jueves, 26 de octubre de 2017

La Guerra de Rajoy


Artículo de Federico Relimpio



Rajoy no está inactivo. No lo estuvo nunca. Simplemente tiene su propio plan. Que solo ahora comienza a manifestar algunos retazos. Posiblemente él, como muchos otros, esté de acuerdo con esta viñeta.



Creo que podemos sostener que, en esencia, el sistema político español es heredero de nuestra República, Guerra Civil y Postguerra, y – de modo muy esquemático – nos divide a los españoles en dos bandos de difícil entendimiento. Como decir: una gruesa línea roja nos separa. Podremos votar o no, pero nunca votar al contrario. Tema para otro post. Ahí lo dejo.

Proponer que, desde Tarradellas, pero sobre todo con Pujol, el cripto-independentismo catalán se sirvió de esta línea roja para conseguir manos libres en su territorio. Y, con ello, la posibilidad de construir una generación de catalanes catalanófonos y catalanistas. Lo que vemos. Esta es la tesis de muchos. Y también, probablemente, la de Rajoy y la de Rivera. Yo necesito hablar con más gente acerca de todo esto.

Del mismo modo, la tesis de muchos es que la ofensiva de Rajoy contra el Estatut se enmarcó en su acción de desgaste contra Zapatero en un “todo vale” que demuestra un talante oportunista y mediocre por parte del primero. La tesis alternativa es que el acoso legal al Estatut se enmarcó en una operación de calado y a largo plazo, dispuesta a romper con lo expresado en el párrafo precedente. Luego, vendrían la crisis y la incapacidad de Zapatero. En consecuencia, Rajoy al poder, a aplicar lo dicho en este párrafo. Y Mas, que entró al trapo. ¿Obligadamente? Lo dirá en sus memorias. Dependiendo de lo que pase este año, claro.

La tesis de muchos es que Rajoy lo deja pudrirse todo en una desidia propia de la talla del político grisáceo que es. La tesis alternativa es que todo ello estaba bien cavilado y es una política activa diseñada para llevar a los catalanistas moderados – en apariencia – al cabreo, y hacerse indepes – o a manifestar “lo que llevan dentro” -. Lo que vemos, vaya.

El objetivo de Rajoy: el que vemos. Echar a los moderados en apariencia en manos de los cupaires, y obligarles a cometer error tras error. Forzarles a enredarse en un referéndum ilegal, y que las denuncias por violencia policial se cuestionen internacionalmente como falsas o, al menos, como exageradas o no contrastadas. Confrontarlos con su falta absoluta de apoyo internacional – preparadas cuidadosamente las cancillerías por nuestra diplomacia -. O, al menos, falta de apoyo de nadie relevante.

Pero hay más. La tesis del que escribe es que esta situación estaba calculada para favorecer el vaciado empresarial de Cataluña. Y que la ausencia de diálogo es una estrategia deliberada para prolongar la situación. De este modo, se completará el vaciado empresarial: sedes fiscales, operativas y traslado de efectivos y cuadros. Se habla de elecciones catalanas en enero o primavera, pero no extrañaría que, en el tira y afloja, las tuviésemos pasado el verano.

Mientras tanto, obligadamente, veremos la calle catalana agitada, con una independencia declarada que nadie reconoce, y con unos hospitales y escuelas pagados por el Estat Espanyol. Y con unas fronteras y aeropuertos donde está izada la bandera española. Gente a los juzgados, salidas y entradas en prisión. Al ir a votar, al fin, Cataluña será otra. Castigo económico sin duda, y clases medias exhaustas. Ignoro lo que saldrá de ahí. Las elecciones las carga el diablo.

La tesis es que todo esto corresponde a una estrategia deliberada para debilitar a Cataluña y a sus clases dirigentes. Para empobrecerla y agotarla, y comprarla al fin como una acción devaluada. Y, con ello, mandar un mensaje claro para todo aquel lunático que tuviera en mente aventurarse por las mismas aguas, en España o en Europa. Y dejar la cuestión arreglada para una o dos generaciones. O, como indiqué en este blog, para siempre, si la demografía se impone, y, en cincuenta años, Cataluña se convierte en una única provincia alrededor de una gran Barcelona metropolitana, multilingüística y multicultural.

Y que esto tiene un paralelismo o precedente, siquiera lejano, aunque mucho más sangriento y canallesco. Es la acción dilatoria – en apariencia – con la que Franco se tomó la Guerra Civil – desesperando a Hitler o Mussolini – hasta asegurarse la aniquilación del rival – falto de todo apoyo exterior -. Y la víctima, entonces, también fue Cataluña, entre otras muchas. Aunque ahora las guerras se hacen de otros modos.



   

 

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