jueves, 18 de agosto de 2016

Las tres negaciones de Pedro


Artículo de Luis Escribano


El panorama político actual en España no puede ser más desolador. Mientras los "partidos de Estado" siguen con sus maquinaciones para conseguir cuotas de poder y, por ende, subsistir a costa de lo ajeno, los medios de comunicación les siguen el juego con arreglo a sus particulares intereses empresariales, los ciudadanos ni reaccionan ni se rebelan, como si el tema no tuviera nada que ver con ellos, y la mayoría de los corruptos mantienen su estatus de impunes ante la ausencia de separación de poderes, entre otras muchas causas.
 
Tras una breve ojeada a dicho panorama, llama poderosamente la atención la desidia del PSOE, que por no tener no tiene ni se le conoce proyecto futuro para España, salvo unos trazos imprecisos, incoherentes e incluso contradictorios de un boceto inacabado. Coloquialmente, un bodrio.

He escuchado a más de uno decir que Podemos es un “submarino” del PP para hundir al PSOE. Sin embargo, es más que evidente que el sumergible más eficaz que tiene el PP en este momento es el propio Pedro Sánchez, que con sus negaciones está consiguiendo hundir a su partido hasta extremos insospechados hace pocos años. ¿Será su nombre -Pedro- un estigma apostólico, una profecía evangélica? ¿Escenifica Susana Díaz a la "criada" que le señala como aliado del PP? Sólo falta la acusación de su grupo, su tercera negación y que cante el gallo, en este orden, pero eso no ocurrirá hasta después de las terceras elecciones...

Pedro Sánchez, por negar, se niega hasta sí mismo. Su pensamiento bipolar, una pandemia en el PSOE, es otra contrariedad. Quiere ser lo uno y lo otro simultáneamente: socialista y comunista, obrero y burgués, español y separatista, demócrata y totalitario, etc. ¡Casi un dios! Y lo paradójico del asunto es que el mayor desafío que tiene Pedro Sánchez no es Podemos, no es Ciudadanos, ni siquiera el PP: es Pedro Sánchez, él mismo. Aún no lo sabe, a pesar de que es consciente de su huida hacia delante. Sólo es cuestión de tiempo, pues sus deslices acabarán mostrándoselo.

Por lo demás, Rajoy tiene muy complicado encontrar los apoyos imprescindibles para su investidura, como los tendría cualquier otro candidato del PP. Y no sólo para dicho trámite, sino para la futura gobernabilidad de España, que se barrunta de muy corto recorrido en caso de que fuera investido el candidato popular.

No hay más que analizar el mapa autonómico y quienes gobiernan en cada Comunidad –y en los Ayuntamientos de cada municipio- para entender una parte fundamental del problema. Como ya saben, el PP ha perdido mucha cuota de poder territorial en las Comunidades Autónomas. Mientras PSOE y Podemos han pactado en las Comunidades de Valencia, Extremadura, Castilla-La Mancha, Asturias, Aragón e Islas Baleares, en Cantabria gobierna el PRC con el PSOE, en Canarias gobierna CC con el PSOE, y en Andalucía gobierna el PSOE en solitario gracias al apoyo expreso de Ciudadanos. En Cataluña gobierna el JPS con el apoyo de la CUP, en Navarra gobierna Geroa Bai junto a IE y EH Bildu, y en el País Vasco gobierna en solitario EAJ/PNV. Sólo en Galicia y Ceuta gobierna el PP en solitario por disponer de mayorías absolutas, mientras que gracias al apoyo de Ciudadanos, lo hace en Madrid, Castilla-León (fue necesaria su abstención en la segunda vuelta), Murcia y La Rioja. En Melilla, el PP gobierna junto al PPL.

Con estos mimbres, intenten imaginar una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera de las Comunidades Autónomas, con todos los Consejeros de Hacienda y el Ministro de Hacienda: la torre de Babel.

El nuevo Gobierno de la nación que se constituya -la fecha es una incógnita- deberá proponer al Congreso, entre otros asuntos capitales, dos de extrema conflictividad: la financiación de las Comunidades Autónomas y la de las Entidades locales, medidas que podrían venir acompañadas -o no- de nuevas descentralizaciones o desconcentraciones de competencias estatales. ¿Intuyen la importancia de lo que está en juego? Nada más y nada menos que los poderes de dos niveles de gobierno, el autonómico y el local, con amplias competencias, cuyos ejercicios pueden asegurar la supervivencia de los partidos que gobiernen en dichos niveles a través de nóminas, contratos, subvenciones, avales, fondos reembolsables, etc.

No lo duden: las cuestiones económicas siempre están en el núcleo de los conflictos entre los partidos políticos, como en muchas familias. Es el dinero constantemente recaudado (en muchos casos, confiscado) por las Administraciones el causante de muchos de nuestros males. Todos los políticos saben que en este Estado de partidos, el futuro de cada uno está en el aire, y dependen "in extremis" del diseño de los nuevos modelos de financiación.

La "cartelización" de los partidos les exige extremar las precauciones en todo lo relacionado con los ingresos tributarios (impuestos y tasas), y su reparto. Embaucarán a los ciudadanos con el cumplimiento del principio de “suficiencia financiera”, y defenderán sus parcelas de poder territorial, sin llegar a plantear siquiera lo fundamental: el exceso de competencias del Estado en todos los niveles de gobierno, que genera un colosal intervencionismo en nuestras vidas y una desmesurada recaudación, un hábil mecanismo que descompone los grupos sociales –prácticamente inexistentes-  y nos reduce a los españoles a la condición de súbdito o siervo1.

No es el interés general de los españoles lo que les preocupa a los partidos, sino las cifras de fondos públicos que maneja cada Administración -función de la distribución de competencias, entre otras variables-, que se traduce en cuotas de poder y, por ende, en asegurarse su futuro. Lamentablemente, estos “partidos de Estado” no dan para más.

Por ello, no habrá pacto para la investidura, ni regeneración democrática ni nada que se le parezca. Iremos a nuevas elecciones, seguiremos subvencionando a los partidos de Estado, dejaremos que nos traten como súbditos o siervos, todo con tal de no abandonar nuestras zonas de confort y seguridad. Y esta actitud suele tener un alto precio: civilización o sociedad que no arriesga por un futuro mejor, inicia su decadencia y acaba desapareciendo. Éste, y no el de Pedro Sánchez, sí que constituye un auténtico reto.


1 Si a usted, lector, le interesa su libertad personal y su responsabilidad, le invito a que reflexione sobre ello y sobre las ventajas que ofrece el liberalismo, ausente en la política española.




http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Luis%20Escribano

2 comentarios:

  1. Muy buen artículo, hay que tratar estos temas importantísimos para los ciudadanos que creemos en la democracia representativa. Artículos de esta extensión y claridad harán que esta página sea nuestra guia y norte.

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    1. Muchas gracias! Estoy seguro que el tiempo acabará dándonos la razón.

      Saludos!

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