miércoles, 8 de abril de 2015

El ambulatorio fantasma




Frente a la casa de una amiga mía, en un pueblo andaluz de cuyo nombre no quiero acordarme, hay un colegio público cuyo patio de recreo se llena de voces blancas un par de veces durante la mañana; el griterío sin leyes de los niños es como un perfume que lo inunda todo de un runrún familiar, y, pese al ruido, no molesta. Como los grillos; como los chaparrones, forma parte del ambiente.

A la izquierda de su terraza, y al lado del colegio, se levanta un modernísimo ambulatorio de dos plantas que tardó en construirse un año y medio. Dieciocho meses de polvo, ruido, calor, fango,
Maoíto, abre el agua! Año y medio de camiones percutiendo planchas de acero, hormigoneras haciendo la digestión, Valevalevale! Quinientos días de arena, cemento, palés de ladrillos, perforadoras, rotaflex, encofradores, ferrallistas, dademano!

Hace unos cuatro años mi amiga se mudó de casa, cuando estaban a punto de terminar el ambulatorio ultramoderno, al que califico así no sólo por su diseño horizontal, con ventanales que auguraban luminosidad y alegría en sus salas de espera, sino porque está rodeado de un hermoso jardín con parterres japoneses delimitados por minúsculas piedrecitas blancas y marfil. Su diseño externo (jamás ha entrado nadie que no perteneciera a la cuadrilla de albañiles, que se sepa!) confiere tranquilidad y serenidad a la zona. No es como los antiguos centros de salud, sino que evidentemente responde a un criterio arquitectónico de diseño ad hoc.

Mi amiga se marchó de su casa de pueblo habiendo sufrido el año y medio de ruido, polvo e incomodidades que conllevan este tipo de construcciones, pero sin verlo inaugurar. Y hoy, sigue sin abrir sus puertas. Sería absurdo que las abriera, pues no está dotado ni de mobiliario ni de nada! Habría que llenarlo de mesas, sillas, luces, ordenadores, camillas, material sanitario, bancadas para las salas de espera… Amén de personal sanitario, claro está! Pero parece que el SAS se olvidó de él. La Junta lo ha perdido en el camino del éxito: todo sea por el Susanato!

Saben ustedes qué supondría para un barrio, para un pueblo mediano la apertura de un centro de salud de estas características? Pues, sin ser economista, de momento se me ocurren varias transformaciones en su entorno: los pisos vacíos serían alquilados inmediatamente por el personal sanitario interino y fijo; las ventas inmobiliarias se dispararían; los vendedores de lotería y del cupón proliferarían; comenzarían a abrirse multitud de cafeterías y restaurantes y hamburgueserías en donde alimentar tanto a las enfermeras como a los médicos, tanto a los administrativos como a los bedeles; amén de a los pacientes!

De haberse inaugurado el centro de salud en su momento, un cinturón de bares, tiendas, farmacias, estancos, pollos asados, copisterías, ropita para niño, heladerías, sucursales bancarias, desavíos, kioskos y shoarmas habrían florecido en la zona! Porque cuánto dinero se mueve alrededor de un simple ambulatorio de pueblo? Cuántos puestos de trabajo de los que llaman indirectos se crean simultáneamente a la apertura de un centro de salud? Cientos. Cientos de trabajadores nuevos metiendo dinero en su casa y gastándolo en la calle.

Un ambulatorio nuevo es un revulsivo económico para la zona en la que se inscribe, porque a su alrededor florecen inmediatamente una suerte de círculos concéntricos de pequeños negocios que responden a determinadas necesidades de los usuarios circunstanciales. Cómo creen ustedes que nació la hermosa ciudad de León? Allí no había nada! Campo! Maleza, arbustos, cuevas. Nada! Pero se instaló, treinta años antes de que naciera Jesucristo, un castro romano, un campamento militar a las órdenes de Roma lleno de soldados aburridos. Y comenzó a surgir en su entorno un cinturón de tabernas, vendedores de aceite, herreros, ganaderos, putas, sacamuelas… Siendo, como fue, el único campamento militar romano que se mantuvo en Hispania hasta el siglo V (ya Roma agonizante), para cuando las tropas se retiraron (en realidad, se disolvieron en el paisaje), la ciudad llevaba formada y funcionando a pleno pulmón más de cuatro siglos; que se dice pronto!

Pues esto mismo ocurre, a niveles más modestos,  alrededor de cualquier edificio destinado a sufrir un trasiego importante de ciudadanos: la zona se activa; los negocios florecen; se crea riqueza; el dinero circula. Actividad, florecimiento, riqueza, circulación: cuatro conceptos que el socialismo andaluz ha escondido al fondo de un cajón cualquiera en un mueble cerrado con llave, y que la maquinaria ciega de la Junta ha arrinconado en la esquina de una habitación cuya puerta ha condenado como si tras la misma hubiera ébola!

El resultado de ésta y de tantas otras puertas condenadas no es otro que el estatismo, el marchitamiento, la pobreza y la esclerotización de cualquier intento de empresa personal. Y, claro, como las regiones son la resultante de la actividad de sus individuos, la desgraciada tierra andaluza -poco a poco y casi imperceptiblemente para la mayoría de los que vivimos en ella- se ha ido paralizando y ha terminado por anquilosar sus articulaciones, por oxidar sus engranajes, por detener sus pulsos.

