jueves, 25 de agosto de 2016

Rivera tiene la llave para formar gobierno


Artículo de Luis Escribano


“Trick-or-treat”, podría decirle Albert Rivera a Susana Díaz, tras llamar al timbre de su casa y abrir ella la puerta, como tienen por costumbre, entre otros, los niños irlandeses, ingleses y estadounidenses en la fiesta de Halloween con su calabaza Jack O'Lantern. O también podría dirigirse a Susana con cualquiera de sus tantas traducciones al español, si no captara su significado: "travesura o dulce", "susto o trato", "truco o trato"...
 
No es de mi agrado, ni por asomo, el actual sistema político español, como he sentenciado en anteriores artículos, pues es imposible que, en un "Estado de partidos", la democracia y la justicia puedan ser reales. Y en esta tesitura, hacer propuestas que no pasen por modificar la situación denunciada no sería coherente. Sin embargo, en un ejercicio carnavalesco, me disfrazaré hoy de Maquiavelo en versión castellana-riojana-andaluza (mi estigma familiar), y desempeñando el correspondiente rol en el actual escenario político, prescindiré en mis planteamientos de consideraciones éticas -los medios- para conseguir el fin: formar gobierno en España, una "razón de Estado".

Si Rivera actuara con astucia y determinación, la investidura del candidato popular estaría casi asegurada en la primera votación, y España contaría con un gobierno estable en breve tiempo. Si no ocurriera esto, la consecuencia podría ser la extinción del PSOE, como verán a continuación, y Ciudadanos ocuparía gran parte de ese espacio. Analicemos el escenario y a los actores.

En Andalucía, el PSOE-A de Susana Díaz gobierna en solitario gracias al apoyo de Ciudadanos. Susana quiere la cabeza de Sánchez y llegar a la Secretaría General del PSOE vitoreada por los suyos y otros barones socialistas, y ser la candidata sin tener que pasar por ningún Congreso en el partido (ídem al proceso andaluz), y para ello espera el fracaso estrepitoso de su jefe de filas. Una contrariedad para Pedro Sánchez, que necesita que los diputados andaluces del Congreso apoyen sus propuestas -incluido el no al PP-, porque es la única manera que tiene para mantenerse como Secretario General del PSOE y mantener vivo al partido, aunque sea con mínimos vitales en su lenta agonía.

Por otro lado, Rajoy quiere llegar a un acuerdo con Ciudadanos y otros partidos (¿Coalición Canaria, PSOE con abstención...?) para conseguir la investidura y constituir un gobierno para España con cierta estabilidad, lo cual se presume muy complejo, aunque no tanto si Rivera actuara en el sentido que se expone a continuación. No obstante, si PP y Ciudadanos firmaran un pacto a nivel nacional y no se consiguiera la investidura de Rajoy, podría dificultarse en extremo el pacto en Andalucía entre Ciudadanos y el PSOE de Susana Díaz, dada la influencia de la política nacional en la autonómica. Si el pacto se mantuviera intacto en Andalucía tras dicha firma, la incoherencia de Ciudadanos les costaría muy caro en las urnas.

Mientras tanto, los diputados autonómicos de Ciudadanos en Andalucía, con Juan Marín a la cabeza, rehuyen encarecidamente romper el pacto con el PSOE andaluz, porque equivaldría a poner en peligro su zona de confort, perdiendo sus cómodos puestos en el Parlamento andaluz, que se traduce en varios años con nómina pública, dietas, eco en los medios de comunicación, etc., y todo ello sin responsabilidades de gobierno, es decir, sin despeinarse, como llevan haciendo los diputados andaluces del PP (antes AP) durante treinta y pico años. Por este motivo, los diputados naranjas defenderán con uñas y dientes en el seno de su partido mantener la situación actual por "el bien de Andalucía", expresión recurrente de nuestros políticos para justificar sus desmanes, a pesar de que en las últimas elecciones, Ciudadanos ha perdido miles de votos en Andalucía, proceso que se mantendrá si sigue apoyando al partido del Régimen (no hay más que observar lo acontecido al PA e IU-CA).

Y no puedo seguir este artículo sin hacer necesariamente un inciso, dirigido a los "sabios" de Ciudadanos: Andalucía sólo podrá mejorar el día que el PSOE deje de gobernar la Comunidad y finalice su Régimen. Si no lo entienden, más vale que dejen la política y vuelvan a sus quehaceres -los que los tenían- o al paro.

