domingo, 29 de noviembre de 2015

El culete de nuestras hienas


Artículo de Rafa González


Les invito a no seguir leyendo este artículo: la cosa es bien escatológica. Así que avisados quedan. El caso es que esta semana, cuando Podemos, Partido Popular y Ciudadanos se unieron en Extremadura para hundir los presupuestos del PSOE en la Junta, demostrando de nuevo que en esta región todo es posible en la política de pactos, me acorde del estudio científico sobre las feromonas anales de las hienas presentado el año pasado por Kevin Theis, de la Universidad estatal de Michigan.

Anda que no es enrevesado!, pensarán ustedes... Pero la cosa tiene su aquel. Recuerdan aquel pacto de 2011 por el que Izquierda Unida se abstuvo en la investidura de José Antonio Monago para facilitar un cambio en la comunidad autónoma que prácticamente todo el país veía como imperativo higiénico? Podremos estar o no de acuerdo con la ideología de IU -yo desde luego que no-, podrá molestarnos la sintaxis de sus dirigentes, e incluso podrá fastidiarnos la manera en que Alberto Garzón pretende acercarnos a Dinamarca a bordo de un trabi de la Alemania comunista, pero hay que reconocerle a la federación extremeña la valentía con la que sacrificó sus intereses partidistas del conjunto para favorecer un cambio de verdad en Mérida. Algo distinto de lo que sucedió en Andalucía un año mas tarde. Pues bien, esta semana ha vuelto a suceder. Podemos ha contado con el apoyo del PP y Ciudadanos en la cámara extremeña para decir no a los presupuestos, llave de todo gobierno, poniendo así en apuros al presidente Vara. De nuevo, todo lo contrario a Andalucía, donde Ciudadanos, aliado del PSOE, ha insistido en bloquear iniciativas de investigación de PP y PSOE en el parlamento.

El mundo de las hienas consiste en cuatro especies: tres son solitarias, pero una, la más interesante, se compone de miembros gregarios. Las hienas solitarias (por ejemplo, las de pelaje rayado) tienen más autonomía, pueden permitirse más libertad de acción porque no dependen de un conjunto al que supeditarlo todo, mientras que los miembros del grupo de las gregarias (las de pelaje de manchas) no solo actúan -cazan, duermen, juegan- juntos, sino que sus machos obedecen misteriosamente las directrices de la mandamás, que es una hembra equipada incluso con un pseudopene para intimidar a sus vasallos. El investigador Kevin Theis lleva toda la vida dedicándose al estudio del olor que desprenden los ácidos -conocidos como hyena butter o mantequilla de hiena- concentrados en el ano de estos animales carroñeros, que a modo de comunicación frotan su trasero contra árboles y plantas para que otras hienas las identifiquen como si leyeran un DNI. Lo interesante del estudio de Theis es que las hienas solitarias desprenden un olor fétido consistente únicamente en un tipo de ácido, debido a que la información que pueden aportar al resto de las hienas es menor por llevar una vida individual, mientras que las hienas gregarias tienen un concentrado de hasta nueve ácidos, porque no deben informar a otras únicamente de su propia vida, sino de la vida de todo el grupo. De hecho, las feromonas de las hienas de manchas se centran más en informar sobre la composición del grupo, su jerarquía, su ámbito geográfico, el número, que sobre el individuo. Los intereses del conjunto priman sobre aquellos de cada miembro.

Está claro que el culete de nuestras hienas, las andaluzas, o lo que es lo mismo, de nuestros partidos políticos, es un culete de hienas gregarias, que anteponen los prejuicios ideológicos del conjunto a la necesidad imperiosa de la realidad, de la vida real de cada uno de los andaluces (sean conscientes o no de ello) a diferencia de lo que ocurre en Extremadura. Cómo es posible que dos regiones hermanas, con tantos lazos históricos y familiares, con esa cercanía geográfica, cuenten con formas diametralmente opuestas de entender el funcionamiento de los partidos, o incluso el parlamentarismo? Andalucía no sólo sufre los gobernantes más pésimos de toda Europa, es que seamos claros: es la región por excelencia donde los complejos y los prejuicios (soy rojo y no pacto contigo, que eres facha) campan a sus anchas. En una época donde el kirchnerismo es derrotado en Argentina por una coalición de liberales, socialdemócratas, radicales, peronistas, exkirchneristas, progresistas; en una época donde en Venezuela toda la oposición del arco parlamentario se moviliza contra el poschavismo; en una época donde incluso en nuestra España se dan pactos multicolor como los de Valencia para -supuestamente- cortar la corrupción, parece como si Andalucía fuera aun un territorio para echarle de comer aparte, donde todo ha de seguir exactamente igual.

Con un PSOE que estará tocado y casi hundido en las elecciones del mes que viene, el año próximo las fuerzas de la oposición en Andalucía tendrían una oportunidad de oro -quizá la última- para organizar un gobierno de concentración (PP, Podemos, Ciudadanos e IU) que se dedicara a sacar facturas de los húmedos y oscuros cajones de la Junta y abrir ventanas en un cuarto dominado por la falta de ventilación y un exceso de ácidos fétidos; unos ácidos de hienas gregarias que no permiten el debate sincero entre individuos por la mano férrea de la mandamás de la manada.

Su pseudopenis se llama BOJA.



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