domingo, 6 de mayo de 2018

Países sin problemas, países con pocos problemas y España


Artículo de Rafa G. García de Cosío



Esta semana, en el descanso del Real Madrid - Bayern, vi el sumario del telediario. Es normal en Alemania que muestren un miniprograma de noticias en los 15 minutos de descanso de un partido. La primera y principal noticia fue sobre la disputa comercial en torno al acero entre Estados Unidos y Europa. Como era día festivo, el telediario sacó lo que en jerga periodística se llama canutazo de un político portavoz llamado Peter Altmeier, ministro de Agricultura del partido de Merkel. Este hombretón calvo, afable y con un labio llamativo se dirigía a los medios con camisa rosa y chaqueta azul abierta, en modo distendido, para criticar las medidas de Donald Trump y aseverar que el Mundo no necesita más barreras al comercio, sino menos. El comentario es de lo más esperable en un país cuya economía tanto depende del acero, y en donde la prioridad reside en intentar solucionar un problema -o al menos reducir al máximo su alcance- en vez de crear otros, para así acabar siendo un país con pocos problemas.

El caso es que no acabo de acostumbrarme a que en la política alemana se debatan siempre cosas tan importantes; quizá aburridas para la mayoría, pero importantes al fin y al cabo. Como español, en realidad gozo con el hecho de que un país se tome tan en serio su futuro y no tenga tiempo para tonterías en las noticias. Podríamos decir que el tema de actualidad mundial, las guerras comerciales de Trump con el resto del planeta, entra dentro de lo que consideraríamos como típico problema a resolver por uno o varios países. Así, Alemania sería el típico caso de un país con pocos problemas. Nada que ver con España, donde los problemas se amontonan como trastos en un desván al que habría que haberle metido mano hace años, y donde lamentablemente problemas propios solo de nuestro país ganan terreno a otros muchos problemas comunes que acaban siendo casi ignorados.

Australia, en las antípodas de España en cuanto a problemas

Pero aparte de países como Alemania y España, existen países enormemente aburridos como Australia. Este es el clásico ejemplo de un país donde apenas sucede nada, un país sin problemas. Y con Australia me refiero al continente, incluyendo Nueva Zelanda y las islas del Pacífico. Aún guardo en casa la portada de un número del New Zealand Herald que compré durante mi etapa en Auckland en donde se veía a la madre de un empresario más o menos conocido sosteniendo a un bebé en brazos, con el titular de que la abuela en cuestión se había caído por las escaleras de casa el día anterior. Traten de imaginarse una noticia así en El País: la hija de Amancio Ortega se cae por las escaleras con un bebé en brazos. Y ahora imagínense leer noticias así durante más de un año. Australia y Nueva Zelanda son, en resumen, países con tan pocos problemas que todo se reduce a sacar noticias de vandalismo, sea éste perpetrado por canguros, didélfidos o los mismos habitantes australianos.

Para un guión de cine

Pero España, ya lo decía el eslogan, es muy diferente. España es un país con problemas graves, a los que se les suman problemas mucho más graves, que a la vez son tapados por problemas más graves aún que, de un momento a otro, serán de nuevo superados. Y lo que da vértigo es pensar que, cuando aún estamos boquiabiertos por la gravedad de un asunto, se nos aparece otro peor, con lo que no es posible tener un momento de optimismo ni descanso para analizar. Quizá es el análisis de nuestro país cosa ya para los científicos o para los extraterrestres. En qué otro país del Mundo, o en qué serie de Netflix acaso, han visto ustedes a un juez emitiendo una orden de detención contra un político golpista y ésta siendo rechazada por un país amigo, con el resultado de los medios de comunicación del primer país y su gobierno comprendiendo y justificando la reacción del supuesto país amigo; en qué país del Mundo o en qué película de Hollywood han visto ustedes que, en esas mismas semanas en las que algo así ocurría, el fiscal general del Estado primero y una semana después el fiscal jefe de Cataluña murieran sin haber antes noticias sobre un mal estado de salud; cuándo y dónde han visto ustedes al ministro de Finanzas o Hacienda del país de marras desmentir a un juez (el mismo al que le han hecho la cobra con la orden de detención) sobre la malversación de fondos en la región sublevada contra el Gobierno legítimo; y por último, en qué guión de los hermanos Cohen han visto ustedes al ministro de Justicia del país en cuestión criticando públicamente a un juez y dudando de su cordura tras una sentencia de abuso sexual redactada tras la interpretación de la Ley?

El día de la marmETA

Porque a esto me refería antes: a que el asunto de 'La Manada' ha solapado al gravísimo problema del golpe en Cataluña, aún sin resolver y con sus actores libres por Europa; y la falsa disolución de ETA, anunciada por enésima vez (de verdad que nadie habla de este día de la marmota, o marmETA?), ha solapado a su vez el asunto de la Manada y las declaraciones del juez; y quién sabe qué noticia rocambolesca solapará la falsa disolución de ETA la semana que viene.

Para ser un país normal que se ocupe de sus problemas normales (paro, corrupción, escasez de agua, criminalidad, etc), primero hay que evitar que suceda lo que ocurre en España. Podríamos empezar con un Gobierno que no fuera el prestidigitador de todos los problemas.




1 comentario:

  1. Magnífica visión de la dinámica social española. No son pequeños condicionantes la falta de mayorías absolutas y que en lugares como Cataluña y el País Vasco, ahora también Navarra, los partidos "españoles" anden casi desaparecidos

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