domingo, 26 de abril de 2015

La Andalucía perezosa




Los andaluces llevamos décadas sufriendo lo mismo. Por si fuera poco con las atrocidades impunes de la Junta de Andalucía, las críticas que provienen de más allá de Despeñaperros prescinden de toda profundidad y vienen envueltas de estereotipos, debido a que Andalucía, por su poco peso económico y político en España, no despierta el interés de una región que merecería ser estudiada con más detalle y de una manera seria. Así, el criticón que no es andaluz suele asociar nuestra región con la flojera o las pocas ganas de trabajar, pero por una cuestión genética o histórica, tristemente, sin
pararse a analizar cuál es la razón última de esa fama que nos acompaña desde hace tiempo. Y como la razón es política, no puedo evitar que cuando alguien llama perezosos a los andaluces me venga a la cabeza no el adjetivo, sino la imagen del mismísimo mamífero desdentado de la América tropical. 

En efecto, lo que ocurre en Andalucía se puede explicar muy fácilmente con la etología de los perezosos de tres pesuños. A diferencia de sus congéneres de dos dedos, que habitan en los árboles la mayor parte del tiempo e incluso defecan desde las alturas agarrados a la seguridad de las ramas, el perezoso de tres pesuños baja de las frondas una vez por semana, a velocidad de caracol, para cavar un hoyo en la tierra y hacer sus necesidades. Durante años, los científicos se han preguntado qué es lo que lleva a estos misteriosos animales a jugarse la vida ante el peligro de que, al depositar sus heces, los coyotes y otros depredadores los descubran y acaben con ellos.

Pues bien, el investigador Jonathan Pauli, de la Universidad de Wisconsin-Madison, pareció dar con una explicación sensata a este comportamiento el año pasado, en la revista Proceedings of the Royal Society. Pauli estudió a un grupo de estos mamíferos en una selva de Costa Rica, y estableció una relación un tanto enrevesada, pero que explicaba de alguna manera la diferencia con respecto a los perezosos de dos pesuños. Los perezosos que bajan al suelo a defecar lo hacen por pura supervivencia. Al alimentarse principalmente de unas algas que nacen en su propio pelaje gracias a la lluvia, y dado que estas algas le aportan más grasa que las hojas que arrancan de los árboles (actividad para la que gastan más energía de la que ganan), su instinto les aconseja cagar en un hoyo para que las polillas que viven agarradas a las algas puedan a su vez depositar sus huevos en la caca del vertebrado. Las larvas de estos huevos (¿están ustedes comiendo mientras leen este artículo?) se alimentan fácilmente de las excreciones del perezoso, y al alcanzar la edad adulta, vuelan de vuelta hacia las algas del mamífero, que normalmente se encuentra a pocos metros, subido de nuevo al árbol (si no lo ha agarrado un coyote antes). Para el perezoso, estas polillas son de extrema importancia, pues al morir se descomponen gracias a los hongos que habitan también dichas algas, lo cual favorece el alimento del perezoso.

¿Entienden el paralelismo con Andalucía? Durante años, articulistas, periodistas, filósofos, artistas y ciudadanos en general se han preguntado cómo es posible que una región en masa sostenga en el poder a un grupo de malhechores que, tras más de 30 años de Gobierno, han tolerado una tasa de desempleo cercana a los niveles de Gaza y una corrupción ante la que se escandalizarían en Malawi. La explicación, esa que se les escapa a los comentaristas de fuera de Andalucía, es que, como demostró la grabación de Irene Sabalete hace una semana, hay mucha gente en Andalucía que necesita al PSOE en el poder por pura supervivencia. No importa que el camino sea largo, la velocidad lenta y la misión apeste. Les va la vida en ello.



http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Rafa%20G.%20Garc%C3%ADa%20de%20Cos%C3%ADo

4 comentarios:

  1. Impresionante, la metáfora de la cadena de connivencias

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  2. Efectivamente, es una metáfora interesante que describe muy bien el comportamiento de parte del voto cautivo de los sociatas. Pero no el comportamiento del espécimen de votante "tonto útil" de izquierdas: el estúpido (en el sentido que describe Carlo Maria Cipolla) que perjudicando a sus congéneres se perjudica a sí mismo. Haberlos haylos, y muchos. Y son los que más temo por que, como dijo Ortega: el malvado descansa algunas veces, el estúpido jamás.

    Mira que he buscado pero, que yo sepa, zoológicamente hablando, el único espécimen que así se comporta es el perteneciente al género humano, del cual el votante sociata es una subespecie.

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    1. Efectivamente Curro, el que describo es el voto cautivo. Para el votante ''tonto últil' del PSOE, dedicaré una entrada distinta. Gracias.

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