lunes, 17 de septiembre de 2018

El hospital militar de Sevilla. Otro crimen sin castigo


Artículo de Antonio Barreda

El viernes 27 de junio de 1980 se inauguraba en Sevilla un nuevo hospital militar, en memoria de un ilustre médico militar, uno de los héroes de 1898 conocidos como los últimos de Filipinas y muy vinculado Sevilla, bautizado con el nombre de Vigil de Quiñones. El acto estuvo presidido por el entonces capitán general de la Segunda Región militar, teniente general Merry Gordon (de infausto recuerdo la noche del intento del golpe de estado del 23-F), acompañado de autoridades civiles y militares.

El Hospital Militar de Sevilla estaba considerado como el segundo en su categoría tanto en medios  materiales como humanos, tan solo por detrás del Hospital Gómez de Ulla de Madrid y contaba con un edificio de 12 plantas con la tecnología médica más avanzada del momento, helipuerto y una capacidad para 750 camas, 240 habitaciones individuales, 29 especialidades médicas y 5 quirófanos en sus más 83.000 metros cuadrados.

Desde su inicio estaba reservado para los militares profesionales y sus familias, así como a los soldados de reemplazo, cuando existía la famosa mili. Pero tras el fin de esta empezaron a sobrar infraestructuras del ejército por todos lados. Así empezó la desamortización de los bienes militares, cuarteles, campos de tiro, hospitales… porque había un enorme botín a repartir para el gobierno nacional. Lo más jugoso eran las bolsas de suelo urbano de los cuarteles abandonados en medio de las ciudades que eran un rico expolio para las empresas constructoras en pleno boom del ladrillo en España.

Mientras que otros hospitales militares de España se transferían a las redes sanitarias públicas aplicando, bien precios de alquiler (Barcelona), bien por transferencia directa de Estado a comunidad autónoma (Galicia), no se sabía qué iba a pasar con el de Sevilla. Su desafectación como centro sanitario del Ministerio de Defensa supuso una demanda para su traspaso por parte de la Junta de Andalucía que vio una oportunidad para la confrontación con el entonces gobierno de Aznar. Ya que no estaba claro si iba a ser transferido al SAS, o vendido a empresas privadas interesadas en mantener su uso sanitario.

El entonces consejero de Salud de la Junta de Andalucía Francisco Vallejo se quejaba de la pasividad del entonces Ministerio de Defensa en la negociación para el traspaso del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla a la red pública hospitalaria andaluza. Vallejo señalaba que el PP debería “pronunciarse claramente” sobre si el Ministerio de Defensa está dispuesto a traspasar a la administración sanitaria andaluza el centro militar y “dejar de reirse de los sevillanos”.  Vallejo denunciaba  que el Ministerio estaba “desmantelando” el hospital, sin avanzar en el proceso de la posible transferencia del centro a la red pública hospitalaria andaluza. Mientras, portavoces de la plataforma Pro Uso Público del hospital militar indicaban que iban a poner  una denuncia por su desaprovechamiento.

El 26 de junio de 2003 la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla acordaban con el del Ministerio de Defensa la compra del Hospital Militar Vigil de Quiñones por 34,5 millones de euros. El acuerdo  incluía un protocolo según el cual el Gobierno transfería el hospital militar al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a cambio de seis millones y de la recalificación de los terrenos militares ubicados en Villanueva del Pítamo, 389.414 metros cuadrados que pasarán a ser urbanizables y que se han valorado en 28,5 millones de euros. Según el acuerdo, el personal civil sanitario del hospital podrá integrarse en el SAS, aunque será el Ministerio el que se haría cargo de sus sueldos hasta que se jubilen. La trasferencia finalmente a la Junta de Andalucía se materializó mediante el Real Decreto 2399/2004.

