domingo, 30 de octubre de 2016

Delincuentes y parados potenciales


Artículo de Rafa G. García de Cosío


Ayer sábado iba en bicicleta por la calle, pensando mucho, como siempre, además de observar y oírlo todo. Al fondo venían dos jóvenes 'Asis', como llaman los alemanes a los 'asociales' o incívicos, reconocibles por cómo visten, cómo andan y lo alto que hablan. Es normal que este tipo de personas te diga algo sin conocerte. Eran un hombre y una mujer, y ésta me espetó: ''Te crees que hace sol?'' Yo llevaba gafas de sol por una razón, pero naturalmente evité responderle. Además, al ir en bici mi respuesta habría tenido lugar con mi espalda dando ya a mi interpeladora. 

De repente, me invadió toda una corriente de reflexiones, conectadas unas con otras, que comparto con ustedes:

No. No son gafas para el sol, imbécil. En los últimos días, en mi camino al trabajo, se me han metido un par de mosquitos en el ojo, de esos pequeños y húmedos que parecen esconderse bajo tu párpado, y son harto molestos. Llevo las gafas para protegerme de ellos. Pero a ti te da igual, no eres una persona compleja. De hecho, tienes toda la pinta de una de esas personas que se manifiestan con los Verdes por el cierre de las centrales nucleares y luego no valora el simple detalle de que alguien se mueva por la ciudad en bici. 

Joder, qué curiosa es la vida. Uno piensa que vive en un país sin gilipollas, y, en cierto modo es verdad que hay menos que en otros países. Pero uno estaba verdaderamente convencido de que no había gilipollas cuando no hablaba la lengua alemana. Ahora que la controlo, puedo entender el más mínimo detalle, pillar el sarcasmo, inmiscuirme en diálogos profundos y enterarme de las gracias de los demás. Cuando hablas idiomas, pareces ser más inteligente. Pero... un momento. Qué es la inteligencia realmente? Y qué es lo que diferencia a un inteligente de un listo?

La inteligencia tiene mucho que ver con la elegancia. Dios, ahora me estoy acordando de Elena, esa conocida de Madrid con la que perdí el contacto en 2009, que tenía un blog dedicado únicamente a la definición de la elegancia. Yo he llegado a la conclusión de que la elegancia es hacer, vestir o decir aquello que cuadra con la ocasión. Sin ser solo importante alcanzar un nivel concreto, sino también pasarse de frenada. Por ejemplo, no es elegante ir en bañador a un entierro. Pero tampoco con calcetines a la playa (y es algo que hago mucho, he de aceptarlo).

La inteligencia también es un concepto interesante y polémico, porque cualquiera hoy en día puede decir que otro es tonto y que solo él es inteligente. Creo que la mejor definición que puede haber de inteligencia es la siguiente: ''inteligente es cualquier acción que se aleje de los animales''. Me explico. Por ejemplo, hay que ver con qué facilidad los perros y los pájaros se arrebatan la comida. Trasladado al mundo de los humanos, estaríamos hablando de una expropiación. Moraleja: el comunismo es animal. El respeto a la propiedad es algo inteligente y humano. 


La inteligencia de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias es, probablemente, el político más listo de todo el Parlamento. No digo inteligente, porque no hay propuesta suya que no sea animal, teniendo en cuenta el estado de España y sus arcas públicas. Esta semana dijo en la cámara que había más delincuentes potenciales dentro que fuera. Curiosamente, los medios se pararon a analizar la palabra delincuente, pero no el adjetivo potencial. Es una palabra que aprendí en el colegio, lo recuerdo muy bien. Potencial o 'en potencia' no significa otra cosa que 'posible futuro'. Y esta es la clave. Que Iglesias fue muy listo para llamar a sus señorías (del PP me imagino, pues una vez quiso pactar con el PSOE) delincuentes potenciales porque se estaba refiriendo a los que pudiera haber en el futuro, sin que así le pudieran acusar de calumnias. El popular Rafael Hernando, en cambio, cometió el error de meterse con Podemos en un asunto archivado por la Justicia. Aunque la corrupción de la Justicia española da para tela de libros.

No entiendo tampoco muy bien al PSOE. Vamos, a lo mejor soy un flipado y no me he enterado muy bien de la película, pero el socialista Antonio Hernando y todo el PSOE han tenido la enorme oportunidad de dar voz en el pleno de esta semana a la importantísima noticia de que Rajoy se carga la reválida para contentar a los abstencionistas. Todo partido en Europa que acepta una coalición o apoya a un gobierno de otro color obtiene su botín. Y si en Alemania los socialistas impusieron a Merkel la aprobación de un salario mínimo de 8,5 € por hora, los socialistas españoles han conseguido, sin que nadie lo celebre, que no se haga nada con el fracaso escolar y los patéticos resultados PISA que ellos, con tanto esmero, han fomentado durante décadas.

Soy de la opinión de que la educación en España no tiene por qué mejorar con una Ley o varita mágica. Basta con que los estudiantes entren en la Universidad sabiendo cómo se monta una empresa, cómo se consigue capital o crédito, cómo lidiar con la burocracia y los impuestos, etc. Luis Escribano nos mostraba esta semana las largas colas de jóvenes en una tienda que regalaba maquillaje. Todo en horario lectivo. Dios santo! Y en el Congreso de los Diputados hablando de delincuentes potenciales. Lo que tiene España es un gravísimo problema de ninis y parados potenciales. Pero esos no importan para formar gobierno y trincar poder.


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