miércoles, 9 de agosto de 2017

Sanidad: los datos no engañan


Artículo de Luis Escribano


Jesús Candel –Spiriman- forma parte ya de la Historia de Andalucía y, muy especialmente, de Granada

El incremento de las reclamaciones en el ámbito sanitario evidencia que los usuarios del SSPA no han percibido esas “prodigiosas” mejoras que iban a producir las fusiones hospitalarias

Los buenos profesionales sanitarios son los que realmente mantienen vivo el SSPA


En Andalucía, la Sanidad pública se ha convertido en la protagonista de muchas de las tertulias ciudadanas y mediáticas, así como de las redes sociales. No hay día en el que los medios de comunicación no publiquen alguna noticia relacionada con ella. Y si hay que agradecerle a alguien que los ciudadanos hayan abierto los ojos ante la gravedad de lo que está ocurriendo en esta tierra sureña y que, al unísono, hayan puesto el grito en el cielo susanista,  sin duda se lo debemos a Spiriman, el médico granadino Jesús Candel. Esta extraordinaria persona ya forma parte de la Historia de Andalucía y, muy especialmente, de Granada. ¡Gracias, Jesús!

No obstante, dice la Providencia andaluza, Susana Díaz, que nuestra Sanidad es la “joya de la corona” y un ejemplo a seguir. Y efectivamente, debe serlo en el “reino socialista”, pero sólo en lo que respecta a los negocios de unos cuantos, a los estómagos agradecidos y a los útiles al régimen, algunos de los cuales, según la Cámara de Cuentas, encima cobran más de lo previsto legalmente.

Si se evaluara la gestión realizada por el grueso de “angelitos” que revolotean y dan coba a la Providencia andaluza, con arreglo a los principios de buena administración, coordinación, lealtad institucional, buena fe, confianza legítima, transparencia, colaboración y cooperación en su relación con otras Administraciones Públicas, eficiencia en su actuación y control de los resultados, programación de sus objetivos, coordinación y planificación de la actividad, racionalidad organizativa, racionalización  y agilidad de los procedimientos, imparcialidad, no discriminación, proximidad a la ciudadanía y responsabilidad por la gestión pública, mucho me temo que, más que la “joya de la corona”, la Sanidad pública del “reino socialista” resultaría una simple baratija de mercadillo.

Pero, obviamente, de este sombrío escenario deben salvarse los buenos profesionales sanitarios, que son los que realmente mantienen vivo el sistema sanitario andaluz, aunque quizá algunos todavía no se han dado cuenta de la trascendencia de lo que está ocurriendo. Y es que, política y asistencia sanitaria, no sólo no son miscibles, sino que emulsionan terriblemente mal en Andalucía.

Los seductores cantos de alabanzas a la sanidad andaluza de los querubines del “cielo susanista” tienen cada vez menos recorrido entre los ciudadanos, pues a la luz de los datos que una y otra vez ofrecemos sin cuartel, las angelicales voces de esos seres se tornan en hirientes alaridos que, en su agonía, se descomponen ante las evidencias.

Y hablando de datos, como muestra del estado y situación real de la gestión de la Sanidad andaluza, es decir, de la baratija del reino socialista, qué mejor botón que utilizar los propios datos facilitados por la Junta de Andalucía. ¡Zas, en toda la boca!

Para ello, utilizaré las reclamaciones presentadas por los usuarios del SSPA (Sistema Sanitario Público Andaluz), datos que pueden encontrarse publicados en la web de la Consejería de Hacienda y Administración Pública...sí, sí, la que ahora dirige María Jesús Montero, ex-Consejera de Salud, la que tantos datos oculta sobre la Junta de Andalucía, como he ido mostrando en anteriores artículos y seguiré demostrando en posteriores artículos y vídeos.

Los datos que se ofrecen a continuación proceden de la Memoria 2013-2014 y del Informe 2015-2016 de la Inspección General de Servicios de la Consejería de Hacienda y Administración Pública.

De acuerdo con lo dispuesto en el Decreto 262/1988, de 2 de agosto, por el que se establece el Libro de Sugerencias y Reclamaciones de la Junta de Andalucía, corresponde a la Inspección General de Servicios el control de las reclamaciones que se formalicen a través del Libro de Sugerencias y Reclamaciones que los Registros Oficiales y las Unidades de Atención al Público tienen a disposición de los ciudadanos que se relacionen con las Consejerías, Agencias Administrativas y demás Organismos públicos de la Junta de Andalucía. Igualmente, las reclamaciones pueden presentarse de forma telemática.

