democrática del Sufragio Universal que vosotros preconizáis y en la que no creemos por qué nosotros nos nutrimos de nuestras esencias tradicionalistas en las que tenemos fe ciega y en base a las cuales haremos un nuevo Estado Español”…

De los tres candidatos que en el “Bloque Antimarxista” se opusieron al FUÁ, dos aparecen en la relación de muertos de Julio-Febrero.

El Bienio conservador no presenta rasgos específicos entre Málaga y el resto de España: huelgas, enfrentamientos, muertes y la definitiva aparición de F.E. (sobre el nacimiento de F.E. en Málaga puede consultarse el libro “Guerra Civil en Málaga”). Las Elecciones de 1936 ya han sido precedidas por la violencia física: asesinato de un vendedor de “Mundo Obrero”, de falangistas… y de una agresiva campaña electoral similar, en este caso, al de otras provincias.

El resultado de estas es claro: 10 diputados para el Frente Popular, 2 para el Bloque Antirrevolucionario. He aquí una derrota absoluta de la derecha durante el periodo 1931-1936 y la constatación de que nos encontramos en “Málaga la Roja”, frase con la que frecuentemente alude a esta ciudad la literatura nacionalista.

¿Cómo organizar el Alzamiento en una ciudad de estas características? Mola no lo dudo nunca.

EL 18 DE JULIO Y LOS GRUPOS CIVILES

Málaga, y toda Andalucía, quedaban encuadradas en las “Directivas para Marruecos”. Es decir, el triunfo de la conspiración se confiaba a las tropas del Norte de África (legionarios, regulares, moros), sobre las cuales pivotarían los sublevados malagueños. Por ello, estos, dedicaron todo su empeño a la protección del puerto donde habrían de desembarcar las fuerzas citadas:

“Ha de procurarse por todos los medios organizar dos columnas mixtas sobre la base de la Legión: una en la circunscripción oriental y otra en la occidental que desembarcaran respectivamente en Málaga y Algeciras, aunque conviene hasta el momento preciso hacer creer que los puntos de desembarco son Valencia y Cádiz”.
La decisión de Mola no era ni mucho menos apresurada o carente de fundamento racional, sin dejar de sorprender que no hubiese buscado fuertes apoyos entre los latifundistas andaluces. Ya, hemos destacado, que “El Director” durante su gestión en la DGS había recibido información suficiente de Málaga y las noticias posteriores debieron, no de modificar, sino de acentuar los temores sobre la suerte que habría de correr la acción militar en Málaga. Seis años después esta ciudad era la misma que él había reprimido a través de la policía.

Sus enlaces militares: Galarza y García Escamez, confirmaban las noticias procedentes de la DGS: “las peores zonas andaluzas eran Málaga y la zona minera de Córdoba”. Galarza, en una primera comunicación “era pesimista” sobre Sevilla, Granada, Málaga y el Arsenal Marítimo de Cádiz, mientras que veía posibilidades en Cádiz, y sobre todo, estaba bien, conectada Ceuta. García Escámez recorrió también Andalucía concluyendo que: “el porvenir sobre aquellas tierras se cifraba en una rápida intervención de las tropas Marruecos”.

Dichos militares sustentan tales posturas más por la fuerza del movimiento obrero y el campesinado, en una región mal comunicada y de gran extensión, que en las posibilidades de sus aliados civiles y del propio ejército donde Campins y Villa Abrille parece dudosos o no muy decididos. En consecuencia las tropas de Marruecos son las únicas que pueden garantizar los objetivos marcados y convertirse en elemento decisorio. ¿Por qué se envía a Queipo en las mencionadas condiciones y con las dudas planteadas? Posiblemente la previsión de un fracaso y desde luego la convicción que las tropas de Marruecos mandadas por Franco se harían cargo del poder en Andalucía. La posterior evolución de los acontecimientos que hicieron de Queipo un personaje destacado y “popular”, creo nadie pudo preverlo.

