domingo, 3 de septiembre de 2017

El buen separatismo


Artículo de Rafa G. García de Cosío



Hace unos días, una persona inteligente por la que siento admiración y respeto me advirtió que los separatistas no tenían por qué ser malos, y que cada uno puede defender sus intereses sin necesidad de ser un gilipollas (estábamos hablando de la manifestación antiterrorista de Barcelona convertida en encerrona a los españoles de fuera de Cataluña).

Le di muchas vueltas al asunto, que es complejo, y llegué a la conclusión de que no es posible ser separatista sin ser malo. O al menos, sin tener algún tipo de maldad dentro. No obstante, supongo que nadie está libre de estos resquicios de maldad en algunos momentos de su rutina. Pero este es otro debate. Con el separatismo, me refiero obviamente a una maldad mucho más grande y recalcable.

Para poder explicarles por qué el separatismo, y por ende los separatistas, me parece algo necesariamente malo, he tenido que recurrir a las definiciones de 'separatismo' y 'malo'. No creo necesario tener que reproducir aquí el significado de separatismo, pero sí de lo malo. Veamos lo que nos brinda la RAE:

1. adj. De valor negativo, falto de las cualidades que cabe atribuirle por su naturaleza, función o destino.
2. adj. Nocivo para la salud.
3. adj. Que se opone a la lógica o a la moral.
4. adj. De mala vida y comportamiento. U. t. c. s.
5. adj. enfermo (‖ que padece enfermedad).
6. adj. Que ofrece dificultad o resistencia para la acción significada por el infinitivo que sigue. Juan es malo DE contentar. Este argumento es malo DE entender.
7. adj. Desagradable, doloroso. ¡Qué malos vecinos! ¡Qué rato tan malo!
8. adj. Dicho de una cosa: Deteriorada o estropeada. El pescado está malo.
9. adj. Inhábil, torpe, especialmente en su profesión. Un dentista, un futbolista malo.
10. adj. desfavorable. Malos tiempos para la lírica.
11. adj. coloq. malvado.
12. adj. coloq. Dicho comúnmente de un muchacho: Travieso, inquieto, enredador.
13. mdiablo (‖ príncipe de los ángeles rebelados). EL malo.
14f. Malilla de los juegos de naipes.

Tengo que descartar muchas de estas definiciones, puesto que ni mi interlocutor ni yo nos referíamos, por ejemplo, a lo malo que pueda ser un separatista a la hora de cocinar o jugar al fútbol. Así que me quedo con las definiciones primera, tercera y séptima para defender mi posición: la seguridad de que, al menos en la Europa integrada en que hoy vivimos, todos los separatistas son necesariamente malos, entendido aquí el mal como lo ilógico, lo negativo y lo desagradable.

Conocen ustedes alguna separación en la Historia del mundo que no se haya hecho con sangre? Y aunque he prescindido de una definición de separatismo o separación, doy por hecho que saben que lo de Checoslovaquia en 1992 no fue una separación sino un divorcio de mutuo acuerdo. Corea del Norte, Alemania del Este, Sudán del Sur... incluso las naciones de América: acaso no se hicieron con sangre, prohibiendo durante muchos años la entrada de españoles hasta que, tiempo después, unas generaciones más abiertas y nostálgicas abrazaron a los inmigrantes europeos que abarrotaban aquellos barcos gallegos?

Hace algún tiempo les conté en este periódico la triste visita de unos separatistas catalanes que yo acababa de conocer sin saber que lo eran. Nada menos que en mi cumpleaños, uno de ellos se definió como 'independentista, no nacionalista', que es la manera más rápida de camuflar las vergüenzas de un separatista y de esconder el mal que le han inculcado.

Y por qué un separatista es malo, se preguntarán ustedes aún? Pues miren, por la misma razón que un segregacionista (sinónimo de separatista, pero utilizado para la raza) es considerado algo malo en prácticamente todo el Mundo. Puede haber segregacionistas buenos? De esos que separan a los blancos y negros en el autobús? Es posible que haya aún segregacionistas en el Sur de Estados Unidos que cocinen bien y acudan a todos los partidos de béisbol de sus hijos, pero oiga, buenos no pueden ser!

Cuando aquel separatista intentaba convencerme en mi cumpleaños de que era separatista porque estaba harto 'de los fachas como el Rey' (sic) o 'la corrupción en España' (sic), la triste impresión que me daba no se reducía tan solo a la ignorancia de semejante individuo ante la frenética corrupción en tierras catalanas también, sino sobre todo al despreciable ombliguismo de quien cree que solo los demás tienen legañas al despertarse. Que en Cataluña se mea colonia, oiga, y que en el estat espanyol huele a cuadra!

En cualquier caso, existen separatistas mucho más inteligentes. Son esos que creen ganar la batalla con los números porque saben que la lírica les hace perder. Son los que, dejando a un lado los llamados hechos diferenciales culturales, históricos o lingüísticos, se centran en las matemáticas. En concreto, en lo que Cataluña pierde económicamente con su pertenencia a España. Ahora bien, por qué en una Europa socialdemócrata unos territorios ricos iban a dar más pena que unos individuos ricos? Esto es material verdaderamente bueno para Iker Jiménez. Cómo es que vivimos en una sociedad en la que es tabú presentarse como rico que no paga impuestos, pero lo mismo no sucede con los territorios? Se imaginan a ustedes a Amancio Ortega saliendo en televisión y exigiendo el trato fiscal del País Vasco o una base imponible más justa para sus intereses? Nos sobran banderitas y nos falta más espíritu jacobino.

El separatismo y los separatistas son malos en cuanto a que se basan en lo ilógico, en algo profundamente negativo y desagradable. Hay que combatirlo.





1 comentario:

  1. el separatismo puede ser bueno, segun en que caso pèro los que hay en españa No lo son son solo mafias privilegiadas de ladrones y estafadores tiranos, apoyados por una horda de cobardes e inutiles parasitos publicos

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