 Si se fijan ustedes, el gigantesco monstruo administrativo socialista (que ya no es sólo la Administración llamémosle legal, siempre omnipresente y ubicua, sino también la ominosa Administración paralela, metida en la vida y hacienda de cada andaluz como si tuviera legitimidad para hacerlo!) no ha incentivado jamás la iniciativa personal; no sólo eso: la ha castigado con dureza si ésta apuntaba maneras de independencia y éxito al margen del paternalismo oficial de la Junta. Cuántas orquestas; cuántos grupos de música; cuántas compañías de teatro he conocido (por hablar del campo escénico, en el que me he movido con soltura durante más de treinta años) y tengo constancia de que han sido literalmente ahogadas por no ceñirse a los circuitos oficiales, a las estrechas bridas de la subvención socialista? Cientos?  Miles, en los más de 35 años de nacionalsocialismo andaluz?

Lo mismo ha sucedido con cualquier iniciativa ciudadana del estilo de las fundaciones privadas estadounidenses, tan comunes en el país de la verdadera Democracia: la gran mayoría de ellas, en Andalucía, no han sido apoyadas en ningún momento por la Hydra socialista, que siempre las ha contemplado como una peligrosa manifestación de algo que no han sabido muy bien cómo llamar, de un no-sé-qué que les pone nerviosos porque no aciertan a definirlo y que se conoce en todo el Occidente libre como libertad civil.

Cada vez que paso por el pueblo en donde vivía mi amiga y veo este ambulatorio nuevo, cerrado como la entrepierna de una Nancy y con una ya abundante colonia de jaramagos y caracoles sobreponiéndose a los originales parterres japoneses que lo circundaban, lo contemplo como lo que realmente es: un monumento al Régimen socialista andaluz; porque condensa, en sí mismo, un rosario de conceptos que definen con nitidez azoriniana el pusilánime aliento monocromo de la Junta a lo largo de su inexplicablemente longeva historia: decenas, cientos de millones de euros gastados para nada; un continente bellísimo que no alberga nada dentro; un proyecto basado en un sinfín de estudios sociológicos que costarían en su momento una pasta, y encargados sin duda a uno de los observatorios en donde miríadas de cuñados observan y observan el modo de desviar dinero público de manera que parezca que hacen algo útil a la vez.

Este cortísimo vuelo; este aleteo gallináceo de los dramáticamente mal formados políticos andaluces es el que nos ha llevado a contemplar, a menudo con delectación, cómo se han ido construyendo estos monumentos silenciosos -como es el ambulatorio fantasma del que hablo- en tantos y tantos pueblos y ciudades de Andalucía. Desviar dinero público es muy difícil si vives en Yanquilandia, en Alemania o en la pérfida Albión; pero si vives en España, la cosa se suaviza muchísimo. Y si eres andaluz, socialista y con carguito en la Junta, no te quiero ni contar lo fácil que es, por ejemplo, encargar a una subcontrata de tu propia Agencia un Estudio de la Trazabilidad Operativa para la Sostenibilidad Inmarcesible de los Procesos Terapéuticos Transversales en la Comarca del Abencerraje: clink!!! 248.000 euros! Y luego, aprobar la construcción del ambulatorio y la dotación del mismo: clink!!! 38 millones de euros, que con los poyaque se van a 50!!!

Pero terminada la cáscara, dónde está el dinero aprobado y apartado para dotar al centro de salud de contenido? Quién ha decidido paralizar el proyecto? Quién firmó la aprobación del mismo? Dónde están los responsables? Y, sobre todo, dónde está el dinero? Por qué no se exige responsabilidad penal -o al menos, administrativa!- a quien se gastó la pasta de los andaluces en un hermoso bloque de ladrillos perfectamente inútil? Qué político vino a colocar la primera piedra? Por qué no ha dimitido?

A este ambulatorio fantasmal, tal y como está, con jaramagos y caracoles incluidos, deberíamos colocarle una placa conmemorativa, de ésas grandes de bronce, con una leyenda que rezara en letras grandes y mayúsculas “AL RÉGIMEN SOCIALISTA ANDALUZ”; y abajo, ya en letras más pequeñas, “Cuya apatía, miopía y paternalismo estéril han dado como fruto la parálisis definitiva, el gasto inútil y el exilio como solución”. Quién sabe? Lo mismo un día la encargo hacer y me salto las frágiles cercas de alambre que rodean el edificio para colocarla con cemento bien a la vista de los transeúntes!

Mientras tanto, cuando ya esté bien entrado el verano y con las calores de la segunda mitad del mes de julio ni siquiera las chicharras se atrevan a cantar, en la sobremesa abrasadora del pueblo y con las calles vacías se oirá, como cada verano, reverberar al edificio. Yo lo he escuchado una vez; es como un zumbido sordo, grave; parecido a un enjambre de bajos finlandeses murmurando. Si uno aguza el oído y en el calor terrorífico de la tarde andaluza se acerca al fantasmagórico monumento al Régimen, puede oír con cierta nitidez este mensaje escalofriante: “vete de aquí; márchate de aquí; escapa de esta tierra!”



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3 comentarios:

  1. Realmente, este es el objetivo de las autonomías, muy en especial de la andaluza: hacer como que nos preocupamos por el pueblo, cuando en realidad todo es decoración y 'fachada', y luego acusar al gobierno central de falta de recursos (tras haberse fumado 78.000 millones de Europa y otros 6.000 en ERE y coca). ESTO son las comunidades autónomas. Nuevas administraciones para pasarse de unos a otros la pelota en medio de la juerga. Excelente artículo.

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  2. Excelente artículo, tu estilo me recuerda al de mi admirado escritor Antonio Muñoz Molina, andaluz jiennense que en su juventud puso su confianza en un naciente PSOE, como tantos de su generación, una generación que no liquidó a Franco, porque a Paquito lo liquidó la naturaleza, un falso mérito que se apuntó una generación que se traicionó a si misma.

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    1. Cuánta razón, Catalán Juntero, así es. Yo hoy estaba leyendo precisamente a Galdós, y tengo que decir que a veces parece que estoy leyendo párrafos de Eduardo.

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