domingo, 8 de enero de 2017

Esto es una montaña rusa


Artículo de Rafa G. García de Cosío

El Demócrata Liberal cumple este mes dos años. Ha sido un tiempo de esfuerzos, exclusivas y repercusión en medios más leídos. También han sido dos años de conflictos y debates dentro de la redacción, como es normal en todas las redacciones, en cada familia y, más aún, en una organización casi espontánea (funcionarios, estudiantes, músicos, periodistas y ciudadanos) como EDL.

Entre alguno de esos debates, siempre surgió con frecuencia el de hacer una pausa. Detenerse y respirar, descansar después de tanta crítica y de tantos insultos en las redes sociales. Ante la apariencia de que, con un régimen como el andaluz, lo que perdemos (salud, tiempo para otras cosas) es más de lo que ganamos (libertad y decencia).
Puede que sea verdad que la mayoría de la redacción pierda más de lo que gana. En mi caso, no sé si ocurre lo mismo. Soy el único en todo el proyecto de EDL que vive en el extranjero, aportando todo lo que puedo del exterior para generar ideas de lo que necesita Andalucía. Pero es verdad que me afecta el mismo problema que a mis compañeros: el temor de influir poco. La certeza de que nuestros lectores son siempre leales, es decir, que apenas ganamos nuevos 'fans', porque si una importante masa de andaluces siente pereza para hacer algo contra la inmensa corrupción, imagínense para ponerse a leer con el fin de que le den más números y análisis.

Pero aún así, siempre he estado convencido de que esto merece la pena. Y voy a intentar decir por qué sin explayarme.

En la presentación de EDL, en marzo de 2015, tuvimos un lleno de público en el centro de Sevilla, y eso con apenas dos meses de existencia. Había muchas personas de todas las edades, pero me llamó la atención un hombre sentado en una fila delantera muy atento, y me recordaba fīsicamente a Pérez Reverte. Luego supe que se trataba de Rafael Fernández Ortega, un tipo que, desde que EDL nació, ha estado compartiendo y citando cada uno de los casi 360 artículos y viñetas que se publican al año. Para mí, un andaluz como este y otros muchos que nos leen cada día (buscando información, o consuelo, o razones para aborrecer cada vez más el régimen que nos saquea) es una razón suficiente para seguir ahí.

Porque esto no es exactamente una carrera de fondo, como se ha dicho en nuestro equipo muchas veces. Yo esto lo veo mucho más como una montaña rusa. Entiendo perfectamente que la lucha canse, que las denuncies agoten y muchas veces pasen factura en el día a día. Pero luego uno siempre puede volver, con más adrenalina y más energía para seguir disfrutando con este trabajo tan bonito que es la búsqueda de la honradez y de la verdad.

Es cierto que desespera contemplar el pasotismo de los andaluces, la mayoría de los cuales no hace nada contra el régimen bien porque depende directamente de él o porque tiene todo lo necesario en la vida y se consuela pensando en que Andalucía no es Chapas o el estado mexicano de Guerrero. Estos andaluces ignoran que Andalucía podría ser tan rica y organizada como Baden-Württemerg, región alemana en la que vivo y sobre la que escribí en mi primer artículo. Pero no quieren pensar en ello, no quieren luchar en ello.

Sin embargo, hay mucha gente que sí! No solo los que escribimos, también los lectores que nos apoyan, los invisibles que nunca escriben o comparten y todos esos que se unen a nosotros poco a poco en Twitter y Facebook, podrían ser más con una campaña algo más agresiva.

En todo caso, para que toda esta gente siga detrás y pueda presumir de colaborar en la lucha contra la corrupción (leyendo y explicándola a familiares y gente cercana), es preciso que siempre haya gente delante. Y yo lo voy a seguir estando, siempre que no me encuentre viajando para acercarle al público mis reflexiones sobre lo que, como andaluz ansioso de honestidad, descubro por el mundo.

No le regalemos a los indecentes la bandera blanca de la rendición. Nos la arrebatarán y le pondrán dos bandas verdes para ondearla y hablar de nuevo en nombre de todos los andaluces.



1 comentario:

  1. Gracias, Rafa. Y vamos consiguiendo cosas. Esta gente está cada vez más débil y empiezan a levantar la hilaridad de la gente. Queda Sevilla, los barrios, que son un fortín irreductible.
    Tus artículos de viajes son una verdadera delicia

    ResponderEliminar