lunes, 11 de mayo de 2015

El Stalag de la Junta




Fue en los años sesenta del pasado siglo cuando se popularizaron en Israel unos curiosos cuadernos eróticos llamados Stalag, abreviatura de Stammlager o campo de concentración. En ellos, jóvenes alemanas nazis de grandes pechos e indumentaria militar más bien ligera esposaban y torturaban a soldados y líderes de la resistencia que, una vez liberados, se vengaban de sus carceleras por medio de escenas porno más propias del manga actual que de aquel entonces.

Inició la serie el comic Stalag 13, creado por Eli Keidar, un hijo de supervivientes judíos de los campos de exterminio nazis. O mejor dicho, hijo de una madre superviviente que vio perecer al resto de su familia en los hornos alemanes. Tan depravada idea triunfó en realidad en una juventud israelí que vivía en la confusión de pertenecer a un pueblo que se debatía entre la humillación y la tragedia del pasado y el heroísmo del presente (el recién creado estado judío vivía bajo constante amenaza de los países árabes). Los lectores de los cuadernos Stalag eran hijos de supervivientes del Holocausto que no se atrevían a hablar de los miedos del pasado y buscaban refugio en las fantasías obscenas de chicas de las SS alemanas. Ello correspondía a un deseo surgido de aquel sentimiento amargo que nadaba entre el terror y la culpa, dos acicates para la visualización de pornografía por parte de la juventud judía.
 
Aunque es verdad que el 22 de marzo los andaluces dieron el peor resultado de su historia al PSOE-A y mostraron, a primera vista, una inclinación al cambio, es un hecho que el partido gobernante de las tres últimas décadas consiguió mantener sin ningún tipo de castigo los 47 diputados de hace tres años y la primera fuerza de la oposición vio reducidos sus escaños de 50 a 33. El hecho de que esto ocurra en una comunidad autónoma con un desempleo del que se burlan en Libia o Sudán da idea de los millones de euros que un sucesor de Eli Keidar amasaría en Andalucía si le diera por crear un Stalag de la Junta, para regocijo o consuelo de los muchos andaluces que se sienten maltratados a diario por un gobierno que ha aprendido a sobrevivir con los escándalos.

Y sobrevive porque el pueblo andaluz tiene una serie de criterios y prioridades que no están a la altura de la realidad de la que tanto se queja (cuando no hay elecciones, claro). Cuando Juan Marín fue designado candidato de Ciudadanos en Andalucía y algunos nos interesamos por su palmarés político, no fue difícil adivinar que Ciudadanos se ablandaría con facilidad a la hora de la investidura de una Susana Díaz sin mayoría. Ésta ya dio incluso pistas en la misma noche electoral, dando por sentado que 'la gente' la había elegido para dirigir los destinos de la comunidad, olvidando que el sistema político en España es parlamentario, y no presidencialista. Olvidando, en fin, que los andaluces habían votado a un partido, no a una persona.

Pero da igual. Susana Díaz sabe que el pueblo andaluz es muy indulgente y disfruta eligiendo al partido que los maltrata, mostrando un masoquismo parecido al de los lectores del Stalag, quién sabe si por la culpa de haber estado durante décadas en el furgón de cola o por el heroísmo actual de ser 'la comunidad donde mejor se vive'. Alguien me dijo hace poco que era injusto que pensara así, ya que esos tercos andaluces se encontraban solo ''en el ámbito rural'' y no en el urbano; mas yo les invito a consultar de nuevo los resultados en las grandes capitales, donde también se reproduce el derrumbe del PP a cambio de un mantenimiento numantino del PSOE. Además de una abstención importante que, de una manera u otra, tolera el status quo de esta desaprovechada comunidad autónoma.

Pasen y lean... Ya ha salido para los próximos cuatro años el nuevo número del Stalag de la Junta.
 

http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Rafa%20G.%20Garc%C3%ADa%20de%20Cos%C3%ADo

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