Si tienen ocasión de leer las últimas declaraciones de Pedro Sánchez y de sus afines en el PSOE nacional, observarán la insistencia que tienen en calar en la opinión pública el siguiente mensaje, aunque va dirigido directamente a los barones autonómicos, y especialmente a Susana Díaz: aquél que apoye la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy será castigado por "la militancia" -y los órganos disciplinarios del partido, añado- y no podrá ocupar nunca la Secretaría General. Hasta intentan convencer a los suyos añadiendo en su mortecino discurso que Unidos Podemos bajará en votos y los recuperará el PSOE. Sin embargo, Sánchez sabe que el PSOE nacional depende en exceso del apoyo del PSOE andaluz, y acrecentar su debilitamiento acabaría hundiéndolo definitivamente, destino al que, por activa y por pasiva, se dirige inevitablemente.

Si tienen ocasión de buscar las últimas declaraciones del círculo de confianza de Susana Díaz, observarán el casi mutismo reinante, aunque no exento de una gran tensión interna, dado lo que está en juego: el pacto con Ciudadanos en Andalucía, y por ende, un tsunami en el PSOE andaluz por un bloqueo que conllevaría unas posibles nuevas elecciones en Andalucía. Y ya saben lo que esto supondría para el Régimen andaluz: nóminas en el aire, contratos perdidos, subvenciones que no llegan...es decir, el hundimiento acelerado del partido en Andalucía y, por consiguiente, a nivel nacional. 

Susana Díaz sabe que está entre la espada y la pared, y de hecho es lo que revelan las escasas declaraciones realizadas por miembros de su equipo y ella misma. Tratan de desviar la atención con artificios para intentar enmascarar su situación real, que para un buen estratega político se presume adversa. El Gobierno de Susana en Andalucía está en manos de Rivera, incluso su futuro personal, y ella lo sabe, como también sabe que su partido está más que tocado: se mueva una u otra ficha, el jaque mate al "rey" Sánchez está asegurado, y no habrá barón que salve al partido.

El PSOE no tiene salida airosa en ningún caso: si hay terceras elecciones, seguirá perdiendo votos y escaños en su larga agonía, y la salida de Pedro Sánchez como Secretario General, más tarde o temprano, está asegurada; y si Rajoy consigue la investidura con la abstención de diputados andaluces del PSOE, también se traducirá en pérdida de votos. No es de extrañar, por tanto, la aparente tranquilidad de Rajoy y, en general, del PP. De hecho, han optado por no hacer sangre con el PSOE, al haber decidido éste hacerse el harakiri.

Como manifestaba al inicio del artículo, Rivera podría llamar a la puerta de Susana en cualquier momento, y decirle aquello de "trato o susto". Dicho de forma más coloquial, dado que entre pillos anda el juego y no caben remilgos: “como te niegues, te monto un pollo”. Concretando, que es gerundio: ¿o acordamos que un número mínimo de diputados socialistas andaluces en el Congreso -o todos- se abstengan en la investidura de Rajoy y apoyen durante toda la Legislatura lo acordado entre el PP y Ciudadanos a nivel nacional, manteniendo a cambio el pacto en Andalucía con nuevas condiciones de "regeneración democrática", o rompo el pacto actual, con bloqueo de los Presupuestos de la Comunidad andaluza para 2017 y de cualquier otra norma de rango legal, con apoyos a propuestas del PP y Podemos, con varias Comisiones de Investigación en el Parlamento, e incluso apoyando una moción de censura en el Parlamento andaluz presentada por el PP para provocar unas elecciones anticipadas?

Como andaluz sufridor del Régimen del PSOE-A, me encantaría que se rompiera el maldito pacto andaluz, medida que, por cierto, podría conseguir la recuperación de muchos votos a Ciudadanos en Andalucía. Sin embargo, y dado que sigo desempeñando mi rol maquiavélico, le aconsejaría a Rivera que actuara sin dobleces y con contundencia, y llamara urgentemente a la puerta de Susana para proponerle el acuerdo (abstención en la investidura, apoyo del acuerdo de Ciudadanos y PP durante toda la Legislatura, y mantenimiento del pacto en Andalucía con nuevas condiciones). Y ello especialmente por tres motivos.

El primero, de no hacerlo, quedaría en evidencia que Ciudadanos realmente no buscaba que se formara gobierno en España, sino que todo sería una farsa, lo cual debilitaría al partido; segundo, fortalecería la posición de Ciudadanos en Andalucía, aunque para ello tuviera que quitarse de encima a Juan Marín con patada hacia arriba, proponiendo su nombramiento, por ejemplo, para senador por Andalucía, con el "apoyo" de Susana Díaz; y tercero, sería el hundimiento definitivo de Pedro Sánchez y del PSOE -un adversario menos, cuyo espacio "socialdemócrata" podría ocupar- si logra esa abstención en el Congreso, aunque posiblemente también lo conseguiría si rompiera el pacto en Andalucía. Es decir, Ciudadanos siempre obtiene beneficios con el "susto o trato": es una apuesta ganadora.

