domingo, 11 de diciembre de 2016

El mausoleo nacional-catalanista del Born


Artículo de Mazelmind

He ido para que no me lo cuente nadie y quizás la noticia es que conservo intacta la capacidad de asombro ante la manipulación histórica, arqueológica y política financiada con  fondos públicos. Si usted me está leyendo sepa que  le ha costado una pasta el sitio por el que me he paseado con un amigo tan friki y con tantas tragaderas como yo. Esto le da derecho a saber lo que hemos visto.

El viejo Mercado del Born es un bonito  y excelentemente restaurado edificio de tiempos de la exposición universal de Barcelona que iba para biblioteca provincial cuando se destaparon los restos arqueológicos de una zona bombardeada  que Felipe V había hecho cubrir con tierra. No es la única zona con restos en Barcelona pero, a diferencia de otras zonas descubiertas que finalmente la Generalidad optó por cubrir con obra pública, parece que en el Born era más rentable museizar que tapar ni que fuese con un suelo de cristal que permitiese el acceso o la vista del yacimiento sin renunciar a la biblioteca.  De ahí a revestir esas paredes de un relato mítico sobre una Barcelona próspera que fue arrasada por los Borbones y que sigue oprimida hasta hoy han ido solo unos pocos años.

Es verdad que al excavar se encontraron paredes, pavimentos, zonas por donde discurría el agua, cerámicas azules catalanas, valencianas e italianas(pocas) datadas desde el siglo XVII y el XVIII. Para quien haya visto el Templo Mayor de la Ciudad de México, Cesaraugusta en Zaragoza, Ampurias en el Ampurdán, el Foro en Roma o incluso el pequeño poblado romano de Olérdola, que son sitios que se me ocurren ahora,  lo que hay en el Born si bien es reseñable, dedicarle un mausoleo y sus correspondiente dinero público a unas calles que seguramente no revelan más que las de dos barrios más allá parece un tanto excesivo a menos que se haga con alguna intención además de las puramente científicas. 

Bajo las ciudades están los restos de las vidas de las personas de otras épocas y Barcelona no es excepcional en eso. Lo excepcional, es el trato que se ha dado a algunos de los restos de nuestra ciudad. 

Como ya dije, este no es el único barrio con restos de la época pero estos han sido “bien utilizados”.

Intentaré compartir con el lector más sensaciones que informaciones respecto a la visita. Quien esté interesado en la parte científica del tema puede consultar la carta arqueológica del Born   aunque hay que decir que esta solo incluye los restos de la “Barcelona de 1714” y que la zona no está terminada de excavar. 

Cito a  a  Arqueòleg glamurós :“El yacimiento no está acabado excavar ni mucho menos: Solamente se ha sacado la runa que cubría las estructuras del 1714. Debajo hay restos de la Barcelona comercial de principios de la edad Media de los siglos XIII –XIV, los suburbios tardomedievales o posibles tumbas vinculadas a la necrópolis tardoantigua de la iglesia de Santa María de las Arenas u otra islámica del siglo VIII. Pero para documentar eso habría que desmontar estructuras del 1714…”

Ahora si me acompañan, vamos a la visita. A la entrada, preside esta  plaza prácticamente vacía el mástil de 17, 14 metros de alto con una bandera catalana y una placa (dicen que muy cara) que lo rodea, cuya leyenda honra a los héroes de 1714. No sé cuáles catalanes son los héroes y mártires del sitio porque en ambos bandos había catalanes y soldados venidos de otras tierras. 

Tampoco entiendo qué pinta la exaltación patriótica en un recinto supuestamente arqueológico si solo se pretende mostrar reseñar y explicar lo encontrado a menos que ese no sea el objetivo.

El acceso al recinto del mercado para mirar las ruinas desde los balcones es gratuito a no ser que uno quiera una audioguía o una visita guiada. La audioguía se obtiene previa entrega del DNI en prenda, para prevenir que a alguno le dé por escuchar en casa los tesoros del lugar. En el artefacto han grabado todos los textos escritos dentro del museo uno a uno y alguna cosa más, de modo que mi sacrificado acompañante y yo la aguantamos poco rato y optamos por leer y compartir impresiones.

El relato del museo comienza en la Barcelona de 1700 que para no hacerles el cuento largo, era una ciudad próspera a la par que moderna, tolerante y elegante donde convivía gente de distintas procedencias y culturas. Hasta el inicio de la guerra básicamente eran todos muy felices y comían perdices.

