lunes, 21 de diciembre de 2015

Colores sombríos

Artículo de Eduardo Maestre

Son las 11 de la noche del 20 de diciembre de 2015. Ahora mismo está la futura ex vicepresidente del Gobierno, como una niña de San Ildefonso, cantando los resultados de la lotería de Navidad que nos dejan los bombos cúbicos de las elecciones. Con toda seguridad, las impresiones de esta noche fragmentaria van a ir modulándose en las próximas semanas hasta que comience a definirse un Gobierno lleno de costuras, como el monstruo de Frankestein; pero mucho se tiene que torcer la cosa para que en España no gobierne la izquierda los próximos cuatro años.

Podemos ha ganado las elecciones. Sí: ya sé que quien más votos ha sacado es el PP, y que el PSOE también ha sacado más votos que los podemitas. Pero quien realmente ha barrido en expectativa de votos y dejando en la cuneta a un Ciudadanos exhausto es Podemos. Pablo Iglesias se ha erigido en llave maestra si los socialistas quieren gobernar. Porque la suma de los de Rajoy y los de Rivera no da ni para pipas, y ya sabemos que el PSOE, con tal de pillar el sustento, pacta con quien se le ponga por delante: Podemos, ERC, IU, PNV, Bildu y quien sea. Y poder, pueden!

Pero ni están aún los resultados definitivos, ni es el momento ahora, con el pan todavía humeante, de hacer cábalas. Habrá que ver quiénes van a coaligarse; quiénes se quedarán fuera, y quiénes no van a querer unirse en laico matrimonio a los sociatas de siempre; no olvidemos que Podemos no es Podemos, sino la suma de Compromís pot que sí, Gilipoll en comú, Barcelona es más pot y Trovadores del Pi. Y basta que a alguno de estos dogflutes le entre la dignidad que le entró a las CUP en Cataluña para que Pedro Sánchez se quede compuesto y sin novia con la que investirse. Así que mejor no andar ahora con el ábaco en la mano; dejemos pasar las semanas. Sin embargo, sea cual sea el Gobierno que salga en los próximos meses, en ningún caso lo será de centro-derecha ni de centro-izquierda, sino de izquierda radical. 

El quid de la cuestión es el siguiente, según yo lo veo: el PSOE carece de ideología, de sustancia y de ideología política. Hace ya años que existe sólo en función de la negación de otro partido (el PP), hasta el punto de que éste se ha convertido en su referencia ante cualquier movimiento. Como Gurdulú, el criado de Agilulfo (el Caballero Inexistente, de Italo Calvino), el Partido Socialista existe sólo como estructura, pero sin esencia ni carácter. Y, de unirse a otros partidos de izquierda, asumiría como propias las propuestas de estos últimos, sean cuales fueren. Hombre, por Dios! Si era hace siete meses, lejos aún de las urnas, y el indigente intelectual de Pedro Sánchez empezó a dejarse mochila en la espalda, a repetir las consignas de Pablo Iglesias y a prácticamente copiar todo lo que éste decía en cuantas cadenas de televisión le dejaban asomarse! Si esto ocurría entonces, qué no ocurrirá ante un pacto de Gobierno para regir el destino de España, país que, por cierto, ninguno de éstos se atreve a nombrar! Lo que yo les diga: los socialistas, agradecidos en el fondo de poder absorber algún género de ideología, asumirán con fervor inusitado cuantas ocurrencias bolivarianas y totalitarias les dicten éstos de Podemos.

Pero ni los sociatas ni los podemitas son suficientes en número para investir como Presidente a nadie; deben aliarse con otros partidos. Y éstos modificarán, siempre hacia el espanto, la postura inestable que surgiera de un pacto PSOE-Podemos. Probablemente, ERC entre en la configuración. Y -por qué no?- también Izquierda Unida, con sus dos coleguitas. Y así, hasta Bildu! Se lo imaginan ustedes? Pues no lo imaginen más: podría ocurrir en las próximas semanas! Y sería legal! Lo han votado los españoles!

Claro: los españoles!

Los españoles, que estamos a la cola en Europa en comprensión lectora, hemos sido capaces de votar a partidos totalitarios, separatistas, proetarras o directamente vacíos de contenido... antes que a grupos políticos como UPyD, que ha sido el único que ha llevado a los Tribunales a algunos de los chorizos que destruyeron la economía de los españoles desde la Política! Nuestra clara incapacidad de comprensión lectora, que no es más que el reflejo de nuestra impotencia -como pueblo y como individuos- para comprender la realidad que nos circunda, ha hecho posible que votemos masivamente a grupos políticos destructivos. Y digo destructivos con toda conciencia de lo que estoy diciendo, porque tanto los socialistas como los comunistas son grupos políticos que, cuando prosperan moderadamente -como ocurre en los gobiernos democráticos europeos-, suelen destruir la economía y la productividad de los países que gobiernan temporalmente, pero cuando trincan el Poder en aquellos Gobiernos en los que se instalan a través de dictaduras populistas (Cuba, Venezuela, Corea del Norte, la antigua Unión Soviética, etc.), directamente destruyen no sólo la economía, sino a su propia población!

A partidos destructivos hemos votado, sí; pero también a partidos desgarradores; porque los escaños de ERC, de DL (la nueva marca de Artur Mas y su 3%), de PNV y de Bildu son, directamente, escaños entregados a formaciones secesionistas, cuando no golpistas! Hay, no se puede ocultar, una clara mayoría que sale de las urnas: la formada por un partido vaciado de contenido, unos cuantos totalitarios y otros pocos separatistas. Y, entre todos, suman muchos más escaños que el partido socialdemócrata de Mariano Rajoy (sí: socialdemócrata!) y ese otro indefinido de derechas, de centro y de izquierda ma non tanto que es el de Ciudadanos, sea lo que narices sea! Muchos más! 

Con 4 añitos de edad, los médicos me retiraron la lectura de tebeos porque me provocaba pesadillas. Mis padres, muy preocupados, se encargaron de impedirme leer desde la hora de comer hasta el día siguiente. Sin embargo, ya nunca me abandonaron los resortes neuronales que me hacían y me hacen entrar por vericuetos escabrosos ante situaciones extrañas. Y aunque la edad y la experiencia me obligan a mirar por mi tranquilidad espiritual, mi imaginación calenturienta nunca me da descanso del todo; por ello, prefiero no empezar a dibujar paisajes de inmediato futuro, pues los colores con los que podría pintarlos no serían en ningún caso colores luminosos sino sombríos.

En estos momentos deben estar en miles de despachos extranjeros dando por concluidas las negociaciones para instalar empresas en España: olvídense ustedes de verlas aparecer por aquí en los próximos años. Los franceses, los alemanes tienen que empezar a preocuparse por algo más que por los refugiados sirios que les entran por el Este. Los yankees ya pueden empezar a temblar por las bases militares que aquí duermen una siesta de seis décadas. Las empresas israelíes ya están sacando billetes para marcharse de España. Los delincuentes que se dedican a meter a pobres inmigrantes en pateras y abandonarlos a su suerte ya están frotándose las manos. La Yihad está más cerca que antes. Las empresas, más lejos. La unidad de España, si estaba en entredicho, empezará en breve a estar tocada de muerte. La educación, la cultura libre, la libertad de Prensa y la libertad de empresa están a unos meses de desaparecer tal y como las conocíamos. Esto empieza a oscurecerse. 

Lo ven ustedes? Ven por qué no debería ponerme a pintar? Es evidente que soy un pintor malísimo!










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