El terror del PSOE-A a este posible proceder de Rivera se trasluce en las palabras manifestadas en la noticia publicada en El Confidencial por Agustín Rivera el pasado 19 de agosto, y que sigue manteniéndose: <<“No creo que haya comité extraordinario. La presión es para los pequeños grupos”, subraya a El Confidencial un diputado andaluz con varios ‘trienios’ de experiencia en el escaño del Congreso. “Ahora no es el momento de Susana, ahora es el momento de Pedro Sánchez. Susana no pinta nada en el proceso político en que estamos en estos momentos”, remarca a este diario.>>. Es evidente el intento de desviar la atención para que, ni por asomo, pueda ocurrírsele a Rivera celebrar el día de "Halloween". De hecho, el PSOE no hace más que repetir que la presión que recibe para abstenerse es del PP -no de Ciudadanos-, todo con tal de no mentar a la bicha.

La pregunta a realizar es: ¿tendrá Rivera los arrestos necesarios para forzar a Susana Díaz a tomar una u otra decisión? Y si Susana se negara a la abstención y eligiera "susto", ¿estaría dispuesto Rivera a romper el pacto en Andalucía? Tendría una clara justificación: su pacto con el PP a nivel nacional. Rivera y Díaz saben que el PSOE está agónico, que ya no se trata de susto o muerte para el partido, pues sólo queda elegir entre una muerte lenta o muerte súbita.

Además, con la actual política de Ciudadanos, apoyando constantemente en el Parlamento al PSOE andaluz y sus desmanes (de nuevo acaba de hacerlo), la pérdida de votos de Ciudadanos en la Comunidad andaluza será imparable. Y si Rivera no actuara tal como he descrito, también recibiría el castigo de sus expectantes seguidores.

Concluyendo, Rivera tiene la llave de la gobernabilidad de España. Susana es ahora, le guste o no, un títere en sus manos, y podría sacarla del escenario -también al PSOE- en cuanto decidiera actuar. Ella lo sabe, y de ahí su silencio: sus asesores la han ocultado entre bambalinas para no convertirla en la perfecta diana. Si yo fuera Rivera, lo tendría muy claro y apostaría a ganador:

- Susana, "trick-or-treat".



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4 comentarios:

  1. Acertado análisis; no en vano Maquiavelo escribió El Principe basándose en el primer gobierno que tuvimos: ¡poco hemos progresado los súbditos españoles desde Fernando el Católico! Sin embargo, Luis, habida cuenta de la caterva que Ciudadanos reclutó a toda prisa para rellenar su sección sureña y que tan felizmente ahora pisa moqueta en el parlamento andaluz, no sé yo hasta que punto Albertín Rivera podría presionar a la Sultana Diaz. Estos transfugas de cien partidos, reconvertidos en ciudadanitas, que por fin han asentado sus gordas posaderas en el buen sillón de cuero rojo que siempre anhelaron y les había negado su ausencia de escrúpulos y disciplina de partido... ¿acatarían las inconvenientes directrices de Barcelona? Fuertes dudas asolan mi alma en este sentido, especialmente con la andaluza de museo ilustre trabajandoselos cada día. Y eso que empezar a ejercer de oposición sería lo único que vendría a salvarles la cara, como bien dices. Pero se está tan fresquito en un despacho gubernamental andaluz, con su aire acondicionao... ahhhh, y con vistas a la basílica de la Macarena, ¡qué maravilla!

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    1. Gracias, Emilio!
      Visto lo visto, estoy de acuerdo contigo: no veo a Ciudadanos actuando por el bien de todos. Son más de lo mismo, buscando exclusivamente su rédito electoral. Otro partido más para hacer negocio de la política. Por eso de nuevo me abstendré en las terceras elecciones, y en las siguientes, y en las siguientes, y en... hasta que los españoles despierten de una vez de su letargo y se unan a la única acción -la abstención- que puede realmente transformar esta aberrante situación que nos tiene "atrapado en el tiempo". No se si llegaré a verlo...

      Saludos!

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  2. Profundo análisis de Luis y acertada reflexión de Emilio: Quién manda realmente en los ciudadanitas andaluces?

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