jueves, 25 de enero de 2018

Ni libertad ni privacidad


Artículo de Miguel Ángel García


En 1984 se estrenaba la película del mismo nombre basada en la novela de George Orwell, cuyo argumento, que todos conocen, nos ponía claramente en la pista de lo que era y sería en adelante, una de las maneras más burdas que existen en el mundo, de perder el ser humano su libertad. Esa misma libertad por la que se lucha en otros tantos frentes, pero que, a este de la intimidad y la ideología, parece ser que nadie le hace mucho caso.
En 1998, El show de Truman, nos regalaba otra entrega similar, teniendo en cuenta los adelantos técnicos y nuevas maneras de teledirigir conciencias, que, desde que Orwell escribiera su novela, el mundo había ido creando.

El pasado año, con El círculo, se nos muestra, con un grado extremo ya de sofisticación técnica, cómo ese “Gran Hermano” de Orwell, sigue existiendo y evidenciado en su más alta expresión, los modos, y, por ende, la manera de cercenar nuestra libertad colectiva e individualmente, que se ve seriamente dañada. Tan seriamente afectada, que yo me atrevería a decir a estas alturas, que ni la privacidad, ni la libertad de pensamiento, en 2018, existen como tal, sino que estamos sometidos de manera definitiva a los preceptos y procedimientos del Big Brother cuyo axioma era: “"La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza”.

Verdaderamente profético y esclarecido Orwell en aquella ficción que hoy día, es una realidad tan palpable y evidente, como la luz del día.





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