domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Acaso importan las víctimas?

Artículo de Mara Mago


España,  Francia,  Inglaterra,  Estados Unidos,  Afganistán…  Antes Líbano, Israel, Chechenia, Kosovo… Después Irak, Mali, Congo, Libia, Egipto, …. Ahora, Siria, etc, etc, etc,….

¿Acaso importan las víctimas en la gran guerra contra el terrorismo?

No, no importan. Ahora, antes, después, nunca importan. Porque los muertos nunca son hijos de los poderosos que inventan las guerras por codicia.

Un compañero de trabajo me detuvo hoy en el pasillo camino del lavabo para preguntarme muy acongojado, triste de verdad, que si me había enterado de que su perro se había muerto. No, no lo sabía, e inmediatamente me invadió un sentimiento extraño de culpa. Yo, que le veía pasear cada tarde a su perro por el barrio, ¿cómo no había caído en la  cuenta de que nos faltaba aquel animal en nuestro pequeño universo vecinal?

-Pero, bueno, ¿cuándo ha sido?.
-Anoche. Llevaba ya una semana sin comer, con vómitos y diarreas. Me levanté a eso de las cuatro de la mañana, lo toqué y estaba más tieso que la mojama.

Su rostro compungido -el de Rafa- me provocaba un malestar que no acertaba a encuadrar. De pronto, me sentí en el deber de darle mi más sentido pésame y demostrarle mi solidaridad con su dolor. Quería esforzarme en adoptar una aptitud de mayor pesadumbre y, temiendo que se me pusiera a llorar, me disculpé torpemente y salí huyendo hasta perderme en el archivo más próximo que encontré.

El mismo archivo que me sirvió de refugio, el que utilizamos como rudimentaria hemeroteca, me retuvo durante un largo rato. En la portada de un periódico aparecían unos cuerpos tendidos en el suelo, cubiertos con una especie de sábana blanca. Por el tamaño de algunos de ellos se podía deducir de inmediato que eran niños. Escudriñando un poco me cercioré. Eran niños. Eran niños cristianos. Habían sido asesinados a tiros por unos “barbudos”. Es cierto, eso decía el periódico.

Estos niños trajeron a mi mente, en fugaces imágenes,  a otros niños. También estaban muertos. Unos eran cristianos como los que acababa de encontrar en la portada de un periódico. Otros eran musulmanes. Otros eran judíos. Otros eran budistas. Sólo eran niños.

Vivían en recónditos países que con mucha dificultad logro situar en el globo terráqueo que mis hijos tienen en su habitación. Y estas imágenes me conectaron con los muertos fantasmas del 11 de septiembre, la excusa de las víctimas de hoy. A algunos los vimos en directo desplomarse desde no sé cuantas decenas de pisos de altura para desaparecer bajo polvo y amasijos de hierro para siempre.

Ahora recuerdo que el día anterior a esas secuencias me contaron en la televisión  que en un país de Centroamérica  una hambruna estaba haciendo estragos entre la población, sobre todo, la población infantil. Pero, desde el 11 de septiembre no he vuelto a saber de aquella hambruna, ni prácticamente nada de las guerras africanas, ni de los conflictos independentistas de las repúblicas  ex-soviéticas: Bosnia, Croacia, Eslovenia, Chechenia...

No recuerdo esos ni otro montón de conflictos esparcidos por todo el mundo porque los medios de comunicación llevan dos meses destinando toda su artillería informativa al  entorno  “….quistán”. Todos esos países del cercano-medio Oriente que se nos han dado a conocer en un “master” intensivo sobre su geografía, armamento, religión y antropología.

Sólo podemos saber de aquella zona del planeta. Así lo han decidido quienes les dirigen, a los medios y las guerras. Sabemos cómo caen las bombas, cuántas se lanzan al segundo, qué capacidad de destrucción tienen. Sabemos de espías, de tropas y aviones infiltrados. Sabemos de terrorismo internacional. El nuevo mal de la era “pos” de la posmodernidad.

 ¿Y qué me dicen del Sr. Laden? ¡Cuántos hermanos! ¡Cuán inteligente! ¡Qué jugosas cuentas bancarias! ¡Cuántas esposas e hijos! Conocemos de su afición a jugar a las batallitas en las montañas perdidas de esos países del  “…quistán”, donde aplica las tácticas aprendidas en las fuerzas de combate USA durante el tiempo que trabajó para ellos como infiltrado en los países árabes.

Los daños colaterales

Los daños o “víctimas colaterales” -muertes al fin y al cabo- estarán justificados. Serán un mal menor porque los valores de la Civilización habrán triunfado de nuevo. Y, si hay suerte, a  lo mejor encontramos al Sr. Laden y podemos ajusticiarlo en directo ante la opinión pública mundial, o llevarlo  ante un Tribunal Internacional, constituido por quienes, para encontrarlo, precisamente, han dejado detrás un reguero de sangre, muerte y destrucción. A lo mejor conseguimos que en el entorno “……quistán”  se imponga un gobierno que, en teoría y en principio, se adapte o aproxime  a nuestros rectos principios democráticos occidentales.  A lo mejor tenemos la suerte de poder despojar a aquellas mujeres de esos velos que las aíslan del exterior y podemos contemplar una soleada mañana sus bellos ojos oscuros de mirada profunda e inteligente. A lo mejor acabamos con el terrorismo internacional. A lo mejor….

