sábado, 19 de noviembre de 2016

La prensa está muerta


Artículo de Manu Ramos


Los medios de comunicación han demostrado con las elecciones de EEUU que son mucho menos de fiar de lo que muchos pensaban. El fracaso en las predicciones ante la realidad y la exposición que representa el escaparate estadounidense ha expuesto al resto de miembros de conocido falsamente como “cuarto poder”.

La pérdida de credibilidad

Aún andan los grandes medios como The New York Times (que es como El País americano) o la CNN, lamiéndose las heridas tras el batacazo. No sólo ha sido un fallo en las predicciones numéricas sino también el los análisis cualitativos. Análisis que siguen en la misma línea, sin poder asumir la realidad o por disimulo tras la evidencia del sesgo de la que han hecho gala. Aquí en Andalucía ahora intentan lavar la cara de la nueva jefa del Partido Regional de Andalucía (antes conocido como PSOE) en una burda maniobra propagandística que sólo pueden creer los muy cercanos a Susana Díaz. Desde luego, una persona que quiera estar informada no puede aceptar de primeras las informaciones de los grandes medios de comunicación.
En realidad no podemos aceptar de forma acrítica ninguna información, porque todas tienen prejuicios, pero los grandes popes de la socialdemocracia mundial han tenido carta blanca para dictar el pensamiento correcto y, además, burlarse del pensamiento que consideran incorrecto. La incorrección política ha sido, paradójicamente, lo que muchos estaban deseando en EEUU y, me atrevo a decir, este hito político va a marcar un precedente para un próximo ambiente más desinhibido. Más libre a la hora de pensar.
Lo cierto es que los ciudadanos demandamos información, cada vez más. Queremos contrastar ideas y queremos tener fuentes fiables. La credibilidad es muy difícil de conseguir pero se puede perder muy rápido: eso es lo que le ha pasado a los grandes grupos de comunicación. Ha sido algo paulatino, pero la manipulación contra el candidato Trump ha sido tan desaforada, que la realidad ha golpeado (yo diría incluso que de muerte) a los mass media. Los ciudadanos se están informando por otros sitios. Sitios como El Demócrata Liberal, sí señor. Medios que se van forjando una audiencia y que se van ganando, poco a poco, la credibilidad de los seguidores. Normalmente por la libertad y la responsabilidad que se toma antes las afirmaciones que se hacen. Es verdad que cualquiera puede escribir un artículo, pero conseguir muchos seguidores o responder ante las necesidades informativas de los ciudadanos, eso no lo puede hacer todo el mundo.

El contra-poder

Se viene diciendo que la prensa es el “cuarto poder”. Vale como gracieta, pero no es así. En la democracia los medios de comunicación son fundamentales porque necesitamos estar informados, pero eso no es tener poder. Lo de que “la información es poder” es también otro lugar común que no dice lo que en verdad se quiere decir. Si alguien tiene una información que puede coaccionar a otro, lo que tiene es el poder de coaccionar. Eso no es información, es secreto criminal. Si alguien tiene información antes que los demás para comprar ciertos terrenos que luego se van a recalificar al alza, eso no es información, es estafa al erario público.
La información es lo que circula, de forma libre y contrastable. Si se guarda en un cajón no es información, es secreto. La prensa ha jugado a guardar en el cajón muchas cosas y otros medios, no masivos, están sacando a la luz dicha información. Por eso por medio de canales alternativos está circulando mucha más actividad ciudadana que por los canales oficiales. La desconfianza de los grandes medios radica en que han dejado de informar y han pasado a las relaciones directas con el poder establecido. Han dejado de ser lo que de verdad es la prensa: no un “cuarto poder” sino un contra-poder.
Cuando se dice que sin prensa no hay democracia, se refiere a que los periodistas deben cuestionar al poder y ofrecer a los ciudadanos los elementos de juicio para valorar su apoyo y legitimación al poder. Si la prensa está asociada al poder mediante subvenciones, relaciones comerciales, personales, ideológicas... entonces se abandona la labor que se supone que defienden. Pero como existe siempre un anhelo de contrarrestar al poder, por el propio funcionamiento de las mentes que llegan a ser libres, siempre surgen en la Humanidad resquicios que aún mantienen la lucha contra el poder establecido. El conocido en inglés como “establishment”. Aquí en España le llamaron algunos “casta”, pero ya no le llaman así. ¿Por qué será?
La cuestión es que con el desarrollo de Internet se ha permitido que circulen de forma descontrolada por los estados, informaciones que los propios usuarios de la Red se han encargado de refrendar o atacar, según una propia ley tácita que se aplica pero no se escribe. En anhelo de encontrar algo real, algo que se corresponda con lo que ven sus propios ojos, ha llevado a muchos ciudadanos a fiarse más de quien mantiene una línea individual crítica y está expuesto ante los seguidores antes que seguir una cadena de noticias enlatadas por el periódico de turno que falla más que la escopetilla de la feria.
La imagen de la prensa actualmente es la de unos comunicadores acomodaticios, vulgares, burdos, manipulados y poco informados. Sin embargo, y a pesar de la cantidad de información basura que circula por Internet, es posible sacar datos contrastados y, precisamente por la labor profiláctica que tiene que hacer todo usuario de Internet, se está más precavido en la Red que ante la televisión, la radio o la prensa escrita.
Si necesitamos cuantificar el descrédito de los medios de masas lo podemos observar en el descenso de ventas, no ya de periódicos de papel (que puede ser por causa tecnológica) sino de visitas a dichos medios vendidos al poder en contraste con la subida y el incremento de consumo de medios alternativos.
Debemos estar atentos porque dichas corporaciones mediáticas (tanto privadas como estatales) van a defenderse y, en alianza con los gobiernos que todavía les dan de comer, tratarán de atacar a los competidores que le están ganando cada vez más batallas. Pero eso será su perdición porque en el momento en el que hablen de otros medios y les ataquen, les habrán reconocido como rivales y entonces veremos el final definitivo o una reconversión, una vuelta a los orígenes, de lo que nunca deberían haber dejado de ser: un contra-poder.


2 comentarios:

  1. Felicidades una vez más por tu clarividente exposición de lo que actualmente, en todo sentido, está sucediendo.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar