Artículo de Jonás Gámez
La situación cada vez más insostenible del culebrón catalán
y los continuos casos de corrupción que salen a la luz, hacen pensar con más
ahínco que la solución no debe pasar por el inmovilismo, sino por un nuevo
marco jurídico con el que se levante las alfombras y se abran las ventanas. Si
además tenemos en cuenta que la solución de los problemas de España está en
manos de los punkis, los comunistas y los radicales, entonces la reforma parece
apremiante.