Balance de pérdidas y beneficios

A pesar de todo, el mundo será mejor, dicen los instigadores en sus argumentarios. Habrán ganado las bolsas, esos chiringuitos del poder financiero donde señores de punta en blanco juegan al monopoly.  Habrán ganado los bancos, los grandes grupos empresariales y  las  multinacionales. Habrán ganado los fabricantes de armas, los traficantes  y los gobernantes que engrosarán sus cuentas bancarias en paraísos fiscales mientras consienten en someter a sus súbditos a grandes pesadumbres.

¿Quién es realmente el enemigo de los pueblos?

Sin duda, habrán ganado los grandes padres religiosos, no importa el signo, no importa el nombre que le den a su Dios. Sus parroquias, alimentadas por la sangre derramada de los fieles caídos, se habrán fortalecido y sus rectores-salvadores se erigirán más  todopoderosos, pero humildes servidores del que sufre. 

Habrán ganado las grandes cadenas de comunicación de masas. ¡Qué filón han encontrado ahora con esto de la guerra del tercer milenio!

¡Lucirán medallas  y banderas! ¡Fortalecerán fronteras y alambradas! ¡Cantarán himnos y gritarán arengas!

¿Y qué me dicen de esas lustrosas entidades y, sin embargo, volátiles, inasequibles, imperceptibles, insípidas e inodoras que vienen en llamarse Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, G-8….?  Continuarán, por supuesto,  haciendo su trabajo, como viene siendo habitual desde su origen: con rapidez, eficacia y eficiencia.

¡Y esos ejemplos de solidaridad que son las ONGs! ¿No van a ganar? Pues claro que también.  Cooperantes, programas, campañas para recoger fondos, ropas, alimentos no perecederos, medicinas que se distribuirán de forma ecuánime para atender con urgencia, o no,  las necesidades de la población masacrada. ¡Es bonita esta labor!,  como la de los soldados en misión de paz.  Su  personal semifuncionario podrá permanecer establecido indefinidamente en este novedoso nicho de empleo cuasi fijo, modelo ‘’Hermanas de la Caridad’’  versión progre. “New age siglo XXI”.  Pido disculpas a cuantos trabajan en este campo de buena fe y, sinceramente, guiados por un sentido de auténtica solidaridad. Los hay.

En fin, habremos ganado tanto y tantos al final, como decía, que no importarán los muertos. Las  víctimas de uno u otro lado quedarán reducidas a excusas, parapetos, peones. Apenas se echará cuenta del sufrimiento y del dolor causado. La Humanidad: mi vecino, mi padre, usted y yo, y mi compañero Rafita, seguirá con su quehacer cotidiano, como hasta ahora, como siempre, indiferente. Hasta la próxima. Que puede ser... cuando, por fin, vengan por ti.

Dentro de unos días, los voceros del Poder –tras sus máscaras ideológicas- empezarán a documentarnos sobre algún problema nuevo -inventado, por supuesto- que se habrá hecho aflorar en cualquier lugar recóndito o no del universo. Desviarán nuevamente nuestra atención de viejos conflictos siempre latentes. No está lejos el día en que desenfocarán algún acontecimiento realmente decisivo para el devenir de la Humanidad con alguna otra estrategia de distracción y destrucción masiva. Nuevos muertos sustituirán a los de hoy. Nuevas lágrimas enjugarán las de ayer. Otros corazones sufrirán para encallar los que ahora están rotos.  Así se va haciendo historia, aunque no la Historia.

Diciembre, 2001.

Nota.-
Con motivo del XIV aniversario del 11-S,  he desempolvado este viejo texto que escribí en aquel tiempo en que se desencadenó la Operación “Libertad Duradera”. La guerra de Afganistán fue la respuesta inmediata a los atentados terroristas ocurridos contra el   World Trade Center, en Nueva York, y contra el Pentágono, en Washington DC. Ocasionaron, según cifras oficiales,  cerca de 3.000 fallecidos y más de 6.000 heridos, muchos de los cuales han muerto después. Aquel episodio fue el detonante de la Guerra contra el terrorismo yihadista que se prolonga hasta nuestros días y que se ha extendido desde Asia hasta África y Europa. Imposible, después de 14 años de conflicto armado internacional,  cuantificar las víctimas, pero existen datos no confirmados oficialmente que las sitúan en torno a los 3 millones de personas y otros tantos de desplazados y refugiados por el mundo. Lo peor es que, según todos los indicios, esto no ha hecho más que empezar. Nunca los señores de la guerra habrían soñado un escenario más propicio para sus intereses. Nunca los pescadores varios océanos revueltos. O sí.



http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Mara%20Mago

No hay comentarios:

Publicar un comentario