lunes, 20 de abril de 2015

Viva el Rey




Vaya por delante que yo no soy monárquico ni republicano sino todo lo contrario. En verdad, prefiero la República de Austria a la Monarquía alauita, o Suecia a la República del Congo. Sin embargo, he vivido en una nación tan Realista como Dinamarca en la que, diga lo que diga García Trevijano -Lebrijano porque siempre termina dando el cante-, existe una lógica y efectiva separación de
poderes, consecuencia de cientos de años de prácticas democráticas.

En cualquier caso, que un señor que asesoraba al mismísimo dictador guineano Macías venga a dar lecciones democráticas, es casi como si Hitler quisiera convencernos de la importancia de las leyes rabínicas. Mi anterior afirmación es un hecho avalado por el resultado de las querellas que puso el personaje a los periodistas de la época que hicieron público el “informe Guinea”. Dicho de otra manera, perdió todos los pleitos y desde entonces lleva rumiando su derrota. No se fue, le echaron. Hoy le queda recordar lo que nunca ocurrió. Y lo que realmente pasó contiene una mancha rojiza en su hoja de servicios.

Supongo que el debate monarquía-república debe ser muy interesante para los ociosos que pululan por las Españas. Imagino que esa dicotomía ha de ser muy excitante pero una cosa es el continente y, otra bien distinta, el contenido. Empero, deberían tener la honradez de contar las cosas tal y como son. En España tuvimos una república y no dos, como se suele afirmar. La primera fue una ficción que duró medio año; no es que fracasara, es que sólo existió sobre el papel. Aquella golfada tuvo como gran logro la guerra entre los cantones de Murcia y Cartagena.  De la de 1931, ¡qué les puedo contar que ya no sepan!

España necesita la figura de un monarca como árbitro de la política española. Un papel que no podría ejercer ni Aznar, ni Chaves ni mucho menos García Trevijano que, por cierto, cuenta más trolas que los editoriales del Observatore Romano. No es que yo sea muy partidario de las cosas hereditarias, pero al menos, de momento, prefiero tener a Felipe VI como Jefe del Estado que a Susana Díaz. Y no me hablen de democracia porque el pueblo, especialmente el andaluz, siempre termina eligiendo a los más patanes para que dirijan sus destinos.

Creo que no hay nada como alejarse del país para curarse de la psicosis de la III República y sus vuelos gallináceos que, en ningún caso, resolverían los problemas de España. Entiendo que estar sometido al azar más rigurosamente Pascaliano tiene sus riesgos, pero vengo de una larga estirpe de soldados que siempre defendieron a la Corona y no es plan de cambiar de bando. 

Por todo lo expuesto, quiero hacer constar que aunque tengo ciertas dotes para el ejercicio de paciencia y mansedumbre, llevo en la sangre aquel viejo grito de los soldados de la Corona de Aragón: “Despierta Ferro”. Sencillamente, una vez despabilada la espada podemos voltear las armas enemigas mientras buscamos su tercio más débil. Y no hay nada más débil que García Trevijano y los suyos. Lean este consejo: aquí hay mucho acero para derrocharlo tan de mañana en estos combates. Céntrense en el enemigo común, la Junta de Andalucía. Y dejen de dar la barrila.





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7 comentarios:

  1. La república es el cultivo de la virtud y el amor a la patria.La república es la forma política del estado y la forma de gobierno sería democracia, separación de poderes y representación con mandato imperativo y revocable y limitación de mandatos.

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    1. El amor a la patria no tiene nada que ver con la forma de Estado. Hay separación de poderes en monarquías parlamentarias y poderes malignos en Repúblicas bananeras. No es el envoltorio sino el producto. Por otra parte, el problema español es ese odio africano para el que piensa diferente y, un Presidente de una supuesta república seria todo, menos árbitro Y se serlo, sería tan negro como los de la vulgar liga española de fútbol.

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    2. Por cierto, los republicanos patrios me recordáis a ese chiste que decía así; - ¿María qué pongo el porno o el fútbol?- El porno Paco, que al fútbol ya sabes jugar. Pues eso, ya sabemos lo que dicen los libros de Trevijano- Lebrijano y ahora, pos supuesto, os toca leer algo más. Adelante que no es tan difícil.

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  2. Decía mi padre que prefería la monarquía a pesar del,privilegio hereditario. Porque era mas barata, respetada por todos y, sobre todo, porque estaba por encima de banderías. Y está

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    1. Muy cierto. Además es que no cambiaría nada con una República sino que empeoraría todo. Es como el tema de la imposible segregación de Cataluña en la que han llegado a prometer hasta tener dos orgasmos por Día si llega la independencia. Pero adónde vamos a parar? Saludos

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  3. Tranquilo, que ya no habrá más "barrila".

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