martes, 22 de septiembre de 2015

El protesto, la protesta y la propuesta

Artículo de Luis Marín Sicilia



El protesto, la protesta y la propuesta (Fábula de la deuda ilegítima).


Paco el "Chasquines" era muy popular y divertido en su pueblo de Caminos de Enmedio. Su carácter abierto y simpático había sintonizado con una población entusiasta y vitalista cuyos vecinos, frustrados con la anodina gestión municipal, le impulsaron para encabezar una candidatura que terminó aupándolo a la alcaldía del municipio. En su investidura anunció que la vara de mando, símbolo del poder asumido, no era suya sino del "pueblo".
 
El "Chasquines", en consonancia con su extracción popular, no dudó en cambiar el estilo y la forma de hacer política, partiendo siempre de que el "pueblo" sería el que gobernaría el municipio, siendo él un mero ejecutor de su voluntad. Se impuso el conocimiento de la situación económica de la corporación, prometiendo que no se pagaría ninguna deuda ilegítima.

El anterior gobierno municipal, entre otras mejoras de infraestructuras y de mobiliario urbano, había adecentado el salón de plenos, amueblando el mismo con la dignidad correspondiente a un pueblo en expansión. El mobiliario había sido fabricado por Ramón, un trabajador de la ebanistería que, con tesón y esfuerzo, había fundado una empresa societaria con más de veinte empleados.

EL PROTESTO.- Por aquellas fechas vencía una letra de cambio correspondiente al primer pago del 33 % del importe del mobiliario, que fue fraccionado en tres. Presentada al cobro, el alcalde, Paco el "Chasquines", manifestó al banco tenedor de la letra que examinaría si la deuda contraída era legítima. El director del banco, educadamente hizo saber a su amigo Paco que, de no pagarse la letra, la llevaría al notario para su protesto, circunstancia que no varió la decisión del alcalde.

Dentro de los plazos legales, la letra fue protestada, compareciendo el alcalde en la notaría para manifestar que no se pagaba la letra por ser ilegítima la deuda a que correspondía, sin más justificaciones, lo que así hizo constar el notario en el acta correspondiente.

LA PROTESTA.- El alcalde, sin demora, convocó un pleno abierto al pueblo en el que los vecinos asistentes, en coincidencia con las actuaciones de la primera autoridad municipal, hicieron hincapié en la ilegitimidad de la deuda, ya que el anterior alcalde no había consultado al pueblo sobre la conveniencia de comprar el mobiliario ni sobre su importe y forma de pago, sin perjuicio de que dicho mobiliario era, justamente, el que estaban utilizando para la convocatoria. Ramón el carpintero, que asistió al pleno, hizo saber a sus convecinos que lo único claro del tema discutido es que él había pagado los materiales y las horas de trabajo para la fabricación del mobiliario objeto del debate, en base a un contrato suscrito con el Ayuntamiento. Y que impagos de esta naturaleza ponían en riesgo a su empresa y a los puestos de trabajo que la misma había creado.

LA PROPUESTA.- Llegada la hora del juicio ejecutivo motivado por el protesto de la letra, el juez oyó a las partes, quedando claro que el material y el trabajo facturado habían sido entregados con arreglo al contrato suscrito. El alcalde tachó de ilegítima la deuda ante el juez, según dijo por "haberse contratado de espaldas al pueblo, sin su autorización". El juez hizo saber a Paco el "Chasquines" que al pueblo lo representa legalmente el alcalde y es éste el que obliga con sus actos al municipio que representa.

Negando el alcalde su disposición de pagar, el juez ordenó, a petición del carpintero acreedor, la retirada del mobiliario y trabó embargo sobre las cuentas del Ayuntamiento para responder de los daños y perjuicios ocasionados al carpintero, los cuales serían tasados y valorados debidamente.

Ante tales hechos, el alcalde convocó a los vecinos quienes, de entrada, mostraron su malestar por haberles privado del mobiliario y por celebrar en pie la correspondiente asamblea. Paco, el alcalde, para contentar al vecindario propuso adquirir, si el "pueblo" lo aprobaba, un mobiliario nuevo mucho más copioso porque, para dar cabida a todos, ocuparía una doble sala dotada de circuito cerrado de televisión. El "pueblo" aplaudió la genial idea del popular alcalde, y éste fuese al banco para tramitar la financiación de la operación de compra aprobada.

Con el mismo tono amable del impago de la letra, el director de la entidad bancaria hizo saber a su amigo, el alcalde, la dificultad de conseguir la obtención de un crédito que asegurara la compra del nuevo mobiliario. Por una parte, le dijo, la cuenta del Ayuntamiento está bloqueada por lo que, sin autorización judicial, no podría reintegrarse cantidad alguna. Por otra parte, el registro de impagados hace al Ayuntamiento insolvente para la concesión de nuevos créditos.

Contrito, el bueno de Paco reunió a sus concejales y a los empleados municipales, y les hizo saber la dificultad para poder cobrar las nóminas, dado el embargo de las cuentas. Y acto seguido convocó a los vecinos para trasladarles el estado de cosas. Alarmados estos porque el bueno de "Chasquines" aún les tuviera sin mobiliario, fueron abandonando el salón a medida que el alcalde les hacía saber que, para obtener uno nuevo y, sobre todo, para que pudieran cobrar los funcionarios y los miembros de la corporación, se veía obligado a subir los impuestos y tasas municipales.

Como el vecindario fue abandonando el salón, primero de forma sutil y después ostentosamente, nunca se supo si la subida impositiva era o no legítima porque solo la aprobaron los concejales afectados por el impago de los sueldos.

COROLARIO.- Para gobernar no bastan buenas intenciones, empatía, actitud de diálogo y buen talante. Ni apelaciones genéricas a la ética alejadas de la práctica diaria. Para gobernar se necesita, además y sobre todo, equipos humanos preparados, capacidad de gestión y solvencia intelectual.



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