martes, 10 de octubre de 2017

Cartas a María



Artículo de Enrique Rodríguez


Hola amiga mía, espero saber reflejar en esta carta algunas emociones por las que estoy pasando.

Como tú sabes, nacimos en sitios diferentes de una tierra a la que amamos profundamente, advertimos en nuestras conversaciones anteriores que esta tierra nuestra es un universo lleno de contrastes; por un lado, llena de generosidad, hospitalidad, quijotismo, sacrificio y muchas virtudes más, y por otro, en su lado oscuro, cainismo, resentimiento y envidia. Como bien conoces, nuestra tierra tiene historia, mucha historia, de la que no siempre podemos sentirnos orgullosos, pero dime un país donde no ocurra eso; siempre ha sucedido que algunos pretendan tapar nuestras luces eclipsándolas; tu misma decías, que de lo negativo hay que aprender y corregir para convertirlo en positivo.

 
Aún tenemos la vida y la libertad para defender nuestras ideas.

Aunque en sitios diferentes de España, nuestras crónicas son casi paralelas, tú en el norte y yo en el sur; tus padres y los míos, se partieron el lomo trabajando para darles a sus hijos un futuro mejor del que ellos tuvieron, se atrevieron a intentar creer que seríamos más eminentes que ellos, cuando lo que deberían de saber es que lo importante para nosotros fue que lo intentaran, que pusieran su empeño en ofrecernos esa posibilidad. Y, como ellos, millones de familias españolas que a su manera lucharon porque este país fuera mejor cada vez, ayudando a las nuevas generaciones para que contribuyesen al crecimiento y al bienestar del mismo.

Como llevas mucho tiempo fuera y además en un país un poco remoto del hemisferio sur, no sé qué noticias te estarán llegando del lio tan considerable en el que estamos inmerso, pero te diré que no son buenas. Te contaré que España de nuevo está atravesando por un puro delirio, parece que estamos condenados a la incoherencia y a la inquietud permanente.

Sé de tu españolidad y como profesora que eres de literatura española, de tu defensa del español, y de la cultura creada en y por nuestro idioma, y también conozco tu interés en difundir todo nuestro acervo patrimonial.

La mediocridad nos ha inundado, muchos intereses espurios se han propuesto minimizar el buen criterio y el sentido común, confundiendo constantemente a la gente con mensajes subliminares, tanto los medios de comunicación, como algunos dirigentes, yo diría que la mayoría. Se lanzan constantemente mensajes de buenismo y de tibieza, ante un asunto tan grave como puede ser una rebelión manifiesta por parte de algunos políticos; en este caso en Cataluña, que han decidido por su cuenta y riesgo y en nombre de una mayoría inexistente y virtual, proclamar la independencia de Cataluña del resto de España. El gobierno de la Generalitat ha sabido maniobrar bien el asunto de la propaganda y la imagen, y le ha ganado en ese asunto la partida al gobierno central; la imagen de España en el mundo no ha salido muy bien parada, y para mayor inri no se les aplica con contundencia la ley. Ahora se impulsa el diálogo con los delincuentes, con los que hacen estallar la legalidad por los aires, sin el más mínimo atisbo de respeto hacia la misma y hacia los españoles. Sabes que tan trascendental negativamente es saltarse la ley, como no saber o querer aplicarla; no imponerla nos restará nobleza y dignidad.

Acuérdate de lo que advertíamos en los primeros años de la democracia: ya se les estaba concediendo a los gobiernos autonómicos nacionalistas ventajas considerables al resto de España. Recuerda cuando sospechábamos que en Cataluña se estaban obviando leyes articuladas en la constitución española, cuando comentábamos que su incumplimiento estaba perjudicando a muchos españoles dentro de Cataluña y a la españolidad de la misma. Todo aquello ha desembocado en esta demencia que de alguna manera nos llena de inquietud y pesadumbre.

Pero quiero que tengas la confianza y la certeza de que la mayoría de los españoles, sabremos luchar por mantener la unidad de España y de que se cumpla la LEY.

Espero y deseo que mi próxima misiva esté llena de mejores y gratas noticias.

Un fuerte abrazo de tu amigo, 


Enrique


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