Razones para un cambio de Gobierno en Andalucía (II)

Artículo de Antonio Barreda

La crisis del 2008 significó un antes y un después para Andalucía. Los últimos años de Zapatero en el gobierno dilapidaron buena parte de la riqueza que desde los noventa  se iba generando en Andalucía. A ello contribuyó en gran medida los gobiernos de Chaves, de Griñán y hasta de Susana Díaz. La inauguración de lo que conocimos como recortes afectó a las clases medias como nunca antes nada les había afectado.

 

La crisis del ladrillo y el pufo de la banca pública que hubo que rescatar a escote entre todos los españoles (que aun no ha devuelto el dinero prestado) hizo que el país entrara en la peor crisis económica desde el reinado de Felipe II. Algo que nuestra clase política no supo ver o no quiso ver, dado que los dirigentes de las Cajas de Ahorro, principales beneficiarias del rescate bancario, estaban dirigidas por ex políticos, de uno u otro pelaje.

La llegada del PP de Rajoy al poder con una mayoría absoluta no presagiaba nada bueno para la clase media andaluza cuando aplicó la mayor agresión a los trabajadores con la reforma laboral, a lo que se unió unas políticas económicas regresivas aplicadas por la propia Junta de Andalucía que, además, no paraba de ejercer cada vez mayor presión fiscal sobre una población que llenaba de parados las calles. La elevada presión fiscal ahogó una economía que no terminó de despegar y que se hundió sobre los pobres cimientos sobre los que se asentaba.

Para describir la realidad de Andalucía, el paro terminaba en diciembre de 2006 en Andalucía con 477.784 parados registrados en las listas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). Un año más tarde, en diciembre de 2007 el paro subió hasta situarse en 510.817 parados. El entonces Presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves indicaba que “Andalucía alcanzará el pleno empleo en un plazo de entre 5 y 7 años”, entre 2013 y 2015.  Pronosticaba en una entrevista en la Cadena SER.

Tras los gobiernos del PSOE en la Junta de Andalucía al finalizar 2006 había en Andalucía 477.784 parados, mientras que en Julio de 2018 hay 784.293 parados. Existiendo entre estos años una diferencia de 306.509 parados más entre 2006 y Julio de 2018. El pleno empleo prometido por Chaves en 2007 era otro de los engaños más a los que había sometido el PSOE de Andalucía a su pueblo.

Otro de los datos que más llama la atención sobre el estancamiento de la riqueza de los andaluces y su empobrecimiento es el dato del PIB. El crecimiento de este dato era imparable desde la década de los 90. Así mientras en 1998 el PIB andaluz de situó en 71.381 millones de euros, el PIB per cápita se situaba en 9.900 euros por persona. 

Diez años después, en 2008 la cifra del PIB andaluz se situaba en 152.137 millones de euros – ¡duplicaba al de diez años atrás! -  mientras que el PIB per cápita de Andalucía en 2008 fue de 18.625 euros – prácticamente casi duplicaba al de 1998 -. Aún así, Andalucía se encontraba en 2008 en el puesto 18 de las Comunidades Autónomas en PIB per cápita, por lo que sus habitantes están, según este parámetro, entre los más pobres o al menos tienen un bajo nivel de vida en comparación a los de otras comunidades autónomas.

La llegada de la crisis hizo que el PIB andaluz bajara, marcando un mínimo en el año 2013 con 137.378 millones de euros, con un PIB per cápita de 16.379 euros. A partir de aquí hay un punto de inflexión y empieza a subir. Casi otros diez años después, Andalucía con los datos cerrados a diciembre de 2017 su PIB es de 155.213 millones de euros, lo que la sitúa como la 3ª economía de España por volumen de PIB. Pero en cuanto al PIB per cápita, que es un buen indicador de la calidad de vida, en Andalucía en 2017, fue de 18.470 euros, frente a los 25.000 euros de PIB per cápita en España. Se encuentra en el puesto 17 respecto al total de las Comunidades Autónomas. Es decir, que solo ha avanzado un puesto en diez años.

El pasado mes de julio un exaltado consejero Arellano indicaba a la prensa que el Producto Interior Bruto (PIB) de Andalucía acumula en los últimos tres años un crecimiento cercano al diez por ciento (9,7 por ciento) y cerrará el ejercicio 2018 en 166.000 millones de euros, “el PIB más alto de nuestra historia”. Pero a diferencia de Chaves, Arellano no nos puede engañar con que dentro de unos años se alcanzará el pleno empleo en la región

Se olvidaba, convenientemente, el consejero que el dato del PIB de 2017 respecto de casi el mismo PIB de 2008 nos habla de todo el hundimiento y el estancamiento que ha sufrido la economía de Andalucía estos diez últimos años hasta poder volver a recuperarse. Esto se ha traducido en los brutales recortes realizados por la Junta de Andalucía en la sanidad y en la educación, hasta situarnos en la peor comunidad autónoma. Pero aquí nos hemos dedicado a crear eslóganes como aquellos de “Andalucía Imparable” y la “Segunda Modernización de Andalucía” para enmascarar la cruda realidad en la que hemos vivido.