El “Virrey de Andalucía” se convirtió en un personaje molesto con quien Franco hubo de utilizar todo tipo de “tretas” para quitarlo de la escena política y militar. Lo incomprensible es que Queipo, cuando otros jefes de la conspiración habían sacado a sus familias fuera de España, él la trae a Málaga como lugar “seguro”. Gracias al Cónsul italiano, pudieron salvarse. Pero la composición de lugar que realiza el general es inaudita (en una conferencia un señor, de edad, me dijo muy seriamente que recapacitara sobre lo contrario ¿y si Queipo lo que quería era quedarse sin mujer?)

Desconozco, aunque existen posibilidades, de que los conspiradores más antiguos, caso de Huelin, fueran de la UME. El hecho es que nos encontramos en lo que aparece una primera división del trabajo (lo cual es un espejismo, comprobada la desorganización de los militares) en la plaza de Málaga: el capitán Huelin, como jefe de una fuerza de choque, el capitán de E.M. Hernando, enlace con la División Orgánica (según Arrarás, Hernando fue el fundador de F.E. en Granada) y el capital Laffita, contacto con la Falange -los tradicionalistas son una minoría-. Lo que en términos de las Directivas de Mola correspondería posiblemente a un comité Militar no tiene continuidad en el comité cívico o Cívico-militar, igualmente contemplado.

Cuando a principios de Junio viene Queipo a Málaga como Inspector de Carabineros sus reuniones son exclusivamente militares. El almuerzo en el Restaurante “La Alegría” está compuesto por un jefe del ejército, 5 oficiales del ejército, 3 oficiales de Asalto, 1 oficial de la Guardia Civil. El civil presente presidente de las Juventudes de Acción Popular, lo hace como persona de confianza de Huelin. Convocatorias posteriores son igualmente de carácter estrictamente militar.

Paralelamente, aún no compareciendo en estos actos, el coronel de la Guardia Civil, Gómez Carrión, el Tte. Coronel de Carabineros, Carlos Floran y el Jefe de la Guardia de Asalto estaban comprometidos en el alzamiento. El general Patxot, pieza clave en la cúpula militar, parece que no avanzó mucho en los contactos tenidos con Queipo, ya que sus relaciones no eran buenas. Sabido es la sorpresa que el general “tantas veces traidor” provocó al incorporarse al movimiento. En cualquier caso, en los planes de Mola a nivel nacional, se contaban con Patxot para sublevar Málaga.

Huelin, antes de sacar a las compañías, envía unas cartas a dos jefes del Ejército en las que les comunicaba que quedaban al frente del Ayuntamiento y el Gobierno Civil (Mola quería que fuese un oficial de la Guardia Civil). Ninguna orden para grupos civiles.

No fue, sin duda, una “explosión de júbilo” la salida del Capitán Huelin. Al recibirse la orden para formar la tropa, hubo reticencias, pues la citada orden venía sin firma lo que fue criticado por algún oficial. Estas circunstancias deben ser destacadas por lo que sería después una clave del fracaso: la indecisión de los militares. Se debatió sin detener o no a la suboficialidad, fieles a la República. No se hizo. Tras el fracaso del 18 de Julio el espectáculo de la oficialidad es desolador: de 42 oficiales del Regimiento Vitoria ninguno permanecieron en sus puestos que hubieron de ser ocupados por sargentos.

Los oficiales que acompañaron a Huelin fueron llamados por él mismo. No parece un ambiente especialmente “entusiasta” el existente instantes antes de las 6 de tarde en que la tropa se echó a la calle. Siguiendo la táctica de Queipo se arengo a los soldados y se grito: ¡Viva La República! El barrio obrero de Capuchinos les acogió con vítores pues creían que iban a sofocar el alzamiento de Marruecos. El testimonio de la tropa nos ha llegado a través del soldado Amador García Moyano, presidente de las JAP. A primeros de Julio, según, García, se incorporaron los soldados de cuota que fueron incluidos en las dos Cías, del Regimiento Vitoria, para tener en ellas personas de confianza. Huelin y Segalerva preparaban con intensidad a la tropa con “conferencias de exaltado patriotismo” y más concretamente llevándoles cinco veces al tiro de fusil y lanzamiento de granadas, entre los días 1 al 17 de Julio. García Moyano cuanta que en una ocasión les dijo Segalerva: “España va hacia la ruina, al caos y hay que salvarlo y hemos de ser nosotros, el ejército, quienes tenemos que salvarla…”. Como soldado fue utilizado de espía para saber quién introducía en el cuartel el periódico “El Soldado Rojo”. Sin éxito.

