jueves, 19 de febrero de 2015

"PERdónenme" ustedes. Breve noticia sobre la Andalucía alemana.

Rafa G. García de Cosío

Leo esta semana en un diario que los jornaleros se están impacientando por los retrasos del Gobierno central en la reducción de los jornales necesarios para acceder a la ayuda del Plan de Empleo Rural (PER), que adopta un nombre distinto cada pocos
años como si de los planes quinquenales de Lenin se tratara. Este tipo de noticias, el problema que tienen, es que contienen una dosis emocional -la pobreza del campo- que hace muy difícil cualquier diagnóstico racional de la situación económica que hay en Andalucía. Ya saben aquella expresión de Larra: ''Lo exclamo con la filosofía de un hombre que no ha cenado...''.

No voy a hablar del fracaso que ha supuesto el PER en Andalucía en las últimas décadas, ni de los clientes que la Junta se ha granjeado, por otra parte, con este plan de subsidios para permanecer en el poder tantos años. Esto, el lector, cabe suponer que ya lo conoce. Voy a hablarles de la región de Baden-Württemberg, en Alemania, una tierra que en 1945 estaba en ruinas e invadida por el hambre, cuya economía sólo contaba con la agricultura y que con las décadas se ha convertido en el Land -la comunidad autónoma de allí- más próspero del país con permiso de Baviera. Probablemente sea Baden-Württemberg el Land que más se parezca a Andalucía. O mejor dicho, la región en la que Andalucía se podría haber convertido si hubiese querido.

Digo que es la que más se parece por varias razones: al encontrarse al sur, lindando con Francia, este Estado presume de tener el mejor clima de toda Alemania, con tierras llanas y fértiles. El resto de los alemanes suele hacer chascarrillos de esta región porque, al igual que los andaluces, se dice que hay un acento especial, el 'suabo' (de Suabia), que les distingue. Es verdad que Baden-Württemberg, a diferencia de Andalucía, no tiene playa ni montaña, con lo que eso significa para el turismo. Tampoco tiene unas ciudades 'apetecibles' de visitar por motivos arquitectónicos, porque, como en toda Alemania, sus poblaciones fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial y se tuvo que empezar desde cero. No es que no haya pueblecitos maravillosos o edificios emblemáticos. Claro que los hay. El municipio de Schwäbisch-Hall es un buen ejemplo. Pero el turista que se pasea por las calles de Stuttgart, la capital política de la región, sabe, como en la mayoría de las grandes ciudades, que todo lo que le rodea es un poco falso porque fue reconstruido no hace mucho.

¿Cómo es posible que sucediera este milagro económico en una de las regiones más insignificantes de Europa hace apenas siete décadas? Las explicaciones habrá que encontrarlas en la misma estructura política de Alemania, que es parecida a la española por estar partida en 16 Länder. A diferencia de nuestro país, las autonomías alemanas trabajan juntas para favorecer la inversión y la creación de riqueza, esa palabra tabú en la piel de toro. No hace falta hablar del nivel de corrupción, pues de este tema ya ha hablado Manolo Millón en otro artículo. Pero lo fundamental es que Baden-Württemberg es actualmente la región de Alemania que da cobijo a las sedes y fábricas de empresas multinacionales como Bosch, Mercedes-Benz, Audi, Lidl o Würth, por nombrar algunas que se conozcan en España. Como dijo el ex-presidente del gobierno regional de Baden-Württemberg en 2011, Stefan Mappus, ''Si fuéramos un Estado independiente, seríamos la octava potencia económica en Europa''. Por cierto, sorprende esa condición humana que tiene por regla la exaltación del regionalismo cuando se es poderoso económicamente, da igual el país.

Pero que nadie se piense con esta última frase que el partido que ha gobernado desde los tiempos de la posguerra hasta 2011 (sí, casi 60 años ininterrumpidos) ha sido un partido independentista. El partido que ha llevado a Baden-Württemberg a tener la tasa de desempleo más baja y los salarios más altos de toda Alemania es la CDU, el partido de Merkel. En 2011, el partido perdió las elecciones frente a una coalición de verdes y socialdemócratas (sí, en Alemania los verdes pueden llegar a ganar el gobierno de una región, y hasta gobernar en la nación, como en los años 1998-2005). La razón de la derrota es el proyecto Stuttgart-21, que se refiere al soterramiento de las obras de la estación principal de la capital. ¿Se imaginan ustedes la ciudad de Madrid votando a los verdes por el soterramiento de la M-30 por parte de Gallardón? Se me hace imposible, dado que conozco tan bien al pueblo español como al alemán y puedo asegurar que el alemán es más dúctil (que no borreguil) a la hora de votar. El caso es que la victoria de los verdes y socialdemócratas no ha llevado a la ruina a la región, sino todo lo contrario: el Land avanza. El gobierno, presidido por el verdeWinfried Kretschmann y vicepresidido por el socialdemócrata Nils Schmid, no parece estar amenazado por la CDU, porque, a diferencia de nuestra Andalucía, en Alemania la izquierda es capaz de presentar y aprobar los presupuestos sin deuda para el año siguiente. De hecho, desde la hecatombe de los liberales de la FDP en 2009 (sí, en Alemania hay un partido liberal), los verdes han adoptado partes de su programa, adaptándose, y no apalancándose, a las demandas del ciudadano.