Se cuenta que antes de la guerra de sucesión los habitantes de la ciudad tenían sus almacenes de hielo, hacían bailes y chocolatadas en terrazas, caminaban por paseos con pintas vienesas y los galanes con peluca se arrodillaban  para pedir matrimonio a sus amadas.


Leyenda a la entrada de la exposición  La Barcelona de 1700


Se ve una amplia muestra de platos de cerámica y recipientes de cristal  que según relatan fueron encontrados en la zona. Parece es cerámica azul catalana de la que entonces se hacía en Poblet y que se encontraron cientos de miles de platos de estos.  He visitado no pocos  museos arqueológicos y he visto pocos con las fechas  probables de hechura de las piezas tan exactas como este museo. 

Esto, por lo visto, no es extraño dada la cercanía de la época. Claro que es más fácil datar  la Barcelona de 1714 que los estratos de la Sierra de Atapuerca. Estas ruinas son muy recientes y están en excelente estado de conservación pero según cuenta Arqueòleg Glamurós hay mapas detallados de la zona anteriores a la excavación del yacimiento y se conocen incluso los nombres de las calles y de los propietarios de cada casa.  Entonces, además de ser bonitos, y conservar buenas alturas de muros los restos destapados no aportan  ninguna información que no fuese conocida con anterioridad.

Se habla de testamentos encontrados y documentos varios, he llegado a ver hasta empuñaduras de espada  de 1710. La mayoría de los elementos tienen, como es normal fechas aproximadas dentro de pequeños márgenes pero la exactitud de las espadas (seguramente de algún mártir) solo había yo visito en  sitios que no necesitaban excavarse.

Según avanzábamos por la sala que explica cómo era Barcelona antes de los Borbones  iban apareciendo piezas, de Barcelona y de otras zonas y épocas que a veces daban la sensación de no encajar en un  relato que obviamente está  escrito antes de montar las piezas de museo.  Los museos arqueológicos se construyen y las exposiciones se montan al servicio de las piezas que supuestamente tienen un valor histórico y científico. El Born tiene piezas y leyendas puestas ahí al servicio de un relato y un discurso político.

Esta incomodidad de las fechas perfectas y la Ciudad de las Maravillas destruida me embargaba cuando salimos de la sala para descubrir que la historia de la destrucción de Barcelona y los horrores que han hecho que nunca más sea el paraíso había continuado después y lo que es peor, aún no se acaba.

El yacimiento está rodeado por paneles que describen las terribles torturas que sufrieron los demócratas subversivos en Barcelona a manos de la Guardia Civil. En un mapa de 1973 se localizan todas las comisarías de policía y Guardia civil de Barcelona. Se ve que los catalanes eran todos  de izquierda, antifranquistas y súper-beligerantes. Busqué algo sobre los escamots peo no vi nada, la verdad. Será que eso no encajaba en la historia de 1714 tan bien como la represión “fascista”. En fin.


Mapa de los centros de torturas franquistas en 1973

La exposición sigue en ese tono hasta que uno llega, conteniendo el aliento,  a la transición y termina con un llamamiento a la libertad de los catalanes, bandera estrellada incluida.

Suerte que dentro del recinto los dueños de la cerveza separatófila Moritz fabricada en Zaragoza tienen un chiringuito ( El 300 del Born) donde quitarse el disgusto comiéndose un simpático “bocadillo botifler” que por supuesto está hecho de morcilla. Si al final el visitante aún se siente poco patriota para eso hay  una librería maravillosa donde comprarle a los niños algún libro en el que  no quepa un español más ni una estrellada menos.

La experiencia me dejó la sensación de haber sido llevada  de la mano por la historia de un pueblo oprimido con muchas ganas de liberarse. El hilo conductor del paseo siempre lleva hacia un final épico. En ningún momento me sentí espectadora del trabajo hecho por científicos que trabajaron  para desentrañar y  explicar lo que había allí. Ciertamente, para el trabajo arqueológico, la museización del Born hace poca justicia. Cuentan algunos de los que trabajan en el sitio que va poca gente, tan poca que se puede entrar sin pagar (total para eso pagamos impuestos) y  que el recinto solo suele llenarse cuando llevan chavales de colegios a hacer la visita del noensestimen i ens volen aixafar para ver si los amos ganan algún adepto y la causa aguanta un poco más.

Y ya lo ven, para el catalanismo nacionalista obsesivo y creyente el  mausoleo del Born  es la prueba fehaciente de que los españoles no somos buena compañía y de que hay que marchar. Bueno, marchar no, más bien quedarse con todo.



(“Central de opinión”, diciembre de 2016)




No hay comentarios:

Publicar un comentario