lunes, 29 de junio de 2015

Radicales


La idea de que el comunismo puede organizar una sociedad de forma eficiente, incluso efectiva, es una de las mayores idioteces que se han podido formular en la historia de la humanidad. Estamos ante una corriente de pensamiento cuyos dogmas son tan dañinos como la programación de canal sur y, sin duda sus gurús pertenecen a una clara reviviscencia de la selva virgen. Un canto a la muerte de millones de seres humanos que, lejos de venirse abajo con la caída del muro de Berlín, se vienen arriba cada vez que llega la crisis. Por eso, siempre hay que hacer un ejercicio de memoria.

En España el PCE quedó parapetado tras la cortina de IU. Formación que englobó a distintas ideologías que iban desde el ecologismo y el partido humanista. Y todo porque el Eurocomunismo había dejado de ser atractivo para el electorado. En estas llegó Anguita consiguiendo los mejores resultados de la historia. Tras su marcha, los nuevos dirigentes se han empeñado en llevar a la organización a la más vergonzosa de las extinciones. Recordemos que hace un año era Pablo Iglesias el que pedía la venia para que le dejaran entrar en IU y, muchas lunas después tenemos a un Podemos que se puede permitir el lujo de reírse de aquellos que le despreciaron. Y todo con la colaboración inestimable de los inefables Cayo Lara y Albertito Garzón. Dos tipos que jamás serán invitados a un congreso de mentes brillantes. Ni siquiera hoy en el que sabemos que la franquicia bolivariana española cuenta entre sus filas con antisemitas, con el niño de la beca, con amantes del empalamiento, con asalta iglesias y hasta con un abusador de menores, IU consigue remontar en las encuestas. No duden, por tanto, que el nombre de Alberto Garzón quede inscrito con letras de oro en el apartado de los hombres más gafes de la historia. No se puede hacer peor en tan poco tiempo. El otro día escuchaba el discurso manido del malagueño y todo era una serie de frases muy mal traducidas del alemán, que pasadas por la batidora de la Complutense, salía lo siguiente; “el significante flotante”. Es evidente que Garzonete, incapaz de tener un pensamiento mínimamente coherente, lejos de flotar va a seguir hundiéndose y, con él su organización.

Es evidente que Garzón e Iglesias coinciden en lo esencial; creen que Venezuela es una democracia donde no hay presos políticos y Cuba, ese inmenso campo de concentración al aire libre, un paraíso terrenal. A su vez ambos dirigentes armonizan en su comprensión con el terrorismo etarra e islámico. Sin ir más lejos, hace unas horas Iglesias expresaba su solidaridad con los afectados de las muertes de Túnez y Francia. Cadáveres que el coletas llama “afectados”. Huelga decir lo que Pablo y Alberto hubieran dicho si las víctimas hubieran muerto a manos de Israel. Tiemblo solo de pensar en los ataques verbales de los señoritos y su muchachada.

La diferencia entre Iglesias y Garzón es que al primero se le detecta rápidamente el odio por el contrario. Al segundo, en cambio, no nos importaría tenerlo cerca de colega en una moraga mientras degustamos espetos. Empero, basta que abra la boca para convencernos de que aspira, como su compinche, a conducir a España a la mayor de las dictaduras bolivarianas. En cualquier caso, los dos dirigentes radicales no tienen nada que la reencarnación no vaya a curar. El paisano podría volver a este mundo en la piel de una disidente cubana y, el madrileño, que podría elegir como Deidad que es, no optaría por retornar como águila a pesar de que le daría la capacidad de volar, sino como perro. Y es que siendo can, como le ocurre ahora con sus discursitos, podría chupársela a él mismo No lo duden, el radicalismo hispano es el onanismo extremo llevado hasta las últimas consecuencias. Quedan todos avisados.


http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/SERGIO%20CALLE%20LLORENS

3 comentarios:

  1. Me encanta la imagen del radical hispano. Es antológica, enhorabuena.
    Por cierto, Maíllo tampoco da mucho de sí. Ha dado lugar al dicho <>

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    1. Pues muchas gracias señor. Sin embargo, Maíllo, al margen de que tampoco sería invitado a un congreso de mentes brillantes, me produce el mismo interés que la constitución de un crustáceo. Quiero decir que es un tipo que vive ajeno al ajetreo de lo que se cuece en la Capital del Reino. Y claro, así es imposible que yo le dedique ni una línea. En otras palabras, es radical sí pero produce en mí el mismo efecto que Falete en bañador. En fin. Saludos

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  2. Por cierto, quede dicho lo anterior como una crítica a ese racionalismo de vuelo gallináceo y casero instalado en parte de la izquierda española que, desgraciadamente, también es aplicable a los socialistas del PP de Rajoy.

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