Y sobre todo, se olvida el consejero Arellano el hecho innegable que mientras la economía ha superado el nivel de PIB de 2008, el número de parados sigue siendo aun elevadísimo. Con lo que la economía se ha ido recuperando, pero no ha ido absorbiendo la mano de obra que expulsó del mercado laboral. O sea, que producimos más con menos manos de obra. Lo que nos indica que solo le ha ido bien a la parte empresarial en vez de a la clase trabajadora de la región y del país.

La estadística del INE muestra que, en 2017, la suma de todos los sueldos pagados en España –incluyendo las cotizaciones– ascendió a 550.272 millones, un 3,3% más. Sin embargo, el peso de los salarios en el conjunto de la economía cayó hasta el 47,3% del PIB, el menor nivel desde 1989. Dicho de otra forma, la parte de la riqueza del país que se destina a pagar nóminas se sitúa en el ¡porcentaje más bajo de los últimos 30 años!.

En cuanto a los recortes producidos por el estancamiento de la economía andaluza en los años de la crisis, la Junta de Andalucía ha recortado en sanidad mil millones de euros desde 2010 a 2016. Aun así, Andalucía no aparece nunca en las estadísticas y noticias de los recortes sanitarios ni sociales, y todo ello por una muy buena campaña de publicidad y marketing del PSOE y de la Junta de Andalucía que ha conseguido traspasarle al ciudadano que todos los recortes han sido culpa del gobierno central y que la Junta no ha recortado.

Por otro lado, mientras nos tomaban el pelo con aquello de los brotes verdes, las tijeras de los recortes se dedicaron a empobrecernos a todos. Lo primero que hizo Rajoy nada más llegar al poder fue una subida de impuestos – en campaña había prometido bajarlos – y pedir un rescate a Bruselas para la banca pública que ha resultado absolutamente ruinoso para el país y para el ciudadano.

El Banco de España cuantificaba las aportaciones públicas a través del Fondo Estatal de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en 54.353 millones de euros. De ellos, sólo considera recuperados 4.477 millones, lo que representa un 8,2% y calcula que el Estado podrá recobrar otros 9.798 millones cuando venda las participaciones en la nueva Bankia que incluye Banco Mare Nostrum. En total, el Banco de España prevé recuperar 14.948 millones y da por perdidos los 40.000 millones restantes. En esta última cifra destacan los 12.052 millones definitivamente perdidos en Catalunya Caixa y los más de 9.000 millones irrecuperables en las cajas gallegas.

Pero aquí no queda la cosa, porque los 54.353 millones mencionados por el Banco de España no es toda la factura del rescate que puede tener impacto en las cuentas del Estado. El organismo no tiene en cuenta, por ejemplo, el riesgo contraído en el llamado banco malo Sareb, que supera los 40.000 millones de euros, una cifra descomunal si la comparamos con que el presupuesto de la Junta para 2018 asciende a 34.759,5 millones de euros.

En cambio, la banca española  desde 2008, ha suscrito en torno al 20% de las emisiones realizadas por el Tesoro Público. Gracias a ello, se ha embolsado alrededor de 50.000 millones de euros en concepto de intereses durante los últimos diez años. Una cifra superior al coste del rescate bancario reconocido por el Gobierno.

Además, la deuda pública española creció exponencialmente por la incapacidad de las administraciones públicas de cubrir sus gastos con los ingresos que se generaban. Esta compra de deuda del estado ha estado amparada por el Banco Central Europeo como una de las salidas a la crisis financiera, pero los intereses que generan van a lastrar la economía para varias generaciones. Una cifra exponencial que hay que devolver. Y ese será uno de los próximos peligros al que nos enfrentamos inminentemente.

La deuda pública española se ha disparado a raíz de la crisis económica, hasta casi llegar al 100% del Producto Interior Bruto (PIB). De 439.000 millones de euros contabilizados en 2008 ha pasado a más de 1.162.946 millones de euros al final del segundo trimestre de 2018. Esta cifra supone que la deuda alcanzó el 98,8% del PIB de España. A estos datos los complementamos indicando que en 2008 la deuda per cápita era de 9.511 euros, mientras que al segundo trimestre de 2018 esta deuda se acercaba ya a los 25.000 euros per cápita.

Todo esto es lo que hay que contarle a los andaluces, que su futuro está estancado, que los parados mayores de 40 años que se crearon desde 2008 van a tener muy difícil su entrada en el mercado laboral, y lo que es peor, que no van a tener asegurada una pensión digna para su jubilación. Que por primera vez los hijos de los trabajadores cobrarán menos que sus padres, un hecho insólito en la historia, y rotando, además, en contratos basura. Que muchas familias están condenadas a la pobreza con este sistema, y que los recortes son producto de las malas políticas económicas aplicadas por los responsables políticos regionales y nacionales estos últimos diez años.