Conforme a la citada Memoria e Informe, los números de reclamaciones presentadas desde 2013 hasta 2016 en el ámbito sanitario, así como los porcentaje que representan sobre el total (sanitarias más no sanitarias), son los siguientes:


Al final del artículo les dejo con las tablas completas publicadas, con los datos de las reclamaciones presentadas por provincias y porcentajes sobre los totales.

Ni la Memoria ni el Informe de la Inspección General aclaran si están incluidas las reclamaciones presentadas en las Agencias y Empresas públicas sanitarias. No obstante, sólo con estos números, es evidente que algo no funciona bien en la gestión de la Sanidad pública andaluza.

Los gestores y profesionales que estaban a favor de las fusiones hospitalarias justificaron las mismas en la mejora que supondría para la asistencia sanitaria. Sin embargo, el número de reclamaciones ha ido creciendo cada año, a pesar de que la natalidad y el censo de población ha ido bajando en Andalucía desde 2013 a 2016. Sólo con este dato del incremento de las reclamaciones queda en evidencia que los usuarios del SSPA no han percibido esas “prodigiosas” mejoras que iban a producir las fusiones hospitalarias, junto a los nuevos centros sanitarios inaugurados y la idílica gestión de los recursos materiales y humanos.

Cualquier experto en materia de calidad de los servicios (según tengo entendido, en el SSPA hay muchos con unos currículos de vértigo) sabe que la evolución de este indicador de las reclamaciones está alertando de que algo no funciona. Pero no se preocupen ustedes: para justificarlo, quizá los gestores del SSPA nos acusen a los andaluces de quejarnos por vicio y no porque realmente hayan existido problemas. O quizá la culpa la dirijan al Gobierno de la nación, aunque la competencia exclusiva en la prestación de la asistencia sanitaria la tenga la Junta de Andalucía. Pero ustedes y yo sabemos que esas y otras evasivas ya no nos sirven. ¡Que busquen a otros tontos útiles, porque los andaluces hemos aprendido bien la lección! No queremos más gestores inútiles ni más listillos útiles al régimen.

Y volviendo a los datos, los principales motivos de las reclamaciones presentadas en el ámbito sanitario, de acuerdo con los criterios de catalogación utilizados por el Servicio Andaluz de Salud, sólo se han publicado para el año 2014. ¿Por qué la Consejería de Hacienda, que actualmente dirige la ex-consejera de Salud, oculta ese dato para el resto de años? ¿Qué revelarán los mismos? ¿Acaso evidencian el fracaso de las fusiones hospitalarias, de su propia gestión y la de su equipo de querubines en la Consejería de Salud y en su brazo armado, el Servicio Andaluz de Salud?

A continuación se muestra la gráfica con los motivos principales de dichas reclamaciones, aunque sólo del año 2014:


Dado que este dato es muy revelador sobre el funcionamiento del SSPA, a todos ustedes les aconsejo que no dejen nunca de presentar la correspondiente reclamación cuando por algún motivo perciban que, en la asistencia recibida, algo no ha ido bien: lista de espera, atención telefónica, demora en la asistencia, trámites administrativos, calidad asistencial, y demás posibles motivos, pues con el conjunto de las reclamaciones obtendremos una fotografía más aproximada a la realidad de la asistencia sanitaria que recibimos los andaluces, que nada tiene que ver con la que venden desde el régimen.

No sé ustedes, pero como andaluz exijo tener unos servicios públicos dignos de la Champions, y no servicios de “tercera división”. Con los impuestos que pagamos los contribuyentes, tanto directos como indirectos, más las diversas tasas y cánones que nos clavan, no debemos pedir menos. ¡Exíjanlo! ¡¡Nos merecemos una Andalucía con servicios gourmets!! En ello nos va nuestra salud y nuestro futuro.

Y, para terminar, como diría mi amigo Jesús.....¡¡Yeaaah!!




TABLAS








4 comentarios:

  1. Y esto sin tener en cuenta aquellos profesionales que se han visto sancionados o amenazados de sanción por "invitar a poner una reclamación"

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  2. Si miráis las cifras totales, Cádiz 2013 2º puesto tras Sevilla, 14 igual pero más cerca, 15 primer puesto a poca distancia de Sevilla y 16 primer puesto a miles de reclamaciones. Todo esto con menos población. ¿Por qué? ¿Quizás por ser el invernadero de ideas de "Gestión" y donde las aplican primero?¿O a causa de los dirigentes locales menos aptos o más "complacientes"? ¿ U otra causa?

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  3. Y es más, la gente haría más reclamaciones si supiesen que sirven para algo, quiero decir que ven solucionado su problema, pero como dice el dicho nadie tira piedras en su propio tejado por lo que una reclamación hecha a la administración nunca va a ser objeto de sanción por ella misma.

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  4. Que verguenza, no se si es mejor no saber nada o estar informado

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