En noviembre de 2003 el consejero de salud Vallejo anunciaba que el hospital militar de Sevilla, cuya trasferencia se esperaba para enero de 2004, sería un centro de referencia en cuanto a programas de rehabilitación para enfermos de ictus, de salud mental y de pacientes que necesiten de rehabilitación tras sufrir accidentes de tráfico. Además, Vallejo indicaba que el hospital militar serviría de "colchón" para atender, sobre todo, la demanda de atención especializada mientras se produce la reconversión de los cuatro centros especializados de la ciudad en Centros Hospitalarios de Alta Resolución Especializada (Chare).

En 2007 la sucesora de Vallejo como titular de la Consejería de Salud, María Jesús Montero, en la presentación del Plan del Plan Integral de Accidentalidad 2007-2012, que contemplaba 81 actuaciones e  invertirían 23,1 millones de euros para reducir todo tipo de accidentes. Dentro de este plan anunció una unidad de lesión medular para accidentes de tráfico que se ubicaría en el antiguo hospital militar, en una superficie que ocupará 4.000 m2. Se invertirían 4,8 millones de euros y dispondría de áreas terapéuticas, hospitalización, así como una vivienda adaptada donde les enseñarán a levantarse de la cama, vestirse, comer…

Así, la Junta ha venido vendiendo humo desde 2004 para los proyectos previstos en el hospital Militar y que  consistía en la creación de una unidad de lesionados medulares de referencia para Andalucía; una unidad de rehabilitación cardíaca para afectados de infartos y anginas; un centro de alta resolución con 31 especialidades; y una unidad de agudos de salud mental con 30 habitaciones. Son proyectos que han quedado en papel mojado.

La Junta empezó las obras para remodelar el Vigil de Quiñones con la empresa Isolux Corsám, con un  presupuesto de 44 millones de euros. Fondos con los que se contaba para ampliar la zona de escaleras y ascensores entre la planta cuarta y la 12 del edificio principal. También estaba previsto la construcción de un edificio nuevo de dos plantas en una superficie de 1.500 metros cuadrados y la restauración del resto de pabellones. Una obra que tendría término en 2013. Pero en mayo de 2011 se paralizó la obra aduciendo falta de pagos del SAS a la constructora.

El proyecto de reforma previsto para el Hospital Militar, contemplaba 232 habitaciones para hospitalización y otras 36 en un hospital de día, además de diez quirófanos y salas para la preparación de pacientes, de consultas externas, 18 de exploración y una unidad de salud mental de agudos con 19 habitaciones, junto con un Centro de lesionados medulares y hasta la posible centralización en el hospital, de la Unidad de Oncología.

Desde la paralización de las obras la Consejería de Salud no ha hecho sino desmantelar las instalaciones y medios que tenía el hospital militar y cederlos a otros hospitales en funcionamiento, convirtiéndolo en una caja de recambios. Como ocurrió con el traslado al Hospital Virgen de las Nieves de Granada de los equipos de refrigeración que estaban sin colocar desde 2007 en el hospital militar. De modo que habrá que añadir el coste de reponer lo desmantelado y de reparar lo que se haya deteriorado desde que la obra se paró. Ahora en el hospital militar los terrenos están en barbecho, se acumulan jaramagos y otras hierbas, hierros oxidados y materiales aun precintados dentro de una valla mohosa mal amarrada con alambres. En su interior el abandono más absoluto.

La recuperación y reapertura del antiguo Hospital Militar desde el año 2002, ha recibido el apoyo de 17 plenos municipales (Sevilla, Mairena del Aljarafe, La Algaba, Alcalá del Río, Pedrera, entidad local de las Marismillas, Bollullos de la Mitación, Las Cabezas de San Juan, Santiponce, Los Corrales, Martín de la Jara, Castilleja de Guzmán, El Viso del Alcor, Los Palacios, Carmona, Utrera y Dos Hermanas). La última moción plenaria para tratar de impulsar la recuperación del antiguo Vigil de Quiñones fue aprobada en el Ayuntamiento de Sevilla el pasado viernes 27 de octubre de 2017, y contó con el apoyo de todos los grupos municipales, a excepción del PSOE de Juan Espadas, que se abstuvo. A todo ello se ha unido la petición y exigencia de la Marea Blanca de Sevilla de la reapertura del antiguo Hospital Militar.




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