Los socialdemócratas alemanes son tan nobles que incluso un miembro del SPD ha llegado a afirmar sobre el partido de Merkel que ''la CDU tiene la llave maestra de la competencia económica de nacimiento''. Esto sería impensable en nuestra Andalucía, pero mucho menos lo que llegó a decir el secretario del sindicato de la Metalúrgica, Stefan Wolf: ''Veo en una coalición de CDU y Verdes como una opción racional, una coalición así me la puedo imaginar muy bien en Baden-Württemberg''. Huelga decir que la CDU, al contrario que el PP andaluz, ha elegido a su candidato para 2016 por medio de primarias: el político Guido Wolf logró imponerse en diciembre a su rival Thomas Strobl.

Democracia, raciocinio y cultura son las tres claves del éxito de Baden-Württemberg. En Andalucía hemos carecido de las tres en las últimas tres décadas. Se nos prometió ser la California de Europa, y resulta que hace tiempo nos ganó una región que ni siquiera tiene playa.


Rafa G. García de Cosío

http://falethinkings.blogspot.de/

2 comentarios:

  1. Y los resultados de la tasa de paro ahí están. Pasando por una mala racha económica, Baden Württemberg tiene hoy la alta tasa de paro de 4,2%. Alta, para lo que es Baden Württemberg.

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  2. Hay quienes piensan que esa cosa del PER va asociada a la agricultura, pero nada más incierto.
    El PER ha servido para construir cientos de rotondas, sembrar cientos de palmeras, acerar cientos de paseos, construir cientos de carriles bici, y hasta para barrer las calles cuando sabemos que no hay ayuntamiento sin servicio de limpieza. Y seguro, que para adecentar más de un despacho.
    Pero la cosa va más allá. No hay rotonda, acerado, carril bici, ni limpieza que haya costado menos de lo que hubiese costado si esas obras o servicios hubiesen sido concursadas como corresponde.
    El PER, solo ha servido en Andalucía para satisfacer el servilismo y el inmovilismo social, además de haber enriquecido a montones de proveedores que si bien al final se vieron perjudicados por la crisis y sus dineros fueron desviados a otros menesteres, terminaron callando porque saben que en realidad esos dineros les venían regalados.
    Tuve ocasión de discutir con un concejal las inconveniencias del PER, y le planteé que lo correcto tendría que ser que aunque esos dineros se usasen para mejorar un pueblo. No debería ser el ayuntamiento quien las gestionase. Deberían salir a subasta y acogerse al régimen de contratación normal.
    Me explico.
    Las frases más habituales de los trabajadores, encargados, técnicos y funcionarios de esas obras, no era otra que… "Déjate ir!!!, ¿a dónde vas tan rápido?, Aquí tenemos que comer unos pocos. O Quillo!!!, ¿que te crees que te van a hacer fijo?.
    Yo entendía que quizás lo correcto hubiese sido que esos dineros del PER, y esas obras o servicios, deberían haberse concursado a la mejor oferta, poniendo como condición que un porcentaje de los trabajadores, digamos un 25% tendrían que ser de las lista de parados del inem. Eso daría al trabajador la oportunidad de darse a conocer a empresas privadas por su disposición a trabajar y su valía profesional o sus cualidades hasta el punto de que esas empresas contarían con ellos llegado el momento. De modo que pasarían a formar parte de ese 75 %. Pero incluso hubiera sido posible realizar al mismo coste, muchas más obra y servicios.
    Pero aquí nos encontramos con que la mentalidad alemana y la andaluza no son ni tan siquiera comparables. Los andaluces han sido educados en el convencimiento de que tienen derechos adquiridos que otros han de pagar, y sus políticos en el convencimiento de que si levantan una tierra o se quedan sin pobres, se la quitaran. Yo lo llamo la generación pesoista.
    La realidad es que entre unos y otros la casa está sin barrer, los churretes no nos dejan ver el televisor, y además pasamos hambre. Eso sí, diversificaremos nuestro voto hacia un montón de partidos a los que obligaremos a convivir para que puedan gobernar. Cada uno luchará por sus intereses que no serán otros que quitarle el poder a sus socios y los andaluces seguiremos teniendo lo que nos merecemos. Paro, Hambre, una pésima educación, un sistema sanitario de pena y un montón de vividores haciéndonos creer que las culpas son de otros.
    Mi opinión??? El voto útil. El voto practico. El voto conocido. Y hasta donde sé, la derecha cada vez que ha gobernado ha cogido el país en penumbra y lo ha dejado iluminado. No creo que pase nada por darle cuatro años para que demuestren lo que valen. Al fin y al cabo una frase común en nuestra tierra es aquella de “pá poca ropa ninguna”.

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