Sí encontró, según su testimonio, un paquete con proclamas en que se leían: “Soldados de la República, la hora se acerca y es preciso que no olvidéis que sois el pueblo, pues venís de él. Cuando notéis algo anormal en la canalla fascista de vuestros jefes, quitad los cerrojos de los fusiles y saliros del cuartel. Viva la UHP”. Documento más que dudoso y que pudiera ser una justificación, un argumento, para la sublevación: los jefes actuaron en legítima defensa ante la insurrección de la tropa.

El resto de los acontecimientos importan poco, solo la relación de incongruencias de los sublevados: los carabineros se retiran, el coronel de la G. Civil es destituido y su sucesor no acata los compromisos de su jefe y al fin la liturgia de la proclamación del Estado de Guerra. A las 6 de la tarde del 18 de Julio, ya han transcurrido 24 horas de los acontecimientos de Melilla, se decide al fin la lectura del Bando, pero es tarde, las organizaciones del Frente Popular han podido organizarse. A las 4 de la madrugada la tropa se retira. Después se sabe que el “Sánchez Barcaiztegui” viene hacia Málaga…pero sublevado. Las “Directivas” han fracaso. Era el fin.

LA TRAMA CIVIL NO OPERATIVA

Vamos a recurrir a la relación de muertes violentas entre Julio del 36 a Febrero del 37, para aproximarnos a este grupo social “no operativo”. Dejando, al margen, un porcentaje no muy elevado de muertes políticamente indefinidas, las demás corresponden a grupos, instituciones, estamentos, potencialmente favorables a los militares: FE, CEDA, Renovación, iglesia, militares, propietarios, industriales…

De los 1.100-1.110 fallecidos, la distribución socio-profesional es:

    • 46,48% …. Sectores profesionales.
    • 39,30 ……. Militares y Religiosos.
    • 5,00% ……Trabajadores manuales.

Las causas de sus muertes, según los textos nacionalistas, es: “por ideología de derecha”.

Partimos de una metodología que puede ser discutida, pero que se fundamenta en la caracterización de la guerra civil en Málaga como la culminación histórica de un violento proceso de “lucha de clases”.

Tanto en la represión republicana como en la nacionalista existe “una lógica represora” y sin caer en determinismos fáciles, debemos constatar que en situaciones como las vividas en esta capital —y lo he dicho en otras ocasiones— no basta ser inocente o sentirse inocente. El drama era ser patrón u obrero, latifundista o jornalero, del Bloque Antirrevolucionario, o del Bloque Popular.

Esta hipótesis no puede tratar de justificar -o servir de justificante- a las acciones violentas incontroladas. Ni ubicar en el mismo nivel a republicanos o anarquistas, ni a socialistas y comunistas, ni siquiera “politizar” a los fallecidos. En Málaga explotó el sistema de clases que existía, no otro. Ni era el proletariado de Madrid, ni el de Barcelona -a pesar de las connotaciones ideológicas con este-, es el de una ciudad sometida a vaivenes económicos que nunca cristalizaron en un sistema económico estable. Difícil resulta organizar de una manera permanente y compacta a un proletariado de estas características. La “lucha de clases”, fue primaria, violenta, incontrolada…unidos a más de 30.000 refugiados que sobrevivían en la ciudad y que intervinieron cegados por su dramática situación.

LA TRAMA CIVIL OPERATIVA.

F.E. es la base de este grupo, que aunque limitadamente, ayudo a los militares. Hemos citado a A. García Moyano, Presidente de las JAP, como enlace civil, asistiendo a las reuniones, del capitán Huelin. Vista la desinformación de los partidos políticos de derechas, el papel de García, es similar al de Maíz y otros: personas de confianza, ayudantes, más que enlaces con fuerzas civiles. Así lo reconoce Lluch F. Valls: “(García Moyano) amigo del Capitán Huelin y persona de su absoluta confianza”, que además de soldado de cuota estudiaba para oficial de complemento.

Hay que destacar que ni los jefes del Bloque Nacional y los de otros partidos de derechas estaban informados. Lo he podido constatar personalmente. Los testimonios de “personalidades” nacionalistas son rotundas: nada sabían, quizá sospechas.

El P. García Alonso, que vino unos días antes del alzamiento a Málaga dice estar informado a través de las confesiones de un requeté y dos oficiales del ejército. Difícil creer al padre, caso contrario hubiese permanecido en Cádiz. Remigio Moreno así como otros cargos de la Audiencia solo habían detectado “cierto nerviosismo” en Málaga. El Padre Tomás López manifiesta haber hablado con un joven en Coín: “En las dos horas largas de conversación me comunico que había recibido órdenes de estar preparado en la misma semana mejor que en la siguiente, con respecto a las armas, que ya les señalarían el sitio donde tenían que recogerlas”. Otro testimonio de más que relativa validez ¿una conexión que llegara hasta Coín? El P. López trata de revalorizar “la valentía de la juventud”. La situación fue más simple y también más dramática, pero la indefensión con que se muestra la derecha malagueña en este período es alarmante. Tanto en la capital como la provincia son incapaces de reaccionar. Son detenidos o fusilados.

Volvamos a la Falange. Como en el resto de España los enfrentamientos entre los escuadristas y las juventudes de izquierdas, habían provocado el encarcelamiento de los jefes falangistas. Quedo como Jefe de Milicias y contacto con el ejército, Carlos Assiego. Antes de las elecciones de Febrero no superaría FE los 40 militantes. La crisis de Renovación, la CEDA… hizo afluir a esta organización más directa y violenta a grupos de militantes de los citados partidos, alcanzando unos 300 afiliados, a pesar de que por mandato de José Antonio se había tratado de no dar entrada a “derechistas” en el partido. Resulta, pues, dudoso como señala Arrarás que hubiese tres centurias preparadas o Gil Gómez Bajuelo que da la cifra de 400 militarizados. Es posible que hubiese tal número de afiliados pero nunca dispuestos a “salir a la calle”. No eran los primitivos “escuadristas”. El propio Gil Gómez cita un testimonio que desmiente su propia versión: “cuando el Capital Saavedra gritaba en calle Larios ¡vengan paisanos!, estos no aparecieron”.

Todas las responsabilidades del fracaso militar e incluso civil (gran parte de la literatura franquista) se las achacan a Patxot. Es cierto que se negó a dar una imagen “fascista” del golpe militar, desechando la colaboración civil y no poniendo en libertad a los falangistas presos. La realidad es más compleja que acusar a Patxot de pertenecer a la masonería. Cuando la tropa ya estaba en la calle, vuelve el enlace falangista a recibir órdenes o directrices.

Assiego habla con Hernando, quien “pesimista”, le cuenta una conversación del general con Martínez Barrio que pudo convencerlo. El enlace falangista se marcha, dejando su teléfono, para ser avisado. Nadie les llamó, ¿Estaban enterados todos los falangistas, incluso los escuadristas de las consignas que les serían dadas? Parece que no. ¿Sabían que, según García Moyano, habían de situarse frente a la Casa del Pueblo? Es cierto, según “El Popular” que por la calle Larios andaban algunos “jóvenes fascistas”.

Los responsables del fracaso militar es la oficialidad. El mecanismo del golpe era implacablemente claro: detener al General, atacar, inmediatamente (no con 24 horas de retraso), penetrar en los barrios de Málaga, como decía Mola “con extrema Violencia” y proceder con ejecuciones sumarísimas y ejemplarizantes. Esto hizo Queipo, paso con Campins, Romerales, Villa Abrille.

Bien es cierto que Mola había centrado el éxito sobre Málaga en la llegada de las tropas de Marruecos. Poca confianza tendría en los militares y en “las tramas civiles”.

