sábado, 16 de julio de 2016

El habla socialdemócrata



Artículo de Manu Ramos


Quiero comenzar una serie de artículos sobre el habla socialdemócrata en España ya que cualquier momento es bueno y si bien otros acontecimientos pueden hacer cambiar el tema a tratar de forma circunstancial, me empeñaré en continuar dicha serie aunque sea de forma intermitente.

¿Por qué hablar de “habla” y no de “lengua” o “lenguaje”? Para empezar, quiero hacer la distinción que el fundador de la ciencia de la Filología, Ferdinand de Saussure, hizo con el lenguaje: lengua/habla. Sin entrar en profundidades, señalaré que la lengua es la parte del lenguaje fija y el habla es la parte móvil. La lengua son las normas, el habla es el uso de esas normas. El latín es una lengua muerta porque no se habla, por ejemplo. Tiene sus reglas pero no evoluciona. Por ello me centro en el uso del lenguaje, con unas circunstancias muy concretas (España, tema político, medios de comunicación y discursos públicos) para describir cuál es y cómo se emplea.
Con esta acelerada justificación, avanzo hacia el segundo término: “socialdemócrata”. ¿A quién me refiero de forma política cuando hablo de “socialdemocracia”? Esta explicación tiene no una base lingüística sino desde el punto de vista de la ciencia política. A pesar de los calificativos que cada agrupación, sea del orden que sea, se autoatribuya, el criterio para denominar cualquier posición ante el poder es su mayor o menor acercamiento a la idea de libertad. Veremos como la socialdemocracia tiene una posición aparentemente ambigua para todo pero en la que subyace una animadversión a la libertad política clara. Todo ello aunque se disfrace con diversas telas y pelajes.

En España podemos afirmar que, tras la muerte de Franco, sólo ha habido un tipo de lenguaje político: el regido por el consenso. Esta es la base del habla socialdemócrata, que todas sus reglas son “por consenso”. Y es cierto que el habla, aunque tenga una referencia en la lengua, va adquiriendo usos por costumbres inconscientes de la mayoría de los hablantes. Sin embargo el origen de ese cambio en el uso obedece no a un giro inesperado en la forma de hablar sino a una interesada dirección de las palabras para vaciarlas de un sentido y, aunque siguen teniendo el mismo continente (significante), acaban teniendo otro contenido (significado).

Lázaro Carreter alude a la complejidad que se da en el lenguaje político cuando muda e introduce novedades. Esos cambios son sutiles y es difícil "delatar la novedad" porque lo más normal es que "cambien las connotaciones" de los términos (Fernando Lázaro Carreter, Viejo lenguaje ¿Nuevas ideas?), en El lenguaje político (Manuel Alvar -coordinador-, Madrid, Fundación Friedrich Ebert, 1987, p. 33). En España ha habido muchos intentos de explicar el conocido como “lenguaje de la Transición” como el de Javier de Santiago Guervós (“El léxico político de la transición española” Universidad de Salamanca, 1992) pero se han quedado en unos niveles meramente descriptivos puesto que no existe una reflexión previa sobre la política, el verdadero origen que da al final como resultado un habla específica. Tenemos otros casos de libros más concretos sobre el habla atribuida a ciertas ideologías como el simpático libro de José Antonio Gómez Marín “Antología de frases de la derecha” (Libertarias/Prodhufi, 1996). No he encontrado, eso sí, algún libro que caricaturice el “habla de la izquierda”. En cualquier caso, bromas aparte, no son sino esfuerzos por pintar con ciertos matices el gris generalizado de la ideología política en España.

Teniendo en cuenta la libertad política, en España no hay más que una ideología: la socialdemócrata y partiendo de su definición iré desgranando expresiones cotidianas, conocidas incluso por quienes no se dedican a la política, para señalar la homogeneidad en todos los discursos de todos los que participan de este régimen de poder actual.

¿No le parece al lector que todos los políticos hablan igual? Sí, con algunos matices, algunas expresiones características pero da la sensación, aunque subjetiva no desdeñable, de que al final todos dicen lo mismo. Y si parece que las palabras son diferentes, los actos, la realidad misma de los hechos, confirman que en el fondo todos se refieren a lo mismo. La explicación sencilla es esta: todos están bajo un mismo régimen de poder basado en el consenso. La idea básica es que no haya confrontación, que no haya diferencia en las ideas, que no haya libertad política colectiva. Si la base es esa, todas las diferencias en el discurso que veamos serán maquillaje para que olvidemos las connotaciones del habla. La apariencia es lo fundamental, el “como si” de Hans Vaihinger. “Como si” hubiera democracia, “como si” eligiéramos a nuestros representantes, “como si” hubiera igualdad ante la Ley…

Mi objetivo con esta serie de artículos es denunciar el “como si” del habla política de hoy día. Y no de una ideología puesto que si no hay libertad política, no tiene sentido entretenerse en defender ninguna ideología. Lo que importa a cualquiera que se meta en la arena política, como en cualquier parte del mundo en cualquier época, es alcanzar el poder. Dependiendo del régimen de poder que exista, podrá haber más pluralidad o no, más libertad o no. Hoy sólo hay una ideología: la socialdemócrata, es decir, la ideología de Estado. En la medida que recuperemos la política controlada por la sociedad civil, podrán existir las ideologías naturales y propias que tenemos todos los ciudadanos. Hoy sólo podemos observar una y, aunque se presente con diversas cabezas, sigue siendo un mismo monstruo. Veremos cómo habla ese monstruo.


1 comentario:

  1. "la inmensa mayoria de los ciudadanos-anas" "como no puede ser de otra manera" "lo social" lenguaje asqueroso de la izmierda que no es mas que otra herramienta para su perfectamente organizado robo y saqueo parasitario del rebaño sumiso.

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