domingo, 5 de abril de 2015

¿Se opondrán Ciudadanos y Podemos a la violación?


En un interesante estudio de la Universidad de Lisboa en 2003, dirigido por Helder Bértolo, se investigó la capacidad de las personas con ceguera de nacimiento de soñar con imágenes de la vida real. Al pedir que dos grupos (uno de 10 invidentes y otro de 9 personas con vista) describieran sus sueños, los científicos descubrieron que, aunque los ciegos solían soñar con imágenes con menos frecuencia que el resto, cuando lo hacían eran capaces no sólo de describir los escenarios, sino
también de dibujarlos.

Sorprende sobremanera el resultado de este estudio cuando uno examina con cuidado a la sociedad andaluza. Sin ningún tipo de diferencia notable en el porcentaje de ciegos con respecto a otras comunidades autónomas o países de Europa -exceptuando algunas comunidades de Grecia, donde las autoridades han llegado a detectar por sorpresa a miles de inválidos que se apuntaban jocosamente a una pensión de invalidez fraudulenta-, Andalucía ostenta el dudoso récord de ser la comunidad más maltratada de Europa con la población que, al parecer, más placer encuentra mirando para otro lado ante los abusos sin parangón a los que la somete su gobierno. Una población incapaz de ver la realidad que a diario choca frontalmente contra ella.

Después de que Podemos Andalucía haya amagado esta semana con abstenerse en la investidura de Susana Díaz para así abrirle el camino a la sucesora de José Antonio Griñán, muchos votantes de Podemos han expresado su estupor en las redes sociales ante esta traición o, en el mejor de los casos, 'cagada' de no poca importancia del partido que se presenta desde hace meses como liberador de la corrupción en España. Aunque, en honor a la verdad y mirado con la perspectiva del tiempo, habría que decir que la lucha contra la corrupción fue un simple cohete que permitió a la sonda de Pablo Iglesias introducirse en la estratosfera donde, ya lejos de la razón de la ley de la gravedad, dicha sonda se ha quitado la piel de corderito y ha mostrado sus verdaderas credenciales: las de la extrema izquierda de toda la vida.

Pero lo más curioso es que, constatado este prematuro desencanto de los que votaron a Podemos soñando con un cambio en la Junta, ahora los fieles del partido del círculo intentan justificar el paso que han dado asegurando que ''no van a apoyar a Susana Díaz'', sino simplemente ''abstenerse'', y se agarran a este flotador dialéctico como último recurso antes de la investidura, como una persona que renunciara al poder de su vista. Algo parecido ocurre con los votantes de Ciudadanos, orgullosos de otra promesa falaz de sus líderes: ''No pactaremos con Susana Díaz si no echa a Chaves y Griñán''. ¿Qué quieren decir con pactar? ¿Entrar en un gobierno? No, eso ya está decidido desde antes de las elecciones. Ahora lo que interesa saber es si se van a abstener para satisfacer los deseos de la lideresa del PSOE de ''gobernar en solitario''.

Para que el público entienda la gran estafa que supondrá la abstención, bien por parte de Podemos, bien por parte de Ciudadanos, podríamos utilizar el caso de una violación. Imagínense que una persona se topa por la calle con un acto de violación. El testigo, normalmente, tendría tres opciones:

A) Apoyarla, jaleando al violador.
B) Rechazarla, llamando a la policía.
C) Abstenerse, sin apoyar ni rechazar, escondiéndose o huyendo sin dar ningún tipo de aviso.

Me da la impresión de que en España, la abstención se entiende como una negativa. Sin embargo, no lo es. A veces puede ser algo mucho peor: puede representar la indiferencia, cruzarse de brazos, desinterés, incluso la conformidad. El peligro de la abstención fue muy bien definido por una frase que se atribuye a Edmund Burke: ''Para que el mal triunfe, solo es necesario que los buenos no hagan nada''. Podemos y Ciudadanos van a tener la oportunidad de oro para retratarse, ya sea con los ojos cerrados o abiertos.





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