Las citas bibliográficas y fuentes documentales sobre este proceso serían extremadamente extensas para ser aquí expuestas, me remito a NADAL SÁNCHEZ, A.: “Guerra Civil en Málaga”. Málaga 1985.

Como prueba de la debilidad de los apoyos recibidos por la Falange, eje civil en el que sustentaría el alzamiento militar citamos este documento, extraída del SERVICIO HISTÓRICO MILITAR. Archivo de la Guerra de Liberación, Armario 18, Legajo 17, Carpeta 30, pág. 61. El texto, realizado por el “espionaje” franquista está respetado íntegramente, de ahí las faltas de ortografía e incorrecciones literarias:

“Familias y personas que habían contribuido con su actividad y fondos a mantener la organización de Falange Española en Málaga, antes de movimiento nacional”.

Stas. de Verner, Lamonte, Vigueras Palou; Sras. de Lozano y Carmena; Srs. D. Manuel Puertas Oliveros, Juez de la Merced, Patricio Gutiérrez, médico y también aunque en menos proporción, la Sta. de Cazaña hija del Vista de Aduanas, Sta. Araceli Morales, hermana del médico, la Sra. de Puertas Oliveros.

Las recaudaciones eran escasas y como consecuencia de ello, los dirigentes tuvieron que someterse a sacrificios de carecida escasez, para poder dar de comer a nuestros presos y familias, pues el retraimiento y la cobardía en todas las clases eran horrible, como la prueba el hecho de que para poder obtener Eugenio Cros de un comerciante CIEN ptas. tuvo que ir a su casa tres veces.

La casa de Larios, se negó varias veces a recibir los elementos encargados de recaudar y se cree era debido a que había contribuido en Madrid.

La casa de La Riva hermanos, contribuyó siempre que era menester y con cierta esplendidez a los requerimientos que las Damas Apostólicas de la Parroquia de Santiago le hicieron para obras de caridad; teniéndose también entendido que donó cantidad para Falange; convendría aclarar su verdadera actuación.

La casa de Gómez Hermanos, no contribuyó a nada y sostenía fuertes altercados con las Sras. que les requerían ayuda.

Se cree que esta casa aportó en las últimas elecciones 10.000 ptas. al bloque de derechas y otras 10.000 ptas para el Frente Popular; debe de comprobarse esto último para obrar en consecuencia.

También han trabajado para bien de nuestra causa las siguientes: Dr. Franquelo, hijo del Ingeniero de Caminos ya fallecido, Sra. de Navarrete, Capitán Morcant, la casa de Alejandro Bajillería establecida en la calle de Granada, Antonio Villena, dueño de un taller de soldadura eléctrica, Sra. de Palou, Viuda de Pórtela, Di María Lozano y su cuñada Sta. de Pórtela, aportando todas además cantidades con arreglo a sus medios económicos.

Por una confidencia de enlace sabemos que el Jefe de recaudación Félix Asiego Serna se encontraba escondido en casa de su pariente D. Carlos Gaos de filiación izquierdista, así como el hijo de D. Félix, Carlos jefe de nuestras milicias. La cantidad que en la actualidad se supone obraba en poder del Sr. Asiego, se calcula en unas 9.000 mil ptas. fruto de las recaudaciones. Igualmente se dice contribuyeron con donaciones los siguientes: Sres. Pérez del Pulgar, Casa Goux, Cine Actualidades, varias veces, Enrique Peterssent hijo, y se cree que este último igual que su padre ha sido asesinado, D. Juan Luis Peralta, también asesinado, Josefa Valls y su hija.

Me consta que unos de los individuos que se negaron a aportarnos ayuda era D. Enrique Vandulken, alegando su calidad de extranjero, pero por una confidencia sabemos que es masón”.





Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga, escritor, preso político durante el franquismo y experto en la Guerra Civil española en Málaga.

1 comentario:

  1. Me van a perdonar ustedes: el autor del texto y los lectores del blog, pero no logro entender la conexión de estos escritos de la guerra civil con el blog. Son unas reseñas tan laaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrrrgas e inconexas que, tras leerlas, me pregunto porqué permiten estos tochos.


    ResponderEliminar