lunes, 10 de julio de 2017

Jesús Candel. Ecce Homo



   Artículo de Antonio Barreda


"Jesús removió la conciencia de toda una ciudad y movilizó, como nadie había hecho hasta ahora en Granada, a toda la sociedad en su conjunto"

"Jesús fue descubriendo que había toda una sociedad tocada por los desmandes de la Junta de Andalucía"

"Jesús ha hecho lo que nadie ha hecho nunca en Andalucía, cambiarle la voluntad al Gobierno de la Junta de Andalucía"


El pasado día 6 de julio Jesús publicaba una entrada en su Facebook donde empezaba diciendo: “El Susanato con sus amiguetes y estómagos agradecidos en "secretito" han pactado sacar después de verano la nueva ley que garantice las fusiones hospitalarias, las unidades de gestión clínica, la continuidad en privatización de servicios, los recortes y poder seguir con sus putas corruptelas…...”. El post, tras una serie de profundas reflexiones personales, indicaba que tras los últimos hechos acontecidos abandonaba. Y desde entonces su perfil guardó silencio. Un silencio que ha recorrido frío la columna vertebral de todos los que veían en Jesús a una persona que los defendía frente al sistema, a una persona que se alzaba para defender los derechos de sus pacientes frente al engendro de la fusión hospitalaria.


Jesús removió la conciencia de toda una ciudad y movilizó, como nadie había hecho hasta ahora en Granada, a toda la sociedad en su conjunto. Junto a él estaba el crisol que representaba Granada. No había derechas, ni izquierdas, solo había derechos. Y la bandera que levantó Jesús fue seguida por decenas de miles de familias de Granada que tomaron conciencia de que les quitaban parte de sus derechos sanitarios con la fusión hospitalaria. Las calles de Granada se llenaron de gargantas gritando que no querían lo que sus gestores políticos de la Junta habían diseñado para ellos, no querían una fusión hospitalaria que agravaba los problemas de los pacientes, de sus pacientes. Jesús alzó la voz y cientos de miles le siguieron porque empezaban a despertar del sueño inútil de dejarse administrar perdiendo derechos y sin oponer oposición. Habían seguido a la voz que gritó en silencio ¡basta!


Y la marea blanca que inició Jesús fue inundando las calles de Granada domingo tras domingo. Fue extendiéndose por Andalucía como una voz que levantaba conciencias, de que con las fusiones hospitalarias se perdían una parte fundamental de la atención sanitaria. Las ciudades andaluzas se levantaron y Jesús fue a Huelva para apoyarlos a todos. A concienciar que no estaban solos, que debían moverse por sus derechos, que debían hacer valer la calle. Y las calles se llenaron de gargantas gritando contra las fusiones hospitalarias. Gritando por sus derechos como gritaron aquel 4 de diciembre por su autonomía, movilizándose como se movilizaron en las urnas aquel 28 de febrero para su autonomía.


Desde entonces teníamos la gestión de la sanidad transferida. Se creó la RASSA y luego el SAS, se extendió la sanidad universal y los derechos de los pacientes. Pero a la vez se fue creando un régimen en Andalucía que se extendía desde la costa hasta las montañas, desde el Oeste al Este, implacable, impasible ante el sufrimiento de su propio pueblo, donde las consignas eran seguidas al pie de la letra por un inmenso ejército de adeptos al sistema. Pero las fusiones lesionaban derechos, las fusiones iban en contra de la gente. Y Jesús se levantó contra el sistema, contra los que habían diseñado un sistema de fusiones para recortar, para ahorrar a costa de todos nosotros. Jesús había demostrado que los recortes no son solo por parte de la derecha nacional, sino que en Andalucía también se recortaba. Y empezaron muchos a ver la cara oculta del sistema.

Otro de los problemas que dejó Jesús al descubierto era que el Parlamento de Andalucía no servía para nada. Que allí legislaban los partidos de espaldas a la sociedad y a todos y cada uno de los votantes. En esas tribunas nadie levantaba la voz contra la fusión hospitalaria, nadie daba respuestas a las preguntas que hacía el pueblo en las calles de Granada. Nadie quiso levantar la bandera de los derechos de los ciudadanos, nadie quiso unirse a la marea blanca para parar las fusiones hospitalarias. Y cuando tomaron conciencia de que en la calle estaba todo el pueblo de Granada se bajaron de los coches oficiales, salieron de los despachos y se levantaron de los sillones donde los había puesto el pueblo para buscar a ese nuevo mesías andaluz que era ya Jesús entre la multitud, para la foto oportuna en prensa. Para intentar tomar las riendas de lo que nadie había reivindicado en su nombre.

Jesús fue descubriendo que había toda una sociedad tocada por los desmandes de la Junta de Andalucía. Y lo fue contando en primera persona. Empezó a dar vida a los perseguidos, a los que eran bienaventurados. Encontró una sociedad asfixiada por 38 años de gobiernos absolutos. Encontró una sociedad en movimiento que esperaba que alguien la despertara. Y la marea blanca se fue expandiendo por toda la sociedad andaluza hasta ser una marea verde y blanca propia y profunda. Jesús empezó a realizar videos con los que llevaban años luchando en solitario, con los que sufrían los problemas del sistema, con los que querían denunciar al propio sistema.

Con nosotros creó la serie El Cortijo, donde exponíamos a todos los andaluces que quisieran vernos una autopsia al régimen andaluz. Un conjunto de datos irrefutables donde quedaba demostrado el desgobierno que ha habido en los últimos años en la Junta de Andalucía, y, sobre todo, como el partido gobernante durante los últimos 38 años había hecho con Andalucía y con los andaluces. Pero Jesús avanzó con otros cortijos como el de Canal Sur o contando los problemas sanitarios de los propios ciudadanos. No quería que nadie dejara de saber qué hacían y en nombre de quién lo hacían. Nadie debía de estar ausente. Jesús se convirtió en un historiador de la realidad de Andalucía, con una tesis doctoral de movilización en las calles de Granada.

Jesús ha hecho lo que nadie ha hecho nunca en Andalucía, cambiarle la voluntad al Gobierno de la Junta de Andalucía, romperle la espina dorsal de la gestión hospitalaria, dejar en evidencia que los planes de fusión atentaban contra los derechos de las personas. Además, consiguió la parálisis de las fusiones, la huida de los que fueron los pensadores de las fusiones, llevándose por delante primero a todo un Viceconsejero de Salud y a un gerente del SAS. Y luego su movimiento se ha llevado por delante al propio consejero de salud. Y todo esto es el producto de la lucha de un hombre que tenía al pueblo detrás en las redes y en la calle.

El último post de Jesús es una llamada a todos nosotros, es un grito para despertarnos la conciencia, para que no dejemos la calle ni la lucha por nuestros derechos. Que nadie nos quite derechos en nuestro propio nombre. Por eso Jesús no está solo, Jesús no grita solo, Jesús no asumirá solo la responsabilidad que le corresponde a todo un pueblo. Nosotros estamos con él, nosotros lucharemos junto a él, nosotros estaremos junto a él gritando por toda Andalucía Yeahhhhhhh.




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