martes, 1 de marzo de 2016

Ofender gratuitamente

Artículo de Paco Romero

“Entre la trama y la urdimbre de sus planteamientos, vía ignorancia evidente, se vislumbran sus verdaderas intenciones”


“¿Seguimos poniendo la otra mejilla?”


Instalados en plena Cuaresma, en medio de una bacanal irredenta que traspasa ya sin sorpresas los límites temporales del carnaval y, lo que es inaceptable, los morales de la ofensa gratuita, hemos sobrellevado estoicamente cómo los dos partidos que sostienen a Juan Espadas en la alcaldía de Sevilla, hicieron públicas sus ofensivas mociones contra la Iglesia y la Semana Santa, y que, finalmente, presentaron al Pleno municipal.

Izquierda Unida y Participa-Sevilla, mientras se guarecían en una falsa tutela del laicismo, citando genérica y estúpidamente en su discurso a “cualquier confesión”, realizaban el acto de presentación a las puertas del Palacio Arzobispal de Sevilla y con referencias exclusivas a la Conferencia Episcopal. ¿Por qué no en el zaguán de una mezquita?

Las mociones, debatidas el viernes entre las soflamas de cientos de ciudadanos que indignados -sí, indignados, ¿les suena?- se dieron cita a las puertas del consistorio, convocados por las redes sociales -sí, por las redes sociales, ¿les suena también?- incidían en cinco puntos básicos, cuatro de ellos finalmente rechazados por el Pleno:

1º) “Ninguna autoridad pública participará, en calidad de tal, en actos de naturaleza religiosa”.

2º) “Los representantes eclesiásticos de cualquier confesión no serán invitados a los actos civiles ni se los considerará como autoridad pública”.

3º) “Se promoverá un callejero laico y aconfesional”.

4º) “En períodos electorales y salvo que no haya alternativa, sólo facilitará colegios o locales no confesionales y libres de simbología religiosa”.

Entre la trama y la urdimbre de sus planteamientos, vía ignorancia evidente, se vislumbran sus verdaderas intenciones, pues parece claro que la “negación de invitación a actos civiles” y su “no consideración como autoridad pública”, solo puede ceñirse a los de las iglesias cristianas, únicas capacitadas, que se sepa, para nombrar “representantes eclesiásticos”.

Ya en el pleno, a resultas de la concentración y, probablemente, del delito de discriminación previsto en el artículo 510 del Código Penal, el portavoz municipal de IU, Daniel González, con su ya peculiar pasito atrás, negó que la moción pretendiera “retirar la rotulación con la que cuentan las calles dedicadas a las vírgenes, cristos o santos de la Iglesia católica”, lo que invita a plantearnos al resto de los mortales cómo entender la frase “se promoverá un callejero laico y aconfesional”.

Por otro lado, la prohibición de participación de cualquier autoridad pública en actos de naturaleza religiosa junto a los ciudadanos, no tiene su correlato con otros tipos de manifestaciones… llamémosles más mundanas.

La rotundidad con la que el propio PSOE, junto a PP y C’s, rechazó las cuatro rancias iniciativas al más puro “estilo años treinta”, contrasta con el inesperado guiño que acabó apoyando otra moción a favor de las personas investigadas por la “procesión del coño insumiso” del primero de mayo de 2014 por el Arco de la Macarena (sin “querer ofender”, eso sí), en la que se requiere: de la acusación, que retire la denuncia; de la Fiscalía, que retire la acusación, y de la juez, que archive la causa, convirtiendo una ofensa a los sentimientos religiosos en un ataque a la libertad de expresión.


Un ejemplo más de cómo defienden la independencia de poderes estos patéticos filibusteros que viven de ofender gratuitamente los sentimientos de quiénes no coinciden con sus ideologías, pensamientos o creencias. ¿Seguimos poniendo